Tras un mes y medio de parálisis desde que se celebraron las elecciones, a Italia le han entrado las prisas. Cansado de recibir a unos actores políticos que no han cambiado el guion desde entonces, el presidente de la República, Sergio Mattarella, le confirió a la presidenta del Senado, Maria Elisabetta Alberti Casselati, la responsabilidad de buscar una mayoría para formar gobierno. El plazo es breve, apenas 48 horas. Y el trabajo, preciso: debe poner de acuerdo a la coalición de derechas y al Movimiento 5 Estrellas.

Desde la noche de los comicios, el pasado 4 de marzo, ambos se disputan la legitimidad para gobernar. El conglomerado formado por la Forza Italia (FI) de Silvio Berlusconi, la Liga de Matteo Salvini y los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, por ser la alianza más votada, con un 37%; y el Movimiento 5 Estrellas (M5E), como partido con más apoyos, gracias al 32,6% de los votos. Ni unos ni otros tienen mayoría, por lo que ambos necesitan pactar para encabezar un Ejecutivo.  

El líder del M5E, Luigi Di Maio, afirma que han encargado a un comité de expertos un análisis de los programas y que el resultado ha ofrecido “importantes convergencias con la Liga”. Por tanto, el problema no es tanto programático sino político, ya que el 5 Estrellas ha impuesto un veto tajante a Berlusconi. Para conseguir llegar a un pacto Salvini tendría que romper con su aliado, algo a lo que de momento se niega, aunque su formación y la de Di Maio sean probablemente las más cercanas. Otra dificultad añadida es que en la propia coalición derechista también hay división en algunas materias.

Inmigración

Fue el tema más recurrente durante la campaña electoral y uno de los elementos que en los últimos años han aproximado más a la Liga y el Movimiento 5 Estrellas. Conocida es la premisa ultranacionalista del partido de Salvini para “frenar la inmigración clandestina”, que se ha visto respaldada por sus aliados. Incluso su socia Giorgia Meloni, líder de una formación que recoge la herencia de un partido posfascista, mantiene una posición aún más dura.

El Movimiento 5 Estrellas gana las elecciones en Italia pero no podrá gobernar en solitario

En cambio, el Movimiento 5 Estrellas mantiene, como en casi todas sus políticas, opiniones internas encontradas. Pero tanto Di Maio como su fundador Beppe Grillo han defendido de forma férrea un mayor control de las fronteras. El programa de los grillini defiende claramente “cerrar el tráfico ilegal de inmigrantes”, a la vez que apuesta por buscar “vías seguras”. En este sentido no habría ningún choque con la derecha, aunque en su búsqueda del centro el M5E ha esquivado últimamente este tema.

Política internacional

Aquí el galimatías es mucho mayor. Tras el reciente ataque de Estados Unidos, Francia y Reino Unido sobre Siria, cada líder se ha expresado de una forma distinta. El más crítico con la intervención fue Matteo Salvini –admirador de la Rusia de Vladimir Putin-, al considerar que “con los misiles inteligentes sólo se ayuda a los terroristas islamistas casi derrotados”. Su aliado Berlusconi ofreció, por el contrario, su apoyo a un “ataque cuidadoso sobre objetivos precisos”. Mientras que, en otra vuelta de tuerca, Di Maio aseguró que “es necesario apoyar a la Alianza Atlántica”.

El 5 Estrellas se ha distinguido en los últimos años por su antiamericanismo y también se ha mostrado cercano a Putin, pero también en este sentido ahora buscan presentarse como un socio fiable de la OTAN y la Unión Europea. Con varias bases estadounidenses en territorio italiano, el aumento de la tensión en Siria ha llevado al presidente de la República a acelerar el ritmo para darle al país un Gobierno. El primer ministro en funciones, Paolo Gentiloni, habla de “apoyo logístico”, pero hay muchas dudas sobre la posición internacional que adoptarían el M5E o la Liga en el Ejecutivo.

Economía

Pasado el fragor de los eslóganes propios de la campaña, es el tema sobre el que ha girado el debate tras las elecciones. Aparentemente este ámbito alejaría bastante a la derecha, partidaria de rebajar impuestos mediante una tarifa fija fiscal, y al Movimiento 5 Estrellas, cuya principal medida en el capítulo económico es una especie de renta básica universal. No obstante, al preguntarle a Salvini y Di Maio si sería posible limar estas diferencias, ambos mantienen que si las propuestas del rival sirven para algo tan vago como “el desarrollo del país”, se podría seguir hablando.

Ambos bloques defienden la derogación de la ley de las pensiones aprobada por el Partido Democrático (PD), la rebaja de impuestos a pequeños y medianos empresarios, la reducción de la burocracia, el incentivo a las familias con hijos, hablan de favorecer el empleo entre los jóvenes y en mayor o menor medida coinciden en reformar la ley del mercado laboral. En muchos casos, su sintonía parece motivada por acabar con toda acción de los socialdemócratas. Pero además, en la normalización del M5E hacia un partido tradicional, su política económica abraza con naturalidad el liberalismo, por lo que las divergencias parecen salvables.

Diferencias políticas

Acostumbrada como está Italia a pactos imposibles, un Gobierno entre la derecha y el M5E ideológicamente no estaría ni mucho menos entre las combinaciones más rocambolescas. El obstáculo está únicamente en una figura, la de Silvio Berlusconi, con la que los grillini no están dispuestos a tragar. Después de reunirse con la encargada de tender puentes, Luigi Di Maio derribó la iniciativa de un plumazo: “Sólo demuestra que la posibilidad de un gobierno con todo el centroderecha ha fracasado”. Y además volvió a pedir a Salvini que gobierne con ellos, para lo que le dio de plazo “hasta final de esta semana”.

Al líder de la Liga tampoco se le vio entusiasmado con esta primera aproximación, ya que él ni siquiera acudió a la reunión con Casellati, pero tampoco dio muestras de romper con Berlusconi y aceptar la propuesta unilateral del M5E. “Mattarella sabe que este movimiento no será el definitivo, sino que espera que fracase para se abran otras posibilidades”, pronostica Gianfranco Pasquini, profesor emérito de Ciencia Política de la Universidad de Bolonia. La consecuencia es “difícil de prever”, añade el experto, “pero curiosamente es posible que el presidente de la República espere a que esto acerque al M5E y el PD”.

El partido de Matteo Renzi se ha mostrado al margen hasta el momento, pero ya esta semana el líder interino, Maurizio Martina, mencionó que estaban dispuestos a hablar de subsidios, familia y trabajo como condiciones para gobernar. Unas materias perfectamente asumibles para una formación camaleónica como el 5 Estrellas. Di Maio ya advirtió que si la Liga no cedía cerraría uno de los “dos hornos” abiertos. En el otro, espera un pacto con el PD, que hasta ahora parecía remoto. La última salida, sería la repetición de las elecciones.