Berlín

El conflicto en el este de Ucrania va ya por su tercer año y sigue cobrándose víctimas. No menos de 10.000 personas han perdido la vida en los enfrentamientos entre los separatistas prorrusos del este del país y las fuerzas de seguridad del Gobierno de Kiev. Este drama, sin embargo, está quedando en un segundo plano como consecuencia de la preocupación creciente que generan otras crisis internacionales en las fronteras de la Unión Europea. Véase, por ejemplo, la no menos enquistada guerra civil siria.

En esta entrevista con EL ESPAÑOL, el investigador británico Richard Youngs (Amersham,1968), del prestigioso Fondo Carnegie para la Paz Internacional, recuerda que olvidar el conflicto en Ucrania es un “peligro” porque se trata de una crisis en la que está en juego la seguridad de Europa en su conjunto. El principal actor amenazante en ella, no son tanto los separatistas del este ucraniano, sino su principal garante, la Rusia de Vladimir Putin. “Estamos en una lucha de poder con Rusia”, recuerda Youngs, autor del libro Europe's Eastern Crisis – la crisis del este de Europa , recientemente publicado por la no menos prestigiosa Universidad de Cambridge.

Dicho estudio plantea, entre otras cosas, que la Unión Europea ha comenzado a forjar una auténtica política exterior europea al fuego del conflicto en el este ucraniano. Los esfuerzos europeos, según Youngs, aún resultan insuficientes para poner paz en Ucrania, pero al menos han logrado contener la escalada de violencia. “Hace tres años teníamos el miedo de que los soldados rusos acabaran entrando en Kiev. Eso no ha pasado”, sostiene este experto.

El conflicto en Ucrania va camino de convertirse en el peor que tiene lugar en Europa después de las guerras yugoslavas. ¿Qué impide encontrar una solución?

La crisis no está resuelta para nada y nos estamos olvidando de esta crisis por la situación en Oriente Medio, el conflicto en Siria, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y el auge del populismo dentro de Europa. Hay tantas crisis que tenemos tendencia a olvidar lo que está pasando en Ucrania. El conflicto no es algo tan grave como se esperaba que podría llegar a ser. Hace tres años la gente predecía que ese conflicto se iba a convertir en el conflicto más grave de los últimos 50 años, un conflicto que reflejaba el fin del orden europeo por las acciones de Rusia.

Si Rajoy tiene ambiciones de ser uno de los líderes a nivel europeo, tiene que invertir más allá de los intereses tradicionales de España y posicionarse en desafíos más generales, como el conflicto en Ucrania

Mientras países como Siria o Libia centran la atención de los responsables europeos, ¿qué está ocurriendo en Ucrania?

Estamos ante un conflicto local. No es un conflicto que esté congelado, como los que puede haber el Moldavia con Transnistria o en Georgia con las repúblicas de Osetia del Sur y Abjasia. Éstos no son conflictos abiertos pero no están resueltos. Se ha temido que Ucrania se convierta en algo así. Pero en Ucrania el conflicto se ha convertido en algo gestionable, aunque todos los días hay gente muriendo allí. Que haya soldados muriendo allí a la gente en Ucrania les parece una falta de respeto de la parte de los países europeos.

¿Qué ha hecho posible que el conflicto en Ucrania sea gestionable?

Esto es reflejo de que la UE ha cambiado mucho la forma en la que implementa su política exterior. Ahora la UE está obligada a pensar de una forma más geopolítica, teniendo en cuenta la realpolitik. Esto es algo que la UE no hacía antes de la crisis de Ucrania de 2013. La UE, en realidad, está tratando ahora de hacer geopolítica, y esto implica hacer presión y una diplomacia realista y menos idealista que hace cinco años.

Ahora se hace mucho hincapié en Europa en seguir avanzando, al menos un núcleo duro de países, en la integración. ¿Qué papel cree usted que puede tener España en este contexto de confrontación con Rusia?

Este conflicto también es relevante para España. Es cierto que España no tiene los mismos intereses en Ucrania que Polonia o Alemania pero este conflicto puede tener repercusiones para la seguridad europea a todos los niveles. Si el presidente español Mariano Rajoy tiene ambiciones de ser uno de los líderes a nivel europeo, España tiene que invertir más allá de sus áreas de interés tradicional y posicionarse en desafíos más generales, como el conflicto en Ucrania. Así es como podrían tomar a España en serio como un actor principal en Europa.

