Londres

En una sesión pospuesta por los atentados del pasado miércoles en Londres, este martes el Parlamento escocés ha dado luz verde a la petición de un segundo referéndum de independencia. Con los votos a favor del Partido Verde escocés, el Partido Nacional Escocés (SNP) ha conseguido 69 escaños de los 129 que forman la cámara de Holyrood (Edimburgo). El resto de partidos: tories, laboristas, liberal demócratas y un diputado independiente han votado en contra.

El Gobierno de Nicola Sturgeon tiene ahora legitimidad para iniciar las conversaciones pertinentes con el Gobierno británico. Le ampara la sección 30 de la Ley de Escocia de 1998, que asegura que el Parlamento escocés “puede legislar para la convocatoria de un referéndum”. La intención del SNP es celebrar la consulta “entre el otoño de 2018 y la primavera de 2019”, según comunicó la primera ministra escocesa el pasado 12 de marzo.

Estas son también las fechas que se barajan para la salida definitiva de Reino Unido de la Unión Europea, por lo que ambas rupturas pueden coincidir en el tiempo. Este solapamiento es la mayor amenaza para los planes de Sturgeon. La primera ministra británica, Theresa May, ya ha dicho por activa y por pasiva que no habrá referéndum hasta que no acabe el tira y afloja de las negociaciones del brexit.

La petición soberanista llega tres años después del primer referéndum escocés, celebrado en septiembre de 2014. En esa ocasión el 'No' a la independencia ganó por 10 puntos. Por eso, muchos se preguntan por los motivos que empujan al SNP a querer someter a Escocia a un segundo referéndum en un plazo tan corto de tiempo.

Las prisas del SNP por un referéndum

El motivo principal es el manifiesto que hizo el partido en 2016. El SNP se comprometió entonces a celebrar un nuevo referéndum “si hay pruebas claras y sostenidas” de que la independencia se ha convertido en la opción preferida de la mayoría del pueblo escocés o “si existe un cambio significativo y material en las circunstancias que prevalecen en 2014, como por ejemplo si Escocia es retirada de la UE contra nuestra voluntad”, reza ese documento.

Las encuestas sobre el apoyo independentista no muestran un cambio demasiado significativo con respecto a 2014. Uno de los últimos sondeos, publicado el 6 de marzo y una semana antes del órdago independentista de Sturgeon, daba un empate prácticamente técnico (47% al “Sí” y 46% al “No”). Sin embargo, el resultado del brexit dejó claro que un 62% de los escoceses quiere permanecer en la Unión Europea, frente a un 38% que optaron por abandonar.

El profesor Thomas Lundberg, experto en Política escocesa de la Universidad de Glasgow, encuentra precisamente en los resultados del brexit el principal motivo para convocar este nuevo referéndum. En declaraciones a EL ESPAÑOL, Lundberg explica que el SNP “podría beneficiarse más si la consulta tiene lugar después del brexit. Previendo un desastre económico tras el divorcio de Londres de la Unión Europea, afirma que “las consecuencias económicas negativas se sentirán en todo el país, especialmente en lugares tan dependientes de la UE como Escocia. Eso ayudará a los argumentos del Gobierno escocés que culpa a Londres de los problemas que atraviesa el país”.

El brexit es también la razón principal de este deseo de celebrar un plebiscito, según John Curtice, profesor de Política en la Universidad de Strathclyde (Escocia). Resume en dos los motivos para este referéndum: la naturaleza nacionalista del SNP y la presión que provoca la retirada de Reino Unido del mercado único. Este experto político considera que “dado que no hay señales de que Londres vaya a dar a Escocia la posibilidad de un brexit blando, Sturgeon ha tomado esta decisión”.

Curtice, también miembro de la Academia Británica de Humanidades y Ciencias Sociales, reconoce que las encuestas todavía no dan una victoria segura pero que, por otro lado, el SNP está hoy menos lejos del “No” que en 2014. La gente, añade, está “cabreada” por la futura salida del país de la Unión Europea y por eso, cree que la incertidumbre del brexit podría darle más votos a la causa del SNP. “Puede que para subir en as encuestas intenten difundir el mensaje de que es mejor la incertidumbre de una Escocia fuera del Reino Unido pero con grandes garantías de volver a la Unión Europea que un Reino Unido fuera del mercado europeo”, advierte.

La última palabra es de Westminster

Tras el visto bueno del Parlamento escocés, la última palabra sobre la consulta soberanista la tiene Westminster. El partido conservador de la primera ministra británica, con mayoría amplia, podría bloquear la consulta. 

Tras conocer el resultado de la votación en el Parlamento escocés, desde Londres ha llegado una rápida respuesta: no negociará con el Gobierno de Sturgeon. "Sería injusto para el pueblo escocés preguntarles sobre una decisión crucial sin la información necesaria sobre nuestra futura relación con Europa o lo que supondría una Escocia independiente", ha comunicado el Gobierno británico tras conocer el resultado de la votación.

Para May, que ya había mostrado su rechazo al calendario del referéndum escocés, la unidad del país es clave a unas horas de activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa “Ahora es el momento de estar juntos, no de dividirnos. Mi posición no va a cambiar”, alertó este lunes durante una visita a Escocia en la que se reunió con Sturgeon.

La política escocesa declaró tras ese encuentro que la primera ministra no hizo promesas sobre un aumento de los poderes a Escocia tras el brexit. Por ese motivo, insistió, el referéndum “debe celebrarse antes de que el Reino Unido deje Europa, así los escoceses podrán decidir como Estado independiente la relación que desean tener” con la futura Unión Europea.

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