El presidente francés, François Hollande, ha subrayado este jueves en una conversación con la primera ministra británica, Theresa May, que en la negociación del brexit antes de hablar de las relaciones futuras entre Reino Unido y el bloque europeo, se discutirán las condiciones para su salida y, en concreto, los compromisos que asumirá Londres. 

Las negociaciones "deberían desarrollarse de forma clara y constructiva para levantar las incertidumbres y respetar plenamente las reglas y los intereses de la Unión Europea de 27", ha insistido Hollande en la conversación telefónica con May, según el comunicado del Elíseo. 

Para el presidente francés, primero "habrá que iniciar las discusiones sobre las modalidades de salida" del Reino Unido, siendo la prioridad los "derechos de los ciudadanos" y las "obligaciones que derivan de los compromisos asumidos por el Reino Unido". Una vez se obtengan "progresos" en las condiciones en que el Reino Unido abandonará el bloque, se abrirán las discusiones sobre "las relaciones futuras" entre ambas partes", precisó el mandatario francés. 

Además de con Hollande, la primera ministra británica ha comentado la notificación del brexit con el presidente español, Mariano Rajoy, que ha comunicado a través de Twitter la llamada con May sin dar detalles de la conversación.

Negociación dura

El Parlamento Europeo dejó claro este miércoles que tendrá mano dura con Reino Unido. La propuesta de resolución firmada por los líderes de los principales grupos políticos de la Eurocámara -populares, socialistas, liberales y verdes- marca las condiciones bajo las que la asamblea aprobará el acuerdo final del brexit. Entre ellas destaca que no tolerará la "degradación" de los derechos de los expatriados comunitarios y que la relación futura entre el bloque y Reino Unido se definirá cuando el país haya abandonado la UE. La intención de los 27 es "actuar al unísono" para preservar los derechos del bloque y minimizar los daños de la separación.

El jefe del Estado francés quiso dejar claro que el proceso abierto formalmente ayer con la notificación por Theresa May de la voluntad del Reino Unido de abandonar la UE no va a comenzar ya como querrían los británicos con la cuestión de la futura relación entre las dos partes.

Aunque tanto Londres como Bruselas quieren que la ruptura sea lo más ordenada posible, las posibilidades de que esto ocurra son bajas ya que las dos partes ni siquiera se ponen de acuerdo en los temas y plazos para las conversaciones y ya empiezan a intercambiar amenazas. 

Hollande indicó ayer que el brexit va a ser "doloroso económicamente" para el Reino Unido, que tendrá que enfrentarse a costes "en términos de trabajo, circulación libre y posibilidades financieras". En este sentido, el mandatario señaló que esto "ya ha comenzado con la instalación de empresas en territorio francés", aunque también aseguró que la intención de Francia no es en ningún caso "castigar" al pueblo británico.

Irlanda del Norte, una línea roja

Enda Kenny, primer ministro de Irlanda del Norte, ha agradecido el apoyo de los socios europeos y de la Eurocámara para que la situación especial del país sea una línea roja en las negociaciones con Londres para su salida de la UE. 

"Quiero agradecer el apoyo que hemos tenido de nuestros socios al proceso de paz. Ha sido clave y espero que nos ayuden a que la frágil estabilidad alcanzada persista", dijo el Taoiseach (jefe de Gobierno de la República de Irlanda) en el Congreso del Partido Popular Europeo (PPE) en La Valeta (Malta).

En ese sentido destacó el apoyo recibido para que se ponga sobre la mesa ante Londres la cuestión de una frontera especial para Irlanda del Norte, de forma que no sea una frontera exterior, "hard border", tras el brexit. La Eurocámara ha incluido esta prioridad en la resolución que votará la próxima semana en un pleno en Estrasburgo. 

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