Berlín

El terrorismo yihadista está llevando a cabo una “escalada de violencia” en Europa. Así lo cree Petter Nesser, experto en terrorismo yihadista del Centro Noruego de Defensa (FFI). Los yihadistas utilizan en Estocolmo, Londres, Berlín o Niza coches, camiones, cuchillos o explosivos de fabricación casera porque se adaptan a las medidas de lucha antiterrorista. Evitar atentados como los vividos recientemente en las capitales europeas del norte “es muy difícil”, especialmente ahora, cuando hay “un aumento significativo de los planes de atentados terroristas ideados por individuos que actúan solos”, dice Nesser en entrevista con EL ESPAÑOL.

Nesser es el autor del primer libro que ofrece una visión histórica del impacto de los atentados yihadistas en Europa. Se titula Islamist Terrorism in Europe: A History (“Terrorismo islamista en Europa: una historia”, Ed. Hurst, 2016). En ese volumen recoge información del total de 150 atentados o planes desarticulados por las policías europeas entre 1994 y 2015. “Si bien el número de planes terroristas desbaratados ha crecido considerablemente desde la emergencia del Estado Islámico, entre 2014 y 2016 han muerto más personas en Europa en ataques yihadistas que en todo el tiempo anterior a ese periodo”, sostiene Nesser.

Esta situación se explica, a su entender, porque el EI representa una amenaza como nunca ha existido en la larga historia del terrorismo en Europa. Reivindicar como propio un territorio determinado entre Siria e Irak, reclutar en gran número combatientes extranjeros y saber reciclar las redes yihadistas en Europa preexistentes al propio nacimiento del EI convierten a esta organización, según Nesser, en un desafío terrorista “históricamente único”.

¿Aprenden los terroristas de los planes frustrados?

Los yihadistas han adaptado siempre su modus operandi a las condiciones de seguridad de los países en los que actúan. El que haya aumentado el número de terroristas que actúan en solitario es un ejemplo de esta adaptación. Otra muestra de adaptación es el uso de vehículos o armas de fuego en lugar de bombas. Cada vez es más complicado para ellos acceder a los ingredientes para hacer bombas sofisticadas. Por eso, también, tienden a utilizarse explosivos de elaboración casera. Los militantes yihadistas tienen unos recursos limitados comparados con los de los Estados. Tienen que innovar en cómo operar y en qué tipo de armas utilizan.

En Estocolmo, Londres, Berlín o Niza se han visto ejemplos de esa adaptación, utilizando vehículos como armas letales. ¿Hay alguna manera de defenderse de algo así?

Es muy difícil evitar un ataque así, sobre todo en un contexto como el actual en el que ha habido un aumento significativo de planes de atentados terroristas ideados por individuos que actúan solos como atacantes y que utilizan medios simples, ya sean coches, cuchillos o pistolas. Lo que hay que hacer frente a esto es un trabajo muy específico de inteligencia policial. Se necesita tener una idea clara de las redes de personas que pueden ser una amenaza potencial.

Las investigaciones muestran que todos los atacantes tienen algún tipo de vínculo con redes de militantes, en el país donde actúen, en Europa y hasta en zonas de conflicto. Muchos de los ataques que han ocurrido de un tiempo a esta parte han sido coordinados o dirigidos por militantes extranjeros en Siria o Irak. Por eso, la clave está en la vigilancia. Hay que ser capaz de prever qué individuos pueden suponer una amenaza.

El EI es algo históricamente único porque ha conseguido un control extenso de territorio, el reclutamiento de una cantidad de combatientes nunca vista y explotar redes sociales y aplicaciones de comunicación protegidas

En Estocolmo atentó un uzbeco, presentado como un “soldado” del EI, al igual que un tunecino atentó en Berlín en diciembre. Estos son casos de terroristas actuando en un país extranjero. ¿Hasta qué punto juega la inmigración un papel en la amenaza terrorista?

La inmigración no dice dónde habrá o no habrá un atentado, pero ha jugado un papel. El EI ha utilizado las corrientes migratorias de los refugiados para transportar personal de manera muy eficaz. El EI ha explotado esta situación. Es un hecho. La amenaza terrorista actual es transnacional y multinacional, implicando a gente de orígenes distintos, entre ellos miembros de la segunda generación de inmigrantes en Europa, pero también europeos convertidos al islam.

Hay una gran pluralidad cuando uno observa el pasado de los terroristas. Así, también hay entre los implicados en casos de yihadismo personas con orígenes en países donde hay conflictos en los que se ha visto envuelto el islamismo radical, ya sea, por ejemplo, en Chechenia o Argelia. Los inmigrantes que vienen de estos países tienen mayor facilidad para acabar siendo reclutados. Los reclutadores juegan con los sentimientos que pueda tener esta gente por su país. En suma, la inmigración también juega un papel de cara a la radicalización y el reclutamiento.