Nadie pensaba que las sanciones europeas a Rusia se fueran a mantener durante tanto tiempo

A la UE se le acusa habitualmente de carecer de iniciativa en política exterior. ¿Qué ha cambiado en la UE con la crisis de Ucrania?

La crisis ha tenido un impacto profundo en la UE, especialmente en cómo la UE entiende el mundo. Los diplomáticos en Europa se han dado cuenta de que, tras la caída del comunismo y el muro de Berlín, no estamos en un mundo liberal. La UE ha hecho varias cosas en la crisis de Ucrania que muestran esto. Por ejemplo, las sanciones a Rusia, que nadie pensaba que se fueran a mantener durante tanto tiempo.

También la UE ha protagonizado esfuerzos para llevar a cabo una política energética que le permita tener más autonomía respecto de Rusia. Además, la UE ahora está dedicando más dinero que en el pasado para ayudar a países como Ucrania, Moldavia o Georgia. La idea es darle ayuda económica y que fortalezcan sus instituciones. Se pretende hacer que esos países tengan más resistencia la presión política que viene de Rusia. Se cree que si fueran más resistentes, no se habrían generado crisis como la de Ucrania.

¿Es suficiente lo que hace la UE?

No lo es. No estamos ante un éxito de la UE, pero lo cierto es que la Unión ahora está haciendo mucho más de lo que hacía hace tres o cuatro años. Muchos dicen la que la UE no ha sabido resistir la presión rusa y que la crisis en el este de Ucrania ha mostrado las debilidades de Europa. Yo estoy de acuerdo, pero sólo hasta cierto punto. Porque si hoy en día la UE parece un actor más débil en la región, por otra parte, la crisis también muestran las limitaciones del poder ruso. Rusia no ha podido lograr todos sus objetivos. Ni la UE ni Rusia salen ganando en esta crisis.

Para Europa, ¿qué sería un éxito en Ucrania? ¿que los separatistas fueran derrotados y que Rusia dejara de tener la influencia que tiene en el este ucraniano?

Eso es precisamente en lo que la UE ha tenido menos éxito. En el este de Ucrania, la UE no tiene mucha presencia ni influencia. La influencia sobre el conflicto la han acaparado Francia y Alemania en el “Proceso de Minsk”. Pero este proceso consiste más bien en negociar con Rusia antes que negociar con los separatistas. En Ucrania, de hecho, se critica mucho a la UE, especialmente a Alemania y Francia, por la posición que han adoptado en el conflicto, considerada en Kiev demasiado neutral.

Europa ha buscado contener el conflicto, no resolverlo.

La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) tiene 700 hombres allí. ¿Es insuficiente ese número para mantener el alto al fuego?

No es suficiente. Además, el mandato de la OSCE no va lo suficientemente lejos. Se recurrió a esa institución, con la insistencia de Alemania, porque es más aceptable para Rusia, que también forma parte de ella. Se recurrió a la OSCE en lugar de haber mandado una misión propia de la UE, una propuesta que algunos países sugirieron en vano. A través de la OSCE lo que se pretende es incluir a Rusia en un diálogo político. O sea, que por un lado la UE muestra a Rusia las consecuencias de su implicación en el este ucraniano, pero, por otra parte, se mantiene la voluntad de dialogar y cooperar con Rusia sobre los asuntos más relacionados con el conflicto en Ucrania.

¿Hace posible ese puente de diálogo con Rusia que, sobre el terreno, en el este de ucrania, siga habiendo muertos?

Es exagerado pensarlo así. Las partes implicadas en el conflicto, Francia, Alemania, Rusia y Ucrania, han logrado parar el conflicto. Hace tres años teníamos el miedo de que soldados rusos acabarían entrando en Kiev, no lo olvidemos. Y eso no ha pasado. El conflicto se ha terminado limitando a un territorio concreto [la República Popular de Donetsk y la República Popular de Luhansk, ndlr.]. Pero sí, todo este tiempo ha permitido a los separatistas establecerse y que pidan una mayor autonomía política.

Además, el Proceso de Minsk no está avanzando. Porque la idea era ofrecer un grado de autonomía a las dos áreas separatistas ucranianas pero dentro del contexto político ucraniano. Ésto no está avanzando porque Kiev tiene miedo de ofrecer demasiado a los separatistas, Rusia va a poder jugar un papel de influencia en la vida política de ucrania. Por eso el conflicto no está resuelto.

¿Son viables los acuerdos de Minsk?

