Bruselas

El último embajador del expresidente Barack Obama ante la Unión Europea, Anthony Gardner (53 años), cree que la presidencia de Donald Trump puede suponer un cambio cualitativo a peor en las relaciones entre Bruselas y Washington. La nueva Administración, que celebró el brexitprefiere relacionarse por separado con cada Estado miembro y no aprecia el papel de la UE ni su contribución a la estabilidad mundial con su "poder blando", según explica en una entrevista a EL ESPAÑOL.

Casado con una madrileña, a Gardner, que habla un buen castellano, le gusta visitar a menudo España y aprecia sobre todo su buena comida y su calidad de vida. Uno de sus últimos viajes le llevó a Asturias y La Rioja. Tras una carrera desarrollada principalmente en el sector de las finanzas, ha sido embajador de Estados Unidos ante la UE entre 2014 y la llegada al poder de Trump el pasado enero.

No conoce personalmente a su autoproclamado sucesor en Bruselas, Ted Malloch, al que la Eurocámara quiere denegar el plácet por sus ataques a la UE, pero cree que finalmente no será él el escogido para el cargo. Lo que más le preocupa de la nueva administración es el daño permanente que pueda causar a las instituciones con su hostilidad hacia la prensa y los jueces. Gardner ejerce en estos momentos de profesor visitante en el Colegio de Europa en Brujas, donde recibe a este periódico.

Antes de Trump, ya ha habido conflictos importantes entre la UE y EEUU en cuestiones como la guerra de Irak o la crisis griega, ¿cuáles fueron los principales desencuentros durante su mandato como embajador?

Globalmente, nuestra cooperación fue realmente buena en muchas áreas, no sólo económicas sino también en materia política y de seguridad. Logramos muchas cosas por ejemplo en materia de privacidad de datos, mercado único digital, I+D o cooperación militar. Trabajamos juntos en definir y renovar varias veces las sanciones contra Rusia por su intervención en Ucrania.

Es cierto que en algunos cuestiones hubo diferencias, por ejemplo en comercio, donde no hicimos tantos progresos como pensábamos y no logramos un acuerdo final sobre la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés). Pero en conjunto, la imagen es de una colaboración fuerte y profunda. Y esto no es algo que haya hecho sólo el equipo de Obama, nos basamos en los progresos de décadas de administraciones tanto demócratas como republicanas. Estoy preocupado porque ahora el espíritu de cooperación y de apoyo a la UE (por parte de Trump) puede estar cambiando.

¿Cuál cree entonces que es el cambio cualitativo que representa Trump en su actitud hacia la UE?

Aunque todavía es pronto, el mayor cambio es que esta administración parece favorecer las discusiones bilaterales con los países por separado. Y creo que eso pierde de vista la importancia de la UE como actor más allá de sus Estados miembros individuales. También creo que esta administración mira al mundo como un juego de suma cero: si alguien gana, otro tiene que perder. Y no tiene gran consideración por el multilateralismo y por las instituciones internacionales.

La administración Trump mira al mundo como un juego de suma cero: si alguien gana, otro tiene que perder. E infravalora la contribución que hace la UE con su poder blando

Lo vemos en su lenguaje: 'América primero, compra americano, contrata americano. No creemos que la OMC o el orden económico liberal hayan beneficiado a nuestros intereses, vamos a ser unilaterales'. Esta administración infravalora la contribución que hace la UE con su poder blando, con la cooperación al desarrollo, la asistencia humanitaria y muchas otras cosas. Y su poder de atracción para miembros que quieren adherirse. Todas estas cosas son absolutamente vitales para la estabilidad de la región.

Al mismo tiempo, los enviados de Trump a Europa como el vicepresidente, Mike Pence, o el Secretario de Defensa, Jim Mattis, han dicho que la nueva administración apoya a la OTAN y a la UE, ¿a quién deben creer los líderes europeos?

De hecho, hace unos días el propio presidente dijo que le gusta la UE y que si los europeos están felices con la UE, él también. Eso es bueno, me alegra escuchar eso. Y el vicepresidente Pence dijo las cosas adecuadas para tranquilizar a los aliados. Pero las palabras y las declaraciones son una cosa y las acciones, otra. Y obviamente hay inquietud aquí y los aliados y la UE quieren que estas palabras se traduzcan en acciones y en un compromiso real.

También está muy claro que aunque el vicepresidente y también el presidente han dicho cosas buenas, hay gente próxima a los dos, incluyendo su asesor Steve Bannon,  que tienen una opinión muy mala sobre las organizaciones internacionales, el derecho internacional, el multilateralismo y la UE. Y creen que EEUU debe ir en solitario. Así que hay puntos de vista en conflicto dentro de la administración. Mi esperanza es que la comunidad empresarial, a través de los líderes empresariales que están ahora en el gabinete, ejerza su influencia para explicar al presidente y a otros lo importante que es la UE para nuestro propio interés.

