“No es permisible para una mujer (…) aceptar lo que le da placer y rechazar lo que va contra sus deseos”. A las mujeres que cuestionen la esclavización de las cristianas yazidíes: “¿Qué te pasa? ¿Cómo haces un juicio así? ¿Cuál es tu religión? ¿Cuál es tu ley? Mejor dime quién es tu señor”. “Para concubinas no hay límite”. “Mi hermana musulmana, por supuesto que eres una guerrera de la yihad, y si el arma del hombre es el asalto con rifle y el cinturón explosivo, sé que el arma de las mujeres es su buen comportamiento y conocimiento”.

Las mujeres resultan esenciales para perpetuar el proyecto de un califato donde rija la violenta interpretación del islam del autodenominado Estado Islámico (EI) o Daesh y una de las grandes asignaturas pendientes de la lucha antiterrorista que los expertos coinciden en señalar desde hace tiempo es una contranarrativa o narrativa alternativa a la maquinaria propagandística del EI. Julia Musial es una investigadora de la Universidad de Tübingen (Alemania) que ha tomado la sartén por el mango y para su tesis estudió los contenidos dirigidos al público femenino de la revista Dabiq que edita el EI. “Las implicaciones de los hallazgos de este estudio para la investigación sobre la radicalización podría ayudar a desarrollar contranarrativas efectivas y ajustarlas a las especificidades de género”, espera la investigadora, según indica en un documento que ha publicado en el número de invierno 2016/17 del Journal for Deradicalization (Periódico para la Desradicalización).

¡Quién sabe, a lo mejor el precio de Michelle Obama no excedería siquiera un tercio de un dinar y un tercio de un dinar es demasiado para ella!

Las citas que encabezan este artículo son extractos seleccionados por Musial de la sección dedicada a las mujeres en la principal revista del grupo terrorista, que se edita en inglés y se llama “A nuestras hermanas” o “De nuestras hermanas”, según el número. Los contenidos dirigidos a las mujeres las firma teóricamente una mujer con el nombre de Summayyah “al Muhajirah”, es decir una musulmana que emigró a los territorios controlados por el Estado Islámico (principalmente en Siria e Irak, donde actualmente pierden terreno). En su caso parece provenir de un país árabe, indica Musial en su estudio, y el contenido que escribe va dirigido a otras mujeres para que no sólo se unan al EI, sino que emigren a los territorios que controlan para contribuir con la procreación y el cuidado de los terroristas al proyecto a largo plazo del pretendido califato o país en el que rija la violenta interpretación del islam del Daesh.

La autora del documento argumenta que los contenidos van dirigidos a mujeres occidentales jóvenes, con imágenes de terroristas expuestos como en un “póster juvenil” en pose de guerrero heroico y comentarios como “¡Quién sabe, a lo mejor el precio de Michelle Obama no excedería siquiera un tercio de un dinar y un tercio de un dinar es demasiado para ella!” justificando de nuevo la esclavitud de las mujeres.

VENDIDA CUATRO VECES

La especialista en el mundo musulman Dolors Bramon, profesora emérita de la Universidad de Barcelona y autora de Ser mujer y musulmana (Ed. Bellaterra), subraya a EL ESPAÑOL que la mujer musulmana no debe sentirse forzada a hacer algo en contra de su voluntad. Cualquier sugerencia de los terroristas en Dabiq o cualquier otro canal de comunicación “se contradice totalmente con más de una frase del Corán”, aclara. “No os prohibáis las cosas buenas que Dios os ha permitido”, Corán 5:87; “busca entre las cosas que Dios te ha dado el último palacio, pero no olvides la parte (de placer) que te toca en este mundo”, 28:77; “Dime quién ha prohibido los adornos que Dios ha dispuesto para sus siervos y las cosas buenas con las que Dios os ha favorecido”, 7:32.

Bramon explica que lo que Alá espera de una buena musulmana es que se case y tenga hijos, pero también que obtenga un “trabajo decente”, que “no abandone a su familia” y que “cuide de sí misma” igual que de sus allegados.

Más de 3.500 niños y mujeres están aún secuestrados por el Daesh. Cada día mueren mil veces

Precisamente dos mujeres yazidíes, Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar, que sobrevivieron al cautiverio del EI en Irak recogieron en diciembre el Premio Sajarov de derechos humanos que otorga el Parlamento Europeo. “Fui vendida cuatro veces por el Daesh como esclava", destacó Aji Bashar en su discurso ante la Eurocámara. Quedó desfigurada durante su huida y su amiga de la infancia y otra niña de 9 años murieron. Las habían violado a todas. “Más de 3.500 niños y mujeres están aún secuestrados por el Daesh. Cada día mueren mil veces”, aseguró.

Nadia Murad contó que los terroristas les habían dado dos opciones a los cristianos yazidíes: o morir asesinadas o convertirse al islam (a la versión violenta que ha inventado el EI). “Este genocidio no fueron sólo asesinatos, sino que también consistió en esclavizar a mujeres de manera sistemática y secuestrar a niños”, explicó.

PARAÍSOS INEXISTENTES

La eurodiputada Beatriz Becerra (ALDE) que había promovido su candidatura al galardón advierte a las mujeres que se puedan plantear unirse a las filas del Estado Islámico que “sólo puedes esperar esclavitud. No te dejes engañar por paraísos en la tierra, porque no existen”. En declaraciones a EL ESPAÑOL asegura que sólo necesitan a las mujeres “para una cosa: tener estatus de guerrero (sin una o varias mujeres no tienen ese título), para ser su esclava sexual y darle descendencia que refuerce sus filas, para cocinar y para coserles chalecos explosivos”. Además, advierte, al igual que Musial en su investigación, de que también está evolucionando el rol de las mujeres en la organización terrorista y les están comenzando a encomendar atentados suicidas.

