Mánchester

Diez personas que no se conocen comparten una misma casa durante diez días. Algunos vienen de Londres. Otros son de Mánchester, Croydon o Glasgow. Tienen edades distintas y profesiones diferentes. A primera vista, parece que estamos hablando de una nueva edición de Gran Hermano. Sin embargo, en este reality show todos los participantes son musulmanes.

Muslims like us (Musulmanes como nosotros) es la nueva apuesta de la BBC que ha llegado esta semana a la televisión británica. El “Gran Hermano a lo musulmán”, como lo han bautizado varios medios anglosajones, ha ofrecido una versión abreviada del conocido formato en dos episodios únicos de una hora, emitidos este lunes y martes por la noche.

El exboxeador que admira al Estado Islámico

La controversia comenzó incluso antes de la emisión de los episodios. La decisión de la BBC de incluir en el programa a Abdul Haqq, un exboxeador británico de ideología extremista que ha justificado públicamente las ejecuciones perpetradas por el grupo terrorista Estado Islámico (EI), ha provocado fuertes críticas. Haqq fue absuelto el año pasado por la Justicia británica de querer unirse al EI, pero las autoridades siguen reteniendo su pasaporte por motivos de seguridad.

Abdul Haqq intenta dominar el comportamiento de sus compañeros desde el primer momento. En el primer episodio, el exboxeador entrega un papel con instrucciones sobre cómo debe vestir una “buena musulmana” a una de sus compañeras, a lo que otra de las mujeres respondió diciendo “que lo tire a la basura”. También intenta que hombres y mujeres se sienten en mesas distintas a la hora de comer, lo que es rechazado por el resto de ocupantes de la casa.

El rodaje de la serie tuvo lugar apenas días después de la masacre de Niza, donde un terrorista arrolló con su camión a decenas de personas y mató a 86, por lo que los habitantes de la casa se reúnen para escuchar las noticias sobre el atentado. Haqq asegura que él únicamente siente pena por los musulmanes que murieron en la masacre, lo que provoca una fuerte pelea en la casa. Los demás participantes del programa le preguntan si acaso él piensa que la vida de un musulmán vale más que la de los demás. Ante la respuesta afirmativa de Haqq, sus compañeros abandonan la habitación como forma de protesta.  

David Lewin, del think tank especializado en extremismo Henry Jackson Society, afirma a EL ESPAÑOL que un hombre que ha mostrado su admiración por este grupo terrorista no tiene cabida en un programa de la BBC. “Si el apoyo al Estado Islámico es una opinión minoritaria entre los musulmanes, entonces no tiene sentido incluir a este individuo en un programa que trata sobre la diversidad en esta comunidad”, asegura.

Sin embargo, la BBC ha defendido esta decisión “ya que este tipo de personas existen en la comunidad musulmana, por lo que sería un error no abordar este tema”.

Un cómico, un homosexual y una profesora de primaria

A pesar de la polémica que ha causado la participación del exboxeador, la recepción que el programa de la BBC ha tenido entre la comunidad musulmana ha sido mayormente positiva. El grupo de hombres y mujeres que ha ocupado la casa incluye a un cómico, un hombre homosexual, un estudiante nacido en Siria y una profesora de primaria. De las cinco mujeres de la casa, sólo dos de ellas llevan hiyab (el velo sencillo sobre el pelo) habitualmente.

“Estoy contenta de ver una representación tan diversa de nuestra comunidad”, dice Lucy Bushill-Matthews, directora de la ONG musulmana MADE a EL ESPAÑOL. “En lo que se refiere a Abdul Haqq, entiendo por qué la BBC pensó que era apropiado incluirle entre los diez participantes. Pero es importante recordar que esto no significa que uno entre diez musulmanes comparta esta ideología”.

Una razón que explica este buen recibimiento por parte de la comunidad musulmana es la moderación que la mayor parte de los ocupantes de la casa exhiben frente a las ideas radicales del exboxeador. En el primer episodio, Farheen, un hombre homosexual, admite ser gay ante sus compañeros. Menos Haqq, todos aceptan que la homosexualidad es compatible con el islam y apoyan la decisión de Farheen de salir del armario. Varias organizaciones musulmanas han felicitado al programa de la BBC por dar visibilidad a los homosexuales musulmanes.

La mayoría de habitantes de la casa tampoco tienen problema en beber, fumar o salir a bares. Tras una noche de fiesta, Barra, el estudiante sirio, se encuentra con un hombre que admite formar parte de la English Defence League, un movimiento de ultraderecha e islamófobo. Animado por el alcohol, Barra abraza al hombre e intenta convencerle de que no son tan distintos como el partidario de la English Defence League piensa. "Yo odio al ISIS [Estado Islámico] tanto como tú", dice, y la conversación termina con un amigable choque de manos. 

Karaoke, tacones y peleas

El programa de la BBC difiere del Big Brother británico en algunos aspectos. Ninguno de los participantes es expulsado y los ocupantes de la casa pueden salir al exterior, por lo que una de las escenas tiene lugar en un karaoke. Una de las favoritas de la serie es Mehreen Baig, una profesora de colegio que no oculta su predilección por los tacones, la ropa ajustada y el maquillaje. “La gente piensa que soy una mala musulmana”, dice en un momento de la serie. “Pero yo soy una musulmana normal y corriente. Lo que pasa es que nuestra voz es la que menos se escucha”.

Sin embargo, el reality también tiene bastantes similitudes con el Gran Hermano tradicional. Las peleas, gritos y lloros son habituales, aunque en este caso las discusiones sean principalmente sobre el islam, qué significa ser musulmán hoy en día o los problemas dentro de la religión.

Gracias a este formato, los espectadores han podido observar el día a día de los habitantes de la casa ubicada en York. La creadora del programa Fatima Salaria explica que el objetivo de la serie es desmontar tópicos sobre los musulmanes y mostrar la diversidad que existe en esta comunidad.

El programa ha llegado en un momento especialmente delicado, ya que hace apenas una semana después de un informe que alertaba que la segregación y la exclusión social han alcanzado niveles preocupantes en Reino Unido. Este documento hacía especial hincapié en la comunidad musulmana.

Para algunos, el formato del programa impide una verdadera reflexión sobre los desafíos a los que se enfrenta la comunidad musulmana en Reino Unido. Mustafa Field, director de la plataforma Faiths Forum, explica a EL ESPAÑOL que en su opinión la serie es demasiado simplista.

Muslims like us representa una falsa dicotomía entre musulmanes completamente occidentalizados a los que no les importa ir al karaoke o beber alcohol y dogmáticos radicales como Haqq”, dice Field. “Pero también existen los musulmanes conservadores que no tienen ningún tipo de vínculo con movimientos extremistas. Si la BBC decide hacer otro programa de este tipo, espero ver también a los conservadores religiosos. Puede que no vayan al karaoke, pero pondrían en su lugar a un tonto como Abdul Haqq”.

A pesar de estas deficiencias, que “El Gran Hermano musulmán” se parezca tanto al Gran Hermano tradicional también refleja la diversidad que quería conseguir el programa. Como dice Mahreen al final de la serie, “¿te puedes imaginar la locura que sería definir lo que es ser musulmán basándote en nosotros diez?”.