Roma

Primero: no compartir noticias sin verificar. Segundo: utilizar Internet para comprobar si son ciertas. Tercero: buscar siempre las fuentes y las pruebas de la información. No es el libro de estilo de ningún periódico, sino los primeros mandamientos de un decálogo que deberán aprender los estudiantes italianos. A partir del próximo 31 de octubre la lucha contra las llamadas fake news llegará a los institutos de todo el país.

Se trata de una iniciativa lanzada por el Ministerio de Educación y la presidenta de la Cámara de Diputados, Laura Boldrini. En mayo el Parlamento aprobó un proyecto más amplio de educación cívica digital, destinado a los estudiantes de Bachillerato. Es decir, más de cuatro millones de jóvenes, de los que cerca de una cuarta parte tendrán derecho al voto en las próximas elecciones.

“La desinformación enturbia el debate democrático alterando la opinión pública y violando el derecho de las personas a una correcta información, por lo que es necesario que las instituciones intervengan”, considera la presidenta Boldrini, en el manifiesto que leerá la próxima semana en la presentación del proyecto.

La política, una independiente de izquierdas de gran reputación, ha sido víctima en carne propia de estos bulos en varias ocasiones. La última, cuando un senador de la xenófoba Liga Norte publicó en las redes sociales que Boldrini había colocado a su hermano en una administración pública con un sueldo de 47.000 euros mensuales. La foto y la noticia eran falsas. Como otro chisme que acusaba a la hermana de la diputada de gestionar 340 cooperativas para inmigrantes, a pesar de que la foto que circulaba era de una actriz y de que la verdadera hermana murió hace años.

Las fake news favorecen el populismo

De ahí el particular empeño de esta política sin grandes aspiraciones electorales en poner en marcha esta campaña. No tanto así el Gobierno, interesado en el tema a pocos meses de las próximas elecciones generales, que deberían celebrarse en primavera. La ministra de Educación, Valeria Fedeli, recalca que el fenómeno de las fake news “daña el debate público del que parte la democracia”. En los últimas comicios los jóvenes le han dado la espalda a su formación, el Partido Democrático, en detrimento sobre todo de otras opciones como el Movimiento 5 Estrellas.

Es posible que la desinformación y las noticias no contrastadas puedan favorecer a un grupo político de protesta como el 5 Estrellas, según reconoce el profesor de Sociología del Territorio del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de la Sapienza, Luigi Antimo. “Aunque estos métodos responden en primer término a la demanda de un electorado descontento, que quiere escuchar un mensaje de contestación independientemente de su veracidad”, señala.

El profesor pone como ejemplo la reciente influencia en Italia de un movimiento antivacunas, que defiende que éstas pueden ser la causa de algunas patologías, fenómeno con el que el Movimiento 5 Estrellas ha coqueteado. Y por otra parte, a la llamada  “invasión migratoria”, que “queda desmentida si se comparan las cifras absolutas”, según Antimo. En este caso, el 5 Estrellas también ha aprovechado el tirón, aunque los grandes valedores de este discurso son los xenófobos de la Liga Norte.

El proyecto puesto en marcha por las instituciones, en realidad, va más allá, puesto que incluye otros aspectos que se centran en combatir el acoso a través de las redes. A la medida se suman gigantes como Google o Facebook, que por el momento prefieren no desvelar cuál será su aportación.

Es la primera vez que el Gobierno hace suya una iniciativa de este tipo, aunque ya ha habido otros experimentos en esta materia en Italia. Por ejemplo, hace unos meses Wikipedia lanzó en los colegios una campaña para que los alumnos consultaran su información y distinguieran de las noticias falsas.

También el Vaticano lleva tiempo trabajando en la web, como lo demuestra que la Jornada Mundial de las Comunicaciones de 2018, organizada por la Santa Sede, tendrá como tema principal el debate sobre las noticias falsas. Un fenómeno que el papa Francisco lo definió como algo similar a la “coprofilia”.

Desde la OCDE han recalcado que distinguir la veracidad de las informaciones es fundamental en el aprendizaje de los jóvenes. De modo que en el próximo informe Pisa –que evalúa el rendimiento en matemáticas, ciencia y lectura de estudiantes de 15 años de 72 países- se evaluarán también las aptitudes para discernir lo real de lo inventado.

Italia no es que pueda presumir demasiado en esta clasificación. En 2015 sus alumnos se situaron en el puesto 32 de matemáticas y ciencias, mientras que en capacidad lectora se quedan en el número 27. Cifras muy similares a las de España, aunque en este último apartado registran unas notas ligeramente superiores a las de nuestro país.

“El problema del fenómeno de las fake news es que en la mayoría de las ocasiones un desmentido no altera el efecto. La gente se queda con la noticia, al margen de que luego se demuestre que es falsa”, opina el profesor Antimo. De ahí que la iniciativa del Gobierno italiano incida en no compartir informaciones sin antes contrastarlas, para que los alumnos se conviertan –como promulgan desde el Ministerio de Educación- en “cazadores de bulos”.