Berlín

Alemania no es, ni de lejos, el país más poblado del planeta. Hay 15 países que superan los 81 millones de personas que se cuentan en la potencia económica centroeuropea. Sin embargo, el país de la canciller Angela Merkel cuenta con la mayor cámara de representación democrática del mundo.

El Bundestag iniciaba el martes su 19ª legislatura con 709 diputados. Había 79 escaños más que los últimos cuatro años. En 2005, cuando Merkel llegó al poder, había 614 diputados. Los 709 de ahora, algo más del doble de los 350 del Congreso de los Diputados en España, se acercan, y mucho, a los 750 del Parlamento Europeo. Su creciente tamaño no convierte al Bundestag en una institución más eficaz, al contrario. Su actividad también sale mucho más cara.

En los últimos años, cada vez que se han celebrado elecciones generales en Alemania, ha crecido el número de escaños en el Bundestag. Por eso lo llaman, ahora más que nunca, el Mega-Bundestag, el “Bundestag-XXL o, según los términos acuñados por el periódico Bild, el más leído de Alemania, el “Bundestag inflado”. Entre los parlamentos del mundo, sólo los 2.987 escaños de la Asamblea Popular Nacional de China superan los 709 actuales de la Cámara Baja germana. Bajo el dictatorial régimen chino viven 1.400 millones de seres humanos.

En otras democracias mucho más pobladas que Alemania, el número de representantes en el Parlamento es mucho menor. Por ejemplo, en la India, país habitado por 1.300 millones de personas, el Lok Sabha [La Casa del Pueblo, ndlr.] tiene capacidad para 545 diputados. Al otro lado del Océano Atlántico, en Estados Unidos, la Casa de los Representantes presenta 435 congresistas que legislan para 323 millones de personas.

Teóricamente, deben trabajar en el Bundestag 598 diputados. Hoy día son muchos más por las reglas de proporcionalidad de la ley electoral germana.

El día de las elecciones generales, la teoría dice que la mitad de escaños - 299 - se atribuye por votación directa a candidatos en circunscripciones. Sin embargo, las papeletas del sistema electoral alemán incluyen una segunda elección que permite votar paralelamente a un partido político. Otros 299 escaños tendrían que repartirse proporcionalmente gracias a esta otra votación.

No necesitamos tantos diputados en Alemania”

En la práctica, intervienen una serie de reglas de proporcionalidad a la hora de atribuir escaños que hinchan el número de diputados. “Somos demasiados. Somos el segundo parlamento por detrás de China. No necesitamos tantos diputados en Alemania”, reconocía a la televisión pública alemana ARD, al margen de la sesión constitutiva de la 19ª legislatura del Bundestag celebrada el martes Michael Fuchs, político de la Unión Cristiano Demócrata (CDU).

“En el sistema electoral alemán, cada partido recibe el número de escaños que le corresponde proporcionalmente con el número de votos que suma en total. El problema está en que parte del total de votos llega a través de los votos directos a los candidatos de las circunscripciones”, explica a EL ESPAÑOL Joachim Behnke, politólogo de la Universidad Zeppelin, centro de investigación con sede en Constanza (suroeste alemán). “Puede ser que un partido, en un determinado Land, gane más diputados por votos directos de los que le correspondería a la luz de los resultados del segundo voto”, añade.

Tras las elecciones generales del pasado 24 de septiembre, hay 36 diputados de la CDU en esa situación. De la también conservadora Unión Socialcristiano de Baviera (CSU) se cuentan siete y otros tres del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). “Estos casos obligan a añadir diputados a los otros partidos hasta llegar a los 111 añadidos actualmente a los 598 iniciales”, apunta Behnke.

La responsable: La ley electoral

“La ley electoral alemana es muy compleja, está vinculada a la existencia de dos grandes partidos. Cuando los resultados de las elecciones se ajustan a la existencia de dos partidos que aglutinan casi todos los votos, entonces no hay tantos escaños añadidos”, expone a EL ESPAÑOL Sophie Schönberger, profesora y especialista de derecho electoral de la Universidad de Constaza. “Pero en las últimas elecciones, la CDU y el SPD recogen poco más del 50% de los votos. La ley no está hecha para un reparto así”, añade.