Becerra aconseja a quien se pueda sentir perdida que no dude en pedir ayuda y orientación para obtener protección y acompañamiento. Si el entorno más próximo no sirve o es insuficiente, existe desde hace poco AWARE, Alianza de Mujeres contra la Radicalización, una plataforma de expertos europeos creada por esta vicepresidenta de la Subcomisión de Derechos Humanos de la Eurocámara. Para quien detecte posibles casos de radicalización en su entorno, también puede ponerse en contacto con las Fuerzas de Seguridad a través de la web Stop Radicalismos.

Sólo te necesitan para una cosa: tener estatus de guerrero (sin una o varias mujeres no tienen ese título), para ser su esclava sexual y darle descendencia que refuerce sus filas, para cocinar y para coserles chalecos explosivos

La propaganda en la sección dedicada a las mujeres de la revista terrorista se basa principalmente en argumentos pseudoreligiosos y de género. Promete que la migración al supuesto califato que declaró el líder de la organización, Al Bagdadi, en 2014 es una puerta de entrada segura al paraíso. También asegura que el EI proveerá de un entorno para practicar el islam de forma segura, en contraposición a la islamofobia que pueden sufrir en Occidente. Lo que no menciona es que tergiversa o inventa lo que dice el Corán, como muestra Bramon o los artículos publicados anteriormente en este diario bajo el título “Estado Islámico contra el Corán: las pruebas de que no tiene nada que ver con el islam” así como "Diccionario expresión de la perversión del Estado Islámico".

HERMANDAD IDEALIZADA

El desarraigo o la falta de sentimiento de pertenencia a una sociedad o grupo lleva según numerosos estudios en toda Europa a que jóvenes de segundas generaciones de migrantes, hombres y mujeres, se sientan atraídos por la idea de contribuir a la creación de un país, una identidad común (y no necesariamente porque fueran devotos anteriormente). “Hay una sensación de que no tienen futuro aquí, de que llamándote tal apellido te será más difícil encontrar piso. No hay perspectivas de futuro muy prometedores”, admite la profesora Bramon. Pero al mismo tiempo recuerda que “eso les está pasando a musulmanes, a negros, a los pobres sean del color que sean día a día” en todas partes.

La propia autora del estudio publicado en Journal for Deradicalization admite a EL ESPAÑOL que "es difícil convencerlas con contraargumentos, porque cada voz contraria la ven como una confirmación de su lucha contra los no creyentes". Indica que si el proceso de radicalización ya está avanzado, la mujer necesitaría ayuda profesional. En Alemania la organización Hayat se dedica a ello y en algunos casos las familias de las jóvenes han conseguido evitar su emigración para unirse al grupo terrorista, explica.

Con todo ello juega el grupo terrorista autodenominado Estado Islámico. En el caso de las mujeres, la propaganda de Dabiq ofrece además una unión en hermandad con otras mujeres, donde pretende hacer creer que no existen los prejuicios ni marginaciones. “Estas reuniones (de hermanas) deberían estar libres de cotilleo, chismorreo y otros pecados (…) y deberían servir a un fin como la oración, aprender la religión o mantener los lazos familiares”, asegura un texto del número 13 de la revista. Se contradice a sí misma, pues sólo unos números antes (en el 10) ofrecía recompensar con un marido mejor a la esposa que abandonara a su marido supuestamente menos devoto.

Un matrimonio romántico y la aventura de “un largo y duro viaje (para migrar hasta territorios ocupados por el EI) que es también excitante y lleno de recuerdos” son otros de los alicientes que dibuja la propaganda oficial. Pero a la vez califica a las mujeres de “esclavas de Alá” y se escuda en su trato a las mujeres como esclavas sexuales al decir que “no hay límite para las concubinas”. Bramon admite que el Corán además de establecer un máximo de 4 mujeres para cada hombre musulmán siempre que pudiera mantenerla, también toleraba el concubinato. Sin embargo, resalta el contexto histórico en el que sucedió y las indicaciones en contra que señala la propia escritura sagrada del islam.

“Para poder tener más de una mujer, lo dice el Corán claramente: 'no podréis ser equitativos con vuestras mujeres aunque queráis', con lo que está rechazando la poligamia. El Corán no se atrevió a dar el paso de prohibir la poligamia, porque era una sociedad totalmente polígama y habría sido una revuelta social. La tolera, pero le está poniendo unas trabas imposibles. La prueba está en que la inmensa mayoría de los musulmanes son monógamos”, detalla. En cuanto a las concubinas, que equivalen a “esclavas sin derecho”, “el Corán no se somete contra ello dado que en aquella época había esclavitud, (pero en el contexto actual) la esclavitud no tiene nada que ver con la religión”, zanja.

A las que aún así puedan pensar que pertenecer al Daesh puede reportarles beneficios, la profesora les advierte: “Te están engañando: te prometen algo que no te darán. Algunas creen que irán allí a cuidar huérfanos o a ejercer de enfermeras y aumentar el número de niños musulmanes. No parece que se encuentren con lo que les han prometido. Yo no he estado allí, pero lo dicen algunas que han conseguido volver, con una sensación de engaño, maltrato. Son traicionadas”.

Musial comenta a este diario que será una "tarea crecientemente importante en nuestras sociedades, ofrecer a los jóvenes una patria y una plataforma en la que sean valorados". Y ello a menudo comienza en los colegios, pero también en asociaciones y la familia, recuerda.

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