Un niño de cuatro años, incapaz de pedir ayuda o alimentarse, ha muerto de hambre dos semanas después de que su madre falleciera de manera repentina en el piso en el que vivían juntos. Chadrack Mulo fue hallado abrazado al cuerpo de su madre dos días después de haberse producido su propia muerte.

Ocurrió en Hackney, en el este de Londres. Sus profesores comenzaron a preocuparse cuando no lo veían en el colegio. Intentaron llamar y visitar la casa de la familia dos veces sin éxito. "Estuvo viviendo solo desde la muerte de su madre. Su cuerpo fue hallado sin vida unos días después, rodeando el cadáver de su madre, que estaba ya en avanzado estado de descomposición", ha explicado la Policía.

Los hechos sucedieron en octubre de 2016. A Esther Eketi-Mulo la mató un ataque epiléptico. Chadrack, el niño, tenía problemas de aprendizaje, para comunicarse y era autista. "Murió en 15 días de hambre y deshidratación".

Un vecino: "Me siento mal"

Uno de sus vecinos ha declarado que "está muy triste". Vivía en la puerta de al lado. "Me siento mal cuando pienso que podría haber ayudado, que lo podría haber salvado, pero nada me hizo pensa que algo iba mal".

Quienes conocían a la familia hablan de que Esther "parecía adorable, una mujer muy amable y su hijo era muy dulce. Aunque tuviéramos relación con ellos, había veces que no sabíamos nada. No era extraño".

La Policía ha dicho al Gobierno que tiene miedo de que se vuelvan a producir casos similiares si no se toman las medidas oportunas y se ha propuesto una batería de soluciones para evitarlo. "Si un niño deja de asistir a clase inesperadamente y no hay un adulto responsable con el que contactar por teléfono, los miembros del colegio no deben estar más de tres días para enviar a alguien a casa."

"Si no hay respuesta deberán llamar inmediatamente a la Policía, que en la mayoría de casos tienen la posibilidad de forzar la entrada". Ya se están empezando a recoger varios números de teléfono en los colegios, tres por familia.