Trump sigue manteniendo contactos con líderes populistas europeos como Nigel Farage del UKIP, ¿teme que su administración apoye de alguna forma a las fuerzas populistas de la UE en las elecciones de este año, por ejemplo a Marine Le Pen? 

Sería un enorme error hacer eso, así que espero que no ocurra. Resulta interesante que la primera ministra británica, Theresa May, cuando estuvo en Washington le dijo al presidente en el Despacho Oval que aunque ella tiene que llevar a cabo el brexit, no cree que vaya a haber otros brexit, que otros países salgan de la UE. Al contrario, Reino Unido considera como interés nacional propio que la Europa de los 27 continúe siendo una fuerza cohesionada.

Espero que el presidente Trump se dé cuenta de que también beneficia a EEUU que los 27 sigan juntos, prósperos e integrados

Espero que el presidente Trump haya escuchado ese mensaje y se dé cuenta de que también beneficia a EEUU que los 27 sigan juntos, prósperos e integrados. Apoyar a los populistas en estas elecciones (en Holanda, Francia y Alemania) sería un error dramático, porque conduciría a una fragmentación de Europa, a una Europa menos democrática, menos próspera y menos libre. Y ninguno de estos populistas son capaces de dar soluciones a los problemas de Europa. Son demagogos.

La Eurocámara ha pedido que se deniegue el plácet a su autoproclamado sucesor como embajador de EEUU en Bruselas, Ted Malloch, por sus declaraciones antieuropeas, ¿lo conoce personalmente? ¿sigue siendo el favorito para el puesto?

Este es un fenómeno sorprendente, porque (Malloch) ha logrado una gran atención por parte de los medios aunque no ha sido nombrado. Y tengo dudas de que su candidatura haya sido chequeada para verificar su pasado, sus declaraciones de impuestos, posibles conflictos de interés, etc. Es un proceso largo por el que yo tuve que pasar. No ha sido nombrado, no ha sido examinado, no ha sido confirmado por el Senado. Si pasara todas estas fases, entonces su nombre iría a la Comisión y a los 28 para el plácet. Queda mucho camino. Pero la prensa le está dando a esta persona mucha atención.

Obviamente, está postulándose para algún cargo, pero no creo que sea el de embajador ante la UE. ¿Cómo podría serlo cuando ha insultado al presidente de la Comisión Europea, ha dicho que los mercados financieros deberían apostar contra el euro, que la UE ha sido perjudicial para los intereses de EEUU? Todas estas declaraciones son inapropiadas, insultantes y plantean interrogantes serios sobre si podría ser eficaz aquí.

¿Hay otros candidatos? ¿Cuándo se cubrirá este puesto?

No es infrecuente que el puesto esté vacío durante meses. Mi antecesor se fue en julio de 2013 y yo empecé a trabajar en marzo de 2014. Creo que a mi sucesor no se le nombrará hasta dentro de unos meses y después todavía quedará un largo proceso hasta que esa persona llegue aquí.

Los líderes europeos han sido hasta ahora muy cautos respecto a las iniciativas de Trump, como el veto migratorio, ¿le parece una postura correcta o deberían ser más contundentes en sus críticas?

Creo que es el enfoque adecuado porque es obvio que Europa debe querer cooperar con esta administración, con EEUU, teniendo en cuenta su papel en el mundo. Así que es lo correcto. Deberían seguir trabajando para encontrar un terreno común con EEUU, porque habrá una agenda común, que será diferente a la que había con Obama, y quizá más reducida. Pero habrá una agenda común, en la que podrían figurar temas como el comercio, la lucha contra el terrorismo o el combate contra la evasión fiscal de las multinacionales.

Al mismo tiempo, creo que es absolutamente legítimo que los líderes europeos, como la canciller Merkel, digan: ‘Queremos cooperar con EEUU, pero nuestra cooperación debe respetar una serie de principios y valores clave: democracia, derechos humanos y protección del orden internacional liberal que hemos construido'. Es legítimo que los líderes europeos digan eso.

La tasa fronteriza que defiende el equipo de Trump podría desencadenar una guerra comercial extremadamente perjudicial entre la UE y EEUU

Ha mencionado la cooperación comercial, pero en Washington se habla de crear una tasa fronteriza, ¿no podría provocar esto una guerra comercial con la UE?

Es un riesgo importante y sería muy desafortunado si finalmente ocurre. Porque la UE denunciará la tasa fronteriza ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Y hay noticias de que EEUU está considerando tomar medidas unilaterales contra China y otros en lugar de trabajar en la OMC. Eso socavaría una institución que en general ha trabajado bastante bien. Y podría desencadenar una guerra comercial y eso sería extremadamente perjudicial, porque enfrentaría a EEUU contra Europa. Pero Europa es nuestro socio natural más cercano, que comparte nuestros puntos de vista en la mayoría de cuestiones, incluido el comercio. Deberíamos cooperar más con Europa, particularmente contra países que los dos lados pensamos que están abusando del sistema.

