Sergei V. Skripal, el exespía ruso envenenado en Gran Bretaña con el agente nervioso Novichok, parece haber trabajado durante los últimos años con oficiales del CNI de España.

El relato de las actividades de Skripal en España, proporcionado por un alto funcionario español, añade nuevos detalles a un caso que ha provocado que las relaciones entre Rusia y Occidente estén todavía más tensas.

En lugar de simplemente vivir una vida propia de un jubilado, Skripal continuó proporcionando informes a los espías de la República Checa y Estonia, según funcionarios europeos. Ahora, parece que también estuvo activo en España, según cuenta The New York Times.

Estos hechos muestran un paralelismo sorprendente entre Skripal y otro ex agente de inteligencia ruso, Alexander Litvinenko, quien murió en Londres en 2006 después de ser envenenado por un isótopo radiactivo, el polonio 210. Las autoridades españolas han reconocido que han incluído a Litvinenko en una campaña contra figuras rusas del crimen organizado en España.

Skripal tiene una larga historia en España. Fue destinado a Madrid a mediados de la década de 1990, trabajando encubierto como militar en la embajada rusa. Fue allí donde lo fichó el Servicio de Inteligencia británico. 

En los últimos años, regresó a España para varias reuniones con oficiales del CNI, aunque el contenido y el calendario preciso de esas reuniones están clasificados, según el alto funcionario español y el autor español, Fernando Rueda. "Continuó viniendo a España", dijo Rueda, citando conversaciones con oficiales de inteligencia españoles.

Seis meses después del envenenamiento, es difícil conseguir aclarar el motivo. ¿Fue un ataque puramente simbólico, una advertencia a otros operativos rusos para que permanezcan leales? ¿O el Skripal hizo algo específico para enfadar a sus antiguos camaradas?

Los exfuncionarios españoles dijeron que Skripal había sido especialmente útil en la represión del crimen organizado ruso. "Desde el principio tuvimos un gran problema", dijo un jefe de policía español retirado, que habló bajo condición de anonimato para seguir en investigaciones confidenciales. "Ignorábamos el fenómeno ruso y su crimen organizado. No sabíamos cómo funcionaban. Skripal, Litvinenko dieron una idea más precisa de la realidad".

Fiscales españoles e investigadores policiales reconocieron haber trabajado con Litvinenko, un experto en crimen organizado ruso que huyó a Inglaterra después de haberse peleado públicamente con Vladimir Putin cuando era director del Servicio Federal de Seguridad.

Los funcionarios no dijeron si Skripal estaba involucrado en un trabajo similar, o, como en Estonia y la República Checa, simplemente estaba dando conferencias a espías españoles. Tales visitas no habrían sido ilegales, ni tampoco son poco comunes para espías que intentaron seguir siendo útiles.

Sin embargo, los colegas rusos de Skripal pudieron haber visto las cosas de manera diferente. Aleksandr Gusak, un coronel retirado del Servicio de Seguridad Federal, ha pasado mucho tiempo pensando en los traidores. Era el oficial superior del Sr. Litvinenko en el momento en que desertó a Gran Bretaña. Los rusos, dijo, tenían una especie de antipatía genética hacia los traidores, aunque añadió que si hubiera llevado a cabo el ataque contra Skripal habría usado "una espada en lugar de un aerosol. Fui criado en ideas soviéticas. Para mí, un traidor, escupirlos, agarrarlos y dispararles. O colgarlos y orinar sobre su tumba ".

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