El ministro de interior italiano, Matteo Salvini se ha posicionado en contra de la celebración del partido de la Supercopa italiana, entre la Juventus y el Milan, en Arabia Saudí. La polémica ha estallado después de que se conocieran las discriminaciones sexistas de los organizadores del partido: las mujeres sólo podrán asistir al partido desde una zona delimitada para ellas, con la peor visibilidad. 

La mujeres, que desde 2018 pueden acceder a los estadios del país, sólo podrán ver el partido desde las gradas superiores y acompañadas por un hombre. Esto ha desatado la polémica en Italia, con pedidos de suspensión incluso.

“Que la Supercopa italiana se juegue en un país islámico donde las mujeres no pueden ir al estadio si no van acompañadas de hombres es una tristeza, una inmundicia. No voy a ver este partido. Es un fútbol esclavo de los negocios y las televisiones. No quiero un futuro similar en Italia para nuestras hijas”, ha dicho el ministro del Interior. “Los intereses económicos no pueden prevalecer sobre los derechos”, ha señalado el subsecretario de Estado Vincenzo Spadafora, responsable de políticas de igualdad. 

También desde la prensa han condenado la decisión de jugar la Supercopa en en Arabia Saudí, con ese tipo de condicionantes. “Por 7 millones de euros la Serie A acepta reglas que son contrarias a nuestra Constitución”, denunciaba un sindicato de la RAI. El Corriere della Sera defiende la suspensión del partido: “La final no es una excursión exótica en un país donde rigen ritos y costumbres extraños. Es un trozo de Italia el que se juega en el exterior y no podemos tolerar que haya espectadores, por un lado, y espectadoras inferiores por otro”.

“¿Hemos vendido siglos de civilización europea y batallas por los derechos de las mujeres por el dinero de los saudíes? La Federación Italiana debe bloquear de inmediato esta vergüenza absoluta y llevar la Supercopa a una nación que no discrimine a nuestras mujeres ni nuestros valores”, zanjaba Giorgia Meloni, de Fratelli d’Italia.