La radicalización es otro de los grandes problemas.

Así es. Cualquiera que esté durante mucho tiempo únicamente sometido a un mensaje de propaganda o bajo la influencia de reclutadores puede acabar radicalizándose. Hay que considerar la radicalización como una prioridad a la hora de enfrentarse al terrorismo. Pero aunque la radicalización pueda ocurrir, y rápido, la mayoría de los responsables de atentados, incluso aquellos a los que se describe como 'lobos solitarios' – los que actúan aislados –, en realidad, no están tan aislados. Siempre hay conexiones con redes terroristas previas al ataque. Esto es al menos lo que demuestran las investigaciones policiales.

Por ejemplo, Khalid Masood, el hombre de 52 años responsable del último ataque de Londres. Tenía vínculos con extremistas islámicos y, anteriormente, se le había vinculado a una investigación de las autoridades británicas. El autor del atentado de Niza, el franco-tunecino Mohamed Lahouaiej Bouhlel, tuvo contactos con militantes yihadistas antes del ataque. Tuvo contactos con un responsable de reclutamiento argelino del Estado Islámico (EI). Estuvo en contacto con la red responsable de reclutamiento en Francia del Frente Al-Nusra, una organización vinculada a Al-Qaeda. Parte de esa red acabó integrando el EI. Uno de sus miembros, Ibrahim Boudina [detenido en febrero de 2014 en el sur de Francia], ya tenía planes de atentar en la Costa Azul. Ése fue uno de los primeros planes del EI desbaratados en Europa.

Los yihadistas constituyen una red transnacional vinculada simultáneamente a múltiples escenarios de conflicto; es algo sin precedentes

¿Qué se sabe de esas redes de yihadistas?

El número de redes yihadista ha crecido después de que estallara la guerra en Siria. Tener una idea clara de las redes existentes en cada país es más difícil ahora que nunca. En estas redes hay menos cosas nuevas de lo que suele asumirse. Esto radica en que el EI está apoyándose en redes que han existido en Europa desde hace ya años, desde los años 90. Esas redes han evolucionado con el tiempo. Primero se apoyaban en el Grupo Islámico Armado (GIA) argelino, luego en la Al-Qaeda de principios de este siglo y ahora el EI. Este último se ha quedado con las redes e infraestructuras que había construido Al-Qaeda en Europa durante años.

¿De ese crecimiento del que usted habla resulta que la amenaza terrorista esté más presente que nunca en las sociedades europeas?

El principal problema es que la amenaza tiene un mayor alcance hoy. Esto tiene mucho que ver con el masivo incremento de la implicación de reclutados extranjeros en zonas de conflicto. Desde la emergencia del EI, el número de planes terroristas desbaratados ha crecido considerablemente pero también han ocurrido más ataques islamistas que nunca. Entre 2014 y 2016 han muerto más personas en Europa en ataques yihadistas que en todo el tiempo anterior a ese periodo. Actualmente nos enfrentamos a una escalada de violencia.

Usted estudia desde un punto de vista histórico la amenaza del terrorismo yihadista en Europa. ¿Existen paralelismos entre el fenómeno terrorista actual y el de inspiración izquierdista de los años 70 u 80 en otros países de Europa o como el de ETA en España?

Hay similitudes entre los [terroristas] yihadistas y los marxistas, al menos en el papel que juega la ideología, que es muy importante. Aunque claro, el yihadismo es una ideología surgida de una interpretación extremista de la religión islámica. Los terroristas marxistas eran antirreligiosos.

Hay otra una diferencia muy importante, y es la presencia de conflictos armados. Los yihadistas constituyen una red transnacional vinculada simultáneamente a múltiples escenarios de conflicto. Yo veo en esto algo sin precedentes y una gran diferencia respecto a los terrorismos nacionalistas, que pueden tener sus redes internacionales para recaudar fondos o cosas así. Pero no cooperan para realizar ataques de manera rutinaria en otros países. El terrorismo yihadista sí.

Toda campaña antiterrorista tiene su efecto colateral, que normalmente los yihadistas aprovechan para radicalizar a nuevas generaciones

Si hay diferencias entre esos terrorismos, ¿se les derrota de la misma forma o ahora hay que plantar, como dicen algunos, la bandera de Francia, la de Estados Unidos o la de Naciones Unidas en Raqa, la capital del Estado Islámico?