Los diplomáticos dicen que no es viable a largo plazo. Pero no hay otra opción. Por eso, todo el mundo sigue esperando que el proceso abierto con el Acuerdo de Minsk frene el conflicto pero nadie es optimista a la hora de verlo como una solución duradera.

La situación, entonces, para Europa, sigue siendo peligrosa en términos de estabilidad y de exposición a la influencia rusa.

Exacto. Y como ahora estamos haciendo frente a tantas otras crisis internacionales, hay un peligro de que nos olvidemos de este conflicto en el este de Ucrania. Esto resulta de la política de contención de la UE. Porque Europa ha buscado contener el conflicto, no resolverlo.

Hasta que no haya cambios en Rusia no habrá solución al conflicto en Ucrania

¿Qué puede ayudar a resolver el conflicto?

Todo el mundo está de acuerdo en pensar que hasta que no haya cambios en Rusia no habrá solución. La UE no tiene los instrumentos políticos para hacer mucho más de lo que está haciendo ahora mismo. Atendiendo a las dudas de Estados Unidos con el presidente Donald Trump, Europa está más sola ahora para frenar la influencia de Rusia en el este de Ucrania.

Tras la reciente muerte de un observador estadounidense de la OSCE por culpa de una mina en el este ucraniano, Mark Toner, portavoz del Departamento de Estado estadounidense urgía a Rusia “que dejara de utilizar su influencia con los separatistas”. ¿Sirven de algo este tipo de declaraciones ante Rusia?

Hace falta más presión. La relación entre Rusia y los separatistas es bastante complicada. Ha habido momentos en el conflicto en los que los separatistas han hecho cosas que los rusos no querían que hicieran. Me refiero a lanzar ataques, por ejemplo, cuando Rusia estaba negociando.

Hemos visto tanto a los separatistas como a las fuerzas gubernamentales de Kiev lanzar ataques para forzar la entrada en el conflicto, respectivamente, de Rusia y de Estados Unidos y Europa. Ambas partes están utilizando el conflicto para sus propias ambiciones políticas.

La OTAN ha resucitado. Tiene una presencia mucho más fuerte en los países bálticos. Casi todos los países europeos están empezando a gastar más en defensa.

En los países bálticos, e incluso en Polonia, se teme por la integridad territorial. Temen que después de Ucrania les toque a ellos sufrir las ambiciones expansionistas rusas. ¿Puede llegar a territorio de la UE la voluntad rusa de recuperar influencia en el 'Viejo Continente' ?

Siempre existe la posibilidad de que algo así ocurra. Es difícil predecir las acciones rusas. La anexión de la península de Crimea fue una sorpresa. Pero yo diría que no. Una de las consecuencias de este conflicto en el este de Ucrania es que ha resucitado a la OTAN. Hoy en día la OTAN tiene una presencia mucho más fuerte en los países bálticos. Casi todos los países europeos están empezando a gastar más en defensa. Los alemanes están ahora tomando mucho más en serio el aumentar sus capacidades militares.

En este sentido, se está poniendo un límite a Rusia y se está resistiendo a la presión rusa. El problema es que Rusia tiene hoy otras maneras de ejercer su influencia sobre los países europeos. No hay mucho peligro de una invasión en los países bálticos. Pero Rusia es un país experto en encontrar las maneras más sutiles de complicar la vida política para los países europeos. Ahí está la desinformación o los ataques informáticos.

El oficial pruso y teórico del siglo XIX Carl von Clausewitz definía la guerra como “la continuación de la política por otros medios”. Si Rusia está cambiando o tratando de cambiar la situación política en países occidentales como Estados Unidos, a través de ataques informáticos, ¿quiere decir esto que Occidente está en guerra con Rusia?

Estamos en una lucha de poder, pero no en una guerra. Los países europeos siguen teniendo relaciones comerciales con Rusia. Seguimos importando mucho de Rusia, especialmente para abastecer nuestras necesidades energéticas. Además, hay diálogo con Rusia de otros asuntos internacionales. Pero la relación ha dejado de ser buena y cálida.

Tenemos que hablar y colaborar con Rusia en algunos temas internacionales, pero en otros asuntos estamos en una situación de competencia y de lucha de poder. Los diplomáticos occidentales dicen que no quieren una mala relación con Rusia, pero reconocen que han perdido la confianza en que Rusia pueda ser un socio para Europa. Hoy casi nadie habla en Europa de encontrar en Rusia un socio en el que confiar.