El "caso Benalla" vive hoy un día decisivo con la comparecencia ante la comisión de investigación parlamentaria de Patrick Strzoda, director de gabinete del presidente francés, Emmanuel Macron, y del primer ministro, Edouard Philippe, en la sesión de control al Gobierno.

La grave crisis desatada por las agresiones del jefe de seguridad del Elíseo Alexandre Benalla contra manifestantes apunta directamente a la sede de la Presidencia, después de que ayer el ministro del Interior, Gérard Collomb, y el prefecto de Policía de París, Michel Delpuech, descargasen responsabilidades en el gabinete de Macron.

El partido conservador Los Republicanos (LR) ya ha anunciado que presentará una moción de censura contra el Gobierno francés por su gestión del caso.

En una rueda de prensa, el presidente de su grupo parlamentario, Christian Jacob consideró que el Ejecutivo "ha fracasado". La moción de censura, que debería presentarse de aquí al final de esta semana y votarse la semana que viene, tiene escasas posibilidades de prosperar, ya que el partido del presidente Emmanuel Macron goza de una amplia mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.

Strzoda aparece como el eslabón más débil de la trama, hasta el punto de que los medios franceses dan por hecho que será el primero en caer por el escándalo, merced a la reorganización de la seguridad que ha anunciado el Elíseo y a que su jubilación ya está prevista para el próximo octubre.

Fue él quien impuso una sanción de dos semanas de suspensión a Benalla tras los hechos del 1 de mayo sin que informara a la justicia de los actos violentos cometidos por el hombre de confianza de Macron en temas de seguridad revelados por vídeos en las redes sociales.

A última hora de anoche, otra declaración ante la comisión parlamentaria, la del jefe de orden público de la policía de París, Alain Gibelin, lanzó nuevos dardos en dirección a la Presidencia.

Según Gibelin, frente a la versión del Elíseo, Benalla nunca contó con la autorización pertinente de la prefectura para estar presente como observador en la manifestación del 1 de mayo en la que agredió a varias personas haciéndose pasar por policía.

Del mismo modo, dijo que el jefe de seguridad en los desplazamientos de Macron -que ya ha sido despedido y está imputado- participó en varias reuniones de coordinación en el período de 15 días en el que supuestamente estaba suspendido de empleo y sueldo por el Elíseo, del 2 al 18 de mayo.

La Presidencia francesa desmintió este último extremo en declaraciones a la emisora "France Info", y el propio Gibelin se retractó a continuación en una carta de su testimonio ante los diputados al afirmar que se confundió de fechas.

Lo que comenzó como una aparente disfunción en el seno del Elíseo se ha transformado en una tormenta política de consecuencias difícilmente previsibles, que deberán ser abordadas por el primer ministro en su intervención de hoy ante la Asamblea Nacional.

Philippe se enfrentará en el hemiciclo a partir de las 15.00 hora local (13.00 GMT) a las preguntas de la oposición, que ya reclama la comparecencia del propio Macron para dar explicaciones sobre el escándalo.