Fue el asesinato de una niña de dos años a manos de su padre el que hizo que la sociedad portuguesa se plantara ante los crímenes machistas. El 5 de febrero, Pedro Henriques asesinó a su suegra y a su hija de dos años y se suicidó. Su expareja y madre de su hija le había denunciado por malos tratos antes, pero retiró la denuncia y el caso fue archivado. Cuando el doble asesinato salió a la luz, la sociedad portuguesa se echó a la calle para protestar en contra de la violencia machista que, sólo en lo que va de año, ha matado a 11 mujeres y esta niña de dos años.

"La sociedad portuguesa está cada vez más concienciada sobre la violencia contra las mujeres y luego el hecho de que una de las víctimas fuese una niña tan pequeña hizo que el impacto fuese más grande", cuenta Daniel Cotrim, responsable de violencia de género de la Asociación Portuguesa de Apoyo a la Víctima.

Ahora, el Gobierno ha decidido decretar un día de luto nacional para concienciar a la sociedad sobre la violencia machista e cambiar el modo en que la política, la prensa y la justicia afrontan el problema. El luto nacional suele estar reservado a la muerte de personalidades importantes o a tragedias repentinas como fue el caso de los incendios de 2017.

Según el balance del Observatorio de Mujeres Asesinadas, en los últimos diez años han sido asesinadas una media de 30 mujeres al año. "La decisión del Gobierno implica el reconocimiento de una catástrofe y ayuda a la movilización de la sociedad", dice Margarida Martins, presidente de la Asociación de Mujeres contra la violencia. "Es un acto simbólico pero muy importante porque centra el foco en las víctimas y las visibiliza. Es un día que vuelve a abrir el debate público y que tiene una labor importante en la concienciación del problema y que llama a la sociedad a intervenir", señala Cotrim.

El especialista resalta que la sociedad portuguesa sigue considerando los crímenes machistas como algo privado. "Pese a que está tipificado como crimen público, es decir, que no hace falta la denuncia de la víctima para intervenir, la verdad es que un 90% de estos crímenes son denunciados por las víctimas, pese a que los vecinos o los familiares están al tanto de lo que pasa. Hay que concienciar la ciudadanía de que tiene que ser más activa", explica Cotrim.

La ministra de Presidencia, Mariana Vieira da Silva, anunció además la creación de un equipo técnico multidisciplinar, coordinado por el Fiscal de la República, Rui do Carmo que tendrá tres meses para proponer mejoras en la protección de la víctima.

El juez que justifica la violencia con la Biblia

Los dos especialistas coinciden en que el primer paso para erradicar esta lacra es la educación en la igualdad y la especialización de los funcionarios con responsabilidades en la lucha contra la violencia machista. E incluyen aquí los magistrados responsables en casos de violencia contra las mujeres, cuyas sentencias no siempre son afortunadas.

En las últimas semanas salió a la luz la decisión de un juez de retirar la pulsera electrónica a un hombre que reventó de un puñetazo el tímpano a su mujer y que la amenazó posteriormente de muerte con un machete. El caso volvió a poner en el punto de mira a Neto de Moura, un magistrado conocido por haber justificado la violencia contra la mujeres con pasajes de la Biblia en sus sentencias.

En una sentencia sobre un caso de una mujer agredida por su exmarido y un hombre con el que había mantenido una relación extraconyugal, el juez consideró que "la violencia ejercida por el hombre humillado, y traicionado por la mujer" se ve con "alguna comprensión". "El adulterio de la mujer es un grave atentado a la dignidad del hombre. Hay sociedades en las que la mujer adúltera es condenada a una pena de muerte por lapidación. En la Bíblia se puede leer que la mujer adúltera debe ser punida con la muerte", decía.

La divulgación de la última decisión del juez ha vuelto a desatar la indignación de la sociedad y, ante las críticas, el Tribunal da Relação do Porto decidió apartar a Neto de Moura de los casos de violencia contra las mujeres.

"Son supuestos bárbaros y retrógrados", espeta Margarida Martins. "El caso de este juez es sólo la punta del iceberg de un problema de ignorancia en el ámbito de la justicia", señala. "La formación es el único camino para desmontar estereotipos y creencias y hacer que los magistrados implicados en los casos entiendan los efectos y las reacciones del proceso de vitimización, para que no se vuelvan a repetir sentencias como estas", explica Cotrim.