¿Qué le parecen los ataques de Trump a la prensa? ¿Ve algún precedente en la historia de EEUU?

No, no hay precedentes de un presidente de EEUU que haya actuado así. Y es muy inquietante para cualquiera que se preocupe por nuestras instituciones: nuestros jueces, nuestros medios, nuestra Constitución. Si aceptamos estos ataques y si no reaccionamos en defensa de nuestras instituciones, podrían ocurrir cosas muy graves. Pienso en el caso de Berlusconi en Italia. Lo más dañino que ocurrió en su mandato es que las instituciones se debilitaron, no sólo durante ese periodo sino para mucho tiempo. Y eso sería el peor legado de esta administración.

No hay precedentes de un presidente de EEUU que haya atacado a la prensa como Trump. Y es muy inquietante para cualquiera que se preocupe por nuestras instituciones

Pero esto no es sólo un fenómeno americano, es un fenómeno europeo también. Hemos visto en Reino Unido que los partidarios del brexit atacan a los jueces. Lo hemos visto en otros países europeos, donde no se respetan los hechos y se denigra a las élites. Y creo que los dos lados del Atlántico tenemos interés en proteger lo que nos hace diferentes, el respeto a las instituciones. Esa es para mi la auténtica agenda común.

¿Cómo prevé que evolucione la administración Trump? ¿Triunfarán los elementos más moderados o los populistas?

Es muy difícil decirlo. No lo sabemos porque hay facciones en esta Casa Blanca. Hay algunos como Bannon que creen que el presidente ganó estas elecciones siendo diferente, rompiendo todas las reglas, apartando a la prensa como intermediario y hablando directamente a través de Twitter. Esas personas van a decir: nos da igual si se ataca a la prensa porque es lo que nuestra gente quiere. Pero deberían tener cuidado con lo que desean. Porque llegará un momento en el que ellos querrán también que se respete a nuestros tribunales y nuestras leyes y que los medios funcionen correctamente. No se trata de un tema de republicanos contra demócratas. Es un problema de salud democrática.

Estoy decepcionado de que no haya más republicanos que hablen y expresen sus preocupaciones sobre Trump

Veremos cuál es la evolución. Pero en estos momentos me decepciona, francamente, que no haya más republicanos que hablen y expresen sus preocupaciones. Y la razón por la que no lo hacen es porque todavía es pronto y sienten que deben mucho al presidente porque logró el Congreso y el Senado para los republicanos. Pero creo que a medida que nos acerquemos a las elecciones de mitad de legislatura, si hay un auténtico estallido crítico contra lo que se está haciendo, algunos republicanos que se presenten a la reelección se desentenderán de esta Casa Blanca.

¿Cree que el ejemplo de estos primeros meses de la Casa Blanca ayudará a los populistas en las elecciones en Europa o disuadirá a los ciudadanos de votarles?

Creo que claramente supone un impulso para los populistas, o al menos ellos así lo consideran. Sostienen que EEUU votó para recuperar el control, hacer a América grande, recobrar la soberanía. Y más que eso, este presidente ha hecho que determinado lenguaje y determinadas cosas que no eran aceptables en el pasado, lo sean ahora. Hemos visto ataques a las minorías, a las mujeres, a los discapacitados. Estas son cosas que hace unos años se habrían considerado totalmente inaceptables. Y mucha gente se sorprende de que ahora se puedan decir. Y los populistas de aquí claramente están diciendo: debemos tomar ejemplo y hacer lo mismo. Pero no estoy tan seguro de que en Europa vaya a haber el mismo grado de permisividad hacia alguna de estas técnicas.

La actuación de Trump en la Casa Blanca supone un impulso para las fuerzas populistas en Europa. Pero yo soy cautamente optimista y creo que tendremos buenos resultados en Holanda, Francia o Alemania 

¿Podríamos entonces tener al final de este año una administración similar a la de Trump en Europa o descarta ese riesgo? 

Siempre hay un riesgo. Algo fundamental ha ocurrido con las encuestas, que obviamente estaban muy equivocadas sobre el brexit o sobre Trump. Así que no debemos infravalorar los riesgos. No obstante, sigo siendo bastante optimista y creo que tendremos buenos resultados en Holanda, en Francia y mucho más en Alemania, porque los dos principales candidatos apoyan claramente las instituciones y la cooperación transatlántica. Incluso en el caso de Le Pen, aunque yo no pienso que vaya a ganar la segunda vuelta de las presidenciales, debemos recordar que hay otras elecciones legislativas en junio y ahí sería realmente extraordinario que se eligiera a un Parlamento que apoye sus políticas de sacar a Francia del euro y de la UE. Debería ocurrir algo dramático. Así que, en conjunto, soy cautamente optimista. 

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