El líder del Partido Socialdemócrata alemán (SPD) se hizo a un lado y nominó a Martin Schulz este martes para ser el próximo candidato a las elecciones generales del 24 de septiembre. Schulz mantiene el silencio, mientras en los medios alemanes dan por hecho que se enfrentará a Merkel. Abandonó la presidencia de la Eurocámara hace sólo unos días, aunque lo anunció en noviembre. Quería volver a la arena germana. Cuando dejó su país convertido en eurodiputado únicamente había llegado a alcalde de una ciudad germana poco conocida llamada Würselen, que actualmente cuenta con cerca de 40.000 habitantes y está cerca de la frontera oeste del país.

Se crió como el pequeño de cinco hermanos, hijo de un funcionario de Policía de una familia de mineros socialista y de una madre de origen burgués activa en el partido cristianodemócrata, perfila Der Spiegel. Quizá a esa convivencia se deba el carácter de consenso que ha mostrado como presidente del Parlamento Europeo durante 5 años.

Candidato a otra gran coalición

"Este país necesita un nuevo liderazgo en tiempos difíciles", ha dicho Schulz en una rueda de prensa conjunta con Gabriel. No será fácil que desbanque a Merkel, pero los datos muestran que él sí puede poner las cosas difíciles a la canciller.

Una encuesta de Forsa publicada el pasado 14 de diciembre concedió un 37% del apoyo del electorado a la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel, al SPD lo dejó en un 21% (1 punto porcentual menos que en la anterior) y confirmó como tercera fuerza a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) con un 11%, por delante de los verdes (Die Grünen) y la izquierda (Die Linke). Pero una encuesta publicada este mes por el diario Bild da datos muy halagüeños para la candidatura de Schulz: le deja en un 38% de los apoyos frente a un 39% de Merkel. Sin embargo, si Gabriel fuera el contrincante, el resultado sería de un 26% para el socialdemócrata frente a un 47% para la canciller.

Sigmar Gabriel, que pasará en febrero de llevar la cartera de Economía a liderar la de Exteriores, ha dejado paso a Schulz como cabeza de lista del SPD con la esperanza de que pueda ganar. Pero desde Bruselas están convencidos de que su sino es repetir una gran coalición.

El secretario general del Partido Popular Europeo, el español Antonio López-Istúriz, reconoce en conversación con EL ESPAÑOL que es una persona de “bastante consenso político” y cree que formará una nueva gran coalición con Angela Merkel tras los comicios. “Creo que va a ir muy bien por si hay una nueva grosse coalition [gran coalición] con Angela Merkel. Él siempre ha confiado en el PPE (en Bruselas), con quien se sentiría más a gusto en una coalición con la CDU”, indica convencido de que no habrá ninguna mayoría en las urnas alemanas el próximo otoño. “Aquí la coalición está servida, está clarísimo”.

Beatriz Becerra, eurodiputada española independiente bajo el paraguas liberal demócrata de ALDE, también da por hecha otra gran coalición en Alemania con Schulz al frente del SPD: “Si consigue llegar al Bundestag renovando la coalición con Merkel, podría aportar un equilibrio de los excesos de frenada que lastran al Consejo Europeo con Alemania al frente”. Considera que es “un innegable activo” para la unidad europea en tiempos del brexit y que podría “suponer un estímulo notable para la acción conjunta que necesitamos ahora más que nunca”.

López-Istúriz le considera “energético, resolutivo, muy trabajador”, pero también con un “mal carácter” que genera tensiones. “Nadie duda de la visibilidad que le ha dado al Parlamento Europeo”, aunque en su opinión le “han perdido sus maneras”. El socialista anunció el pasado 24 de noviembre que no se presentaría a la reelección y aseguró que su intención era presentarse como cabeza de lista del SPD para el Parlamento alemán por Renania del Norte Westfalia, aunque desde el principio se especuló con el que acabaría siendo su papel en la política germana.

Su victoria al alcoholismo le hizo más fuerte

Fue al instituto de Würselen entre 1966 y 1974. Empezó a militar en el SPD y se formó como librero. Jugó al fútbol en un equipo juvenil de segunda división, pero tuvo que abandonar sus ambiciones futbolísticas tras una lesión. En esa época, según ha relatado él mismo, se volvió alcohólico y desde 1980 es abstemio.

“No tengo nada que ocultar. Las luchas que tuve que combatir en mi vida, las combatí -y con éxito”, dijo al respecto a la revista Bunte. “Desde hace 32 años vivo de forma consecuentemente abstemia. Y eso que fui alcalde de un baluarte del carnaval. También puedo ser divertido así”, comentó a la publicación en 2014.

Contó que cuando tocó fondó se dijo a sí mismo: “O corto por lo sano o me rompo. No quería tirar mi vida por la borda: con 27 tuve mi propia librería y desde entonces sólo fue hacia arriba”. Fue a los 31 años, en 1986, cuando tomó el bastón de mando de la ciudad que le vio crecer y donde previamente había sido concejal.

La “euforia por Schulz”

En 1994 dio el salto a la política europea, cuando obtuvo un escaño en la Eurocámara. Le apodaron “el Kissinger de Würselen”, según Süddeutsche Zeitung. Diez años más tarde, los socialdemócratas europeos le eligieron presidente de la formación por abrumadora mayoría. Tras la pérdida de las elecciones del SPD en 2009 en Alemania, Schulz recibió el encargo de responsable de asuntos europeos de la formación.

Ahora en Alemania se habla incluso de la “euforia por Schulz”, por el entusiasmo que despierta en algunos sectores este carismático político. “Mucha gente le conoce en Alemania como súper europeo, pero no saben prácticamente nada sobre él”, escribió el jefe de política de la revista Der Stern en diciembre.

Habla francés, inglés, italiano, holandés y español. Este fan del FC Colonia parece dispuesto a ganar el partido a Angela Merkel. Los sondeos y elecciones regionales recientes en Alemania prometen un camino difícil al nuevo candidato del SPD; de hecho, Sigmar Gabriel ha renunciado porque sus sondeos internos indican que él no podría ganar a Merkel. Espera que Schulz pise fuerte. Si consigue remontar hasta el punto de arrebatar a Merkel la cancillería, es otra historia. Pero tiene ocho meses por delante para intentarlo.