Berlín

El nacionalsocialismo es la ideología responsable de las peores vilezas que ha visto el continente europeo en su historia. De la mano de Adolf Hitler y el III Reich, provocó la Segunda Guerra Mundial, desencadenó la destrucción de Europa, ideó y llevó a cabo el Holocausto en el que fueron asesinados seis millones de judíos europeos, un crimen que acompañó a la represión y eliminación física de rivales políticos y otras minorías étnicas. Se estima que hubo hasta 60 millones de muertos en los doce años que duró la dictadura nazi.



Para Alexander Gauland, líder del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), parece que esos horrores no son tales: “Hitler y los nazis sólo son una cagada de pájaro en los más de 1.000 años de exitosa historia alemana”. Gauland hacía esa afirmación en calidad de invitado estrella del congreso que han celebrado las juventudes de su partido.



Con esas palabras, sin embargo, se ha topado con el rechazo generalizado del debate público alemán. El domingo, el presidente germano, Frank-Walter Steinmeier, al tiempo que pedía perdón a los homosexuales por los crímenes del nazismo contra ese colectivo, destacaba la necesidad de la sociedad de oponerse ante quien trata de minimizar los horrores del nacionalsocialismo. “Debemos oponernos juntos ante quien niega, menosprecia o relativiza aquella ruptura con la civilización, porque no sólo se mofa de millones de víctimas, sino que conscientemente trata de abrir las heridas y sembrar de nuevo el odio”, decía Steinmeier.



El lunes, el Gobierno de la canciller Angela Merkel decía a través de su portavoz, Steffen Siebert, que las afirmaciones de Gauland resultaban vergonzantes. “Es una vergüenza tener que lidiar con unas declaraciones así de un miembro del Bundestag. El periodo nazi y los crímenes del Holocausto concebidos por el régimen nazi son un auténtico crimen contra la humanidad”, Según Siebert. “Quien no quiere entender esto, se descalifica a sí mismo”, añadía el portavoz de Merkel.



El lunes seguían comentando también prácticamente todos los medios de comunicación la escatológica comparativa pronunciada por el líder de AfD. El diario berlinés Der Tagesspiegel dedicaba su primera página a citar las palabras de Gauland. Junto a ellas, podían verse imágenes de los doce años en los que, entre 1933 y 1945, el nazismo se apoderó de Alemania. Las fotografías recordaban, entre otras cosas, las quemas masivas de libros, la invasión de Polonia, los campos de concentración del Holocausto, los progromos, la masacre de 33.000 judíos en Babi Yar (Ucrania), el asesinato de Ana Frank, las 700.000 vidas que se perdieron en Stalingrado o la liberación de Alemania del III Reich en 1945. El imperio nazi dejó a un país en ruinas, millones de muertos, refugiados, hambre y, en último término, la división del país que acusaría Alemania durante la Guerra Fría.



“El peor de los cuentos”



Sin duda, las imágenes estaban destinadas a servir de argumentos contra Gauland. Otros diarios, trataban en sus editoriales de contrarrestar la lógica del líder de AfD, un prominente y veterano político de 77 años con lustros de experiencia en política. “Cualquiera que utilice la palabra 'cagada de pájaro' para describir la esclavización de Europa, el exterminio de los judíos o el genocidio polaco debería trabajar 200 horas en un memorial de un campo de concentración. Allí puedes aprender que 'exitoso' no es una categoría para entender la historia. Y uno puede ver que el camino hacia el crimen comienza en la provocación”, escribía, por ejemplo, Kurt Kister, en el influyente periódico Süddeutsche Zeitung.



En el popular diario Bild, el más leído de Alemania, el columnista Franz Josef Wagner describía a Gauland como un “abuelo” contando “el peor de los cuentos”. “Más de 50 millones de muertos son para el abuelo Gauland una cagada de pájaro”, escribía Wagner.



Prácticamente todo el espectro político ha terminado criticando las afirmaciones del líder de AfD. La que fuera presidenta de AfD, Frauke Petry, que lanzó su propia formación política (el Partido Azul) tras las últimas elecciones generales, ha lamentado que Gauland esté “descalificando” con este tipo de comentarios al que otrora fue partido. Hasta en AfD los hay que han manifestado su rechazo a las palabras del que es, junto a Alice Weidel, el líder del partido en el Bundestag.