Los países occidentales no tienen otra alternativa más que debilitar al EI, haciendo todo lo que puedan para neutralizar las amenazas que de él puedan surgir. El problema aquí reside en que toda campaña antiterrorista tiene su efecto colateral, que normalmente los yihadistas aprovechan para radicalizar a nuevas generaciones.

¿Hasta qué punto el EI ha innovado en las prácticas terroristas con los ataques de individuos aislados ?

Al-Qaeda, en 2007 y 2008, ya había empezado a promover ataques de 'lobos solitarios' contra civiles, instituciones o países por haber insultado al profeta Mohammed. Lo que ha hecho el EI ha sido llevarlo más allá. Lo mismo pasa con los ataques como el de Bombay de 2008 [en el que miembros de la organización terrorista Lashkar-e-Talba realizaron una serie de atentados en cadena con armas de fuego y explosivos en doce puntos de la ciudad india]. El EI lo aplicó a Europa con el ataque en París de noviembre de 2015. Hay una continuidad en los ataques terroristas que vemos ahora y los que vimos en el pasado.

¿Qué es nuevo entonces en el Estado Islámico?

El EI es algo históricamente único porque ha conseguido, o al menos pudo conseguir, un control extenso de territorio [en Siria e Irak principalmente], además de haber conseguido el reclutamiento de una cantidad de combatientes extranjeros nunca vista. Esto hace del EI un grupo único en términos de fuerza y capacidad, incluida la de explotar las redes sociales o aplicaciones de comunicación protegidas, por ejemplo.

Aun así, sigue habiendo interacción entre yihadistas veteranos y jóvenes reclutados, ya sea en las zonas de conflicto o a través de Internet. Por eso la dinámica de la amenaza en Europa es muy parecida a la de la amenaza terrorista que siempre ha estado ahí. Lo que ha cambiado, en realidad, es la dimensión. Nos enfrentamos ahora a un actor más fuerte comparado con aquellos que nos encontramos en el pasado.

Los gobiernos europeos no entendieron la importancia que tienen en la lucha antiterrorista las plataformas o grupos islamistas radicales

En esta amenaza, ¿qué papel juega el conflicto en Siria?

Juega un papel importante en materia de movilización. Nunca nos enfrentamos en Europa a un conflicto capaz de movilizar a tanta gente viviendo en Europa. Cuando el conflicto sirio estalló ya había redes y grupos que servían de lanzadera para yihadistas. Tienen su origen en el Reino Unido, en el círculo formado los miembros del grupo islamista radical Islam4UK [contracción informal de “Islam para el Reino Unido”, un grupo prohibido en 2010 en aplicación de la ley antiterrorista británica].

Ese grupo pudo crear filiales en países de toda Europa como en Bélgica, Francia, España, Noruega o Dinamarca. Esas redes y filiales luego se aprovecharían para el reclutamiento masivo sirviéndose de la indignación generada por el conflicto en Siria.

Tengo la impresión de que los Gobiernos europeos no entendieron la importancia que tienen en la lucha antiterrorista estas plataformas o grupos. Esto ha contribuido a que la amenaza en Europa sea ahora mayor.

Grupos como Islam4UK se aprovecharon de las libertades democráticas, hasta su prohibición.

Absolutamente. Lo hicieron de manera muy consciente y abiertamente. Hicieron manifestaciones, reuniones públicas, dieron entrevistas a la prensa continuamente, dando cuenta de sus quejas, de sus mensajes y visión del mundo, pero siempre con mucho cuidado de no caer en actividades violentas.

El incremento de la actividad terrorista tras el auge del EI ha sido una auténtica llamada de atención en Europa

¿Sigue siendo posible en Europa que este tipo de grupos continúen aprovechándose de las libertades democráticas?

Creo que el incremento de la actividad terrorista tras el auge del EI ha sido una auténtica llamada de atención. Ahora estamos viendo en Europa que a estos grupos les resulta más difícil tener una actividad como antes. Grupos como Islam4UK han sido desmantelados, sus líderes han sido detenidos. Las leyes han ido cambiando y se han implementado en toda Europa para perseguir y detener a los combatientes extranjeros que son potencialmente peligrosos. Hay, además, menos tolerancia con cualquier tipo de activismo que se muestre a favor del EI o de Al-Qaeda.

¿Qué piensa de cómo se lidia con la información cuando se produce un ataque o cuando se desbarata un plan terrorista?

La prioridad de las autoridades después de un ataque tiene que ser la investigación, recoger pruebas y buscar cómplices. A menudo esto hace imposible hacer pública información en las primeras horas o días después de un ataque. Lo ideal sería obtener tanta información como fuera necesaria tan pronto como fuera posible para evitar las especulaciones después de un atentado. Porque una especulación que llega a ser noticia a veces se pega al caso durante mucho tiempo.

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