"Desde luego, lamentamos mucho el fallecimiento de la ciudadana británica", señaló el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en referencia a Dawn Sturgess, la mujer que murió el domingo tras intoxicarse el pasado 30 de junio. Su pareja, Charlie Rowley, que también estuvo expuesto a la sustancia, continúa en estado crítico.

El Kremlin ha vuelto a negar este lunes cualquier relación con los envenenamientos con Novichok en el sur de Inglaterra y lamentó el fallecimiento de una de las víctimas. Las autoridades afirman que Rusia sería "tonta" si, en el supuesto de que fuera responsable del ataque a los Skripal (un ex espía ruso y su hija)  hace cuatro meses, utilizara el mismo método para un segundo ataque. Para el portavoz de el Gobierno, los incidentes "representan desde luego un peligro no sólo para los británicos, sino para el resto de los europeos".

"Sabemos que en marzo fueron los rusos. Sabemos que fue un acto inhumano y bárbaro por parte del Estado ruso. En cuanto a este otro suceso, debemos conocer más detalles y dejar que la Policía haga su trabajo", dijo el ministro del Interior británico, Sajid Javid sobre la autoría del ataque a la pareja. 

El embajador ruso en la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), Alexander Shulguin, ha asegurado que exigirá a Londres pruebas de su presunta implicación en el caso de Amesbury. Shulguin ha aseverado que Rusia se ha ofrecido para ayudar en la investigación, pero que los británicos han rechazado la oferta "con arrogancia". "Uno no deja de pensar que todo fue planeado de forma deliberada para incitar tensión internacional y dañar el prestigio de Rusia, así como sus relaciones con otros países".



Peskov, que calificó de "absurdo" culpar a Rusia, descartó que estos casos puedan tener implicación en la prevista cumbre entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y el estadounidense, Donald Trump, el día 16 en Helsinki.