Críticas desde dentro de AfD



Alternativa Centro, una discreta agrupación de AfD, ha llegado incluso a pedir perdón públicamente a través de un comunicado a las víctimas del régimen nazi y sus familias. Jörg Meuthen, que co-preside junto a Gauland el partido de ultraderecha alemán, ha querido distanciarse de la “cagada de pájaro” de su colega en la dirección de AfD. Para Meuthen, las afirmaciones de Gauland resultan “extremadamente desafortunadas”, producto de una “elección palabras inapropiada”.

Gauland en el Bundestag



AfD es el principal partido de la oposición en el Bundestag, dominado por la gran coalición que forman la CDU y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Una reciente encuesta del Instituto INSA para el diario Bild situaba al partido ultraderechista en un 16%, pisando los talones al SPD (17%). El partido de Gauland se ha erigido como tercera fuerza política del país en base, especialmente, a una agenda política anti-inmigración y xenófoba. Los éxitos de AfD – como la entrada el año pasado en el Bundestag – no se entienden sin crítica a la política con la que Merkel hizo frente a la crisis de los refugiados.



Estrategia de provocación



Destacados miembros de AfD, como Gauland, suelen ser noticia por polémicas declaraciones como las que ahora vuelven causar estruendo en el debate público teutón. El año pasado, Gauland ya atrajo la atención de propios y extraños por decir aquello de que los alemanes tienen derecho a estar “orgullosos” de los soldados del III Reich.



Björn Höcke, líder de AfD en Turingia y uno de los protegidos de Gauland, también desató un notable escándalo al tachar al Monumento a los judíos de Europa asesinados en la Shoah de Berlín de “monumento a la vergüenza”. Höcke, diputado regional de AfD en el Land de Turingia, también se ha atrevido a decir cosas como que “Hitler pudo tener algo bueno” porque “el mundo tiene matices grises” e “incluso el peor criminal puede tener algo bueno”.



En este sentido, las palabras de Gauland se inscriben en una lógica de provocación bien conocida en Alemania. “El método es conocido, pero las últimas afirmaciones de Gauland tienen una nueva dimensión”, dice a EL ESPAÑOL Julian Zuber, politólogo e investigador en la prestigiosa Hertie School of Governance. Para él, esas palabras pueden ser un indicador de que AfD está ahora centrándose en el carácter “nacionalista” de sus mensajes, adoptando el tono de otros partidos de ultraderecha europea, como el Partido de la Libertad en Austria FPÖ o el Frente Nacional (FN) francés.



En su día, Jean-Marie Le Pen padre de Marine Le Pen y fundador del FN, ya causó una gran polémica en su país calificando las cámaras de gas con las que se ejecutó la funesta Solución Final de “detalle de la historia”. El pasado mes de marzo, la Corte de Casación francesa ratificó la condena de 2017 al padre de Jean-Marie Le Pen a pagar 30.000 euros por haber relativizado el Holocausto.



Gauland ha tratado de explicar lo ocurrido, señalando que es víctima de un “malentendido”. Ha asegurado “lamentar los efectos” de esa circunstancia, pues, en realidad, buscaba comparar el nacionalsocialismo con el peor de los desechos cuando hizo referencia a la “cagada de pájaro”. “Nunca traté de trivializar ni de reírme de las víctimas de este sistema criminal”, abundaba aludiendo al nazismo Gauland en un escrito del que daban cuenta los medios alemanes en la tarde del lunes.



Está por ver qué consecuencias traen sus polémicas palabras, más allá de un rechazo generalizado del que sólo una fracción de su partido parece formar parte. Lo que está claro es que la polémica suscitada en Alemania ha hecho olvidar que la última “gran manifestación” que convocó AfD en Berlín hace dos domingos fue notable un fracaso. Desde AfD prometieron reunir 10.000 personas, pero se quedaron en 5.000. Frente al cortejo de AfD, en la capital berlinesa se reunieron 25.000 contra-manifestantes al grito de “¡Nazis fuera!”.