En la sesión constitutiva del martes, en la que el otrora ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble fue elegido presidente de la Cámara Baja, pudo observarse con claridad que había mucho menos espacio de lo habitual entre los diputados.

La situación supone un problema serio de difícil solución. El predecesor de Schäuble en el Bundestag, el también miembro de la CDU Norbert Lammert, manifestó en su día su deseo de cambiar la ley electoral. Pero los últimos cambios introducidos en la ley con él de presidente “agravaron el problema y se miró a otro lado”, según Schönberger.

Ella y Behnke ven con preocupación las dimensiones que está adoptando el Bundestag. Que la Cámara Baja disponga de un centenar de diputados más no hace de ella una institución donde el trabajo resulta más difícil y costoso. “Estamos ante los resultados de un defecto de la ley electoral que hacen al Bundestag ser menos eficiente”, según Benhke.

“Todo es más complicado ahora, porque cada diputado tiene derecho a poder hablar, tiene que tener representación en una comisión, etcétera. Con tanta gente no se puede negociar ni trabajar como es debido, es ineficaz”, abunda la profesora de la Universidad de Constanza.

Un Bundestag demasiado caro

Más diputados significa, en términos económicos, mayor gasto. De acuerdo con cálculos de la Federación Alemana de Contribuyentes (BdSt, por sus siglas alemanas), la legislatura que echaba a andar el martes costará hasta 300 millones de euros más de lo previsto. Hasta 408 millones de euros anuales costaba en 2016 la actividad del Bundestag.

Para Reiner Holznagel, presidente de la BdSt, el Bundestag se ha convertido en una “Parlamento sobredimensionado”. Su organización pide que los políticos tomen cartas en el asunto desde ya. Para Holznagel, los 709 diputados constituyen “un récord que no se puede repetir”, porque “los electores tienen derecho a una ley electoral calculable y a un Bundestag cuyo número de diputados tenga límite”.

Como ya hiciera Lammert en su día, Schäuble también ha manifestado su deseo de atajar el indeseado crecimiento del Bundestag. No está claro que ese deseo se convierta en realidad. Schönberger, la experta en ley electoral de la Universidad de Constanza, pone de relieve que, ante una eventual reforma “cada diputado que vota tiene miedo de perder su escaño”. Una reforma de la ley electoral supondría, para muchos diputados alemanes, un harakiri político.

“Para solucionar este problema, lo más probable es que la solución venga de una decisión del Tribunal Constitucional que obligue al poder legislativo a corregir la situación”, según Schönberger.

AfD y las víctimas de Göring

Entre tanto, el debate político promete ahora ser mucho más tenso que en legislaturas anteriores. Responsables de esa tensión será un SPD que ha pasado a la oposición y, por su puesto, los 94 diputados de la formación ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).

El martes, AfD ya se presentaba como víctima del resto de partidos por haber modificado in extremis el reglamento de la Cámara Baja. A finales de la pasada legislatura se aprobaron cambios para evitar que un miembro de AfD pronunciara el primer discurso de la legislatura. 

Wilhelm von Gottberg, de 77 años, es el actual decano del Bundestag. Hasta su última modificación, el reglamento establecía que el más veterano de los políticos de la Cámara Baja abría la legislatura. Bernd Baumann, uno de los líderes de AfD, salía el martes a la palestra para comparar esa situación con la sufrida por las víctimas políticas del oficial nazi Hermann Göring en sus días de presidente del Reichtag.

El comentario generó no poco revuelo y alguna respuesta dialéctica de calibre. “Comparándose con las víctimas de Göring se ha superado usted en el mal gusto”, lanzó Marco Buschmann, diputado liberal y mano derecha en el Bundestag del líder del FDP, Christian Lindner. Por lo visto, con un Parlamento crecido, también subirá el tono de los debates.

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