Los musulmanes de Saint Etienne du Rouvray donde los terroristas Adel Kermiche y Abdel Malik Petitjean asesinaron al anciano sacerdote Jacques Hamel no quieren enterrar en su localidad al primero, vecino de este pueblo normando. Ambos murieron abatidos a tras degollar al cura mientras celebraba misa.

Pero ahora Francia no sabe qué hacer con el cuerpo de Kermiche. El creció en esa misma localidad, donde le había destinado la justicia bajo arresto domiciliario en casa de sus padres. Llevaba un brazalete electrónico para mantenerle vigilado, pero aprovechó las cuatro horas matutinas que le permitían salir de su casa para cometer el ataque.

El imán de la mezquita de Saint Etienne, Mohammed Karabila, se ha negado a darle sepultura, a no ser que le obliguen. Dos días después del ataque explicó a la Agencia France Presse que su comunidad no quiere “ensuciar el islam” enterrando al joven asesino de 19 años. Tampoco quieren hacer el lavado del ritual funerario que marca la fe musulmana para los fallecidos.

Sin embargo, más tarde admitió al diario danés Jyllands Posten en una entrevista que no le quedará más remedio que hacerlo si el alcalde da el permiso para la inhumación y la familia la solicita. Por otra parte, Karabila reconoció en la emisora Europe 1 que los restos de Kermiche “deben reposar en algún lado” y anunció que en caso de enterrarlo finalmente en el pueblo, no habría ningún representante oficial ni una oración en la mezquita, sino en el cementerio.

“Si el alcalde da su autorización querríamos una tumba sin inscripción”, apuntó. Y es que también existe el temor de que una sepultura con nombre pudiera dar lugar a un lugar de peregrinaje para otros fanáticos seguidores del grupo terrorista Estado Islámico, al que declararon su lealtad los dos agresores.

OFERTA DESDE DINAMARCA

¿Cómo es que un periódico danés entrevistó al imán de Saint Etienne? Resulta que una comunidad musulmana de ese país ha ofrecido enterrar el cuerpo del terrorista. “Es un derecho humano ser enterrado, indistintamente de lo que haya hecho”, explicó su oferta el presidente del Fondo Islámico Danés para los Entierros, Kasem Said Ahmad, en el diario de ese país Jyllands Posten.

Él también condena y resalta que el atentado “es un acto contrario al islam”, pero a la vez considera que tampoco es “islámico” negarse a enterrar a un musulmán. Su organización ya se encargó en el pasado de enterrar a un terrorista yihadista que atentó en Copenhague en febrero de 2015 al que asistieron más de 600 personas, según el periódico danés. "Si nos llega una petición de la familia para enterrarlo (aquí), podríamos hacerlo”, indicó el miércoles. Sus allegados tendrían que encargarse del traslado del cuerpo.

OTROS TERRORISTAS ENTERRADOS

Pero en Francia también hay yihadistas enterrados, y no son pocos. En el caso de los hermanos Kouachi, que atentaron contra el semanario satírico Charlie Hebdo, los alcaldes de dos localidades accedieron a enterrarlos en contra de su voluntad y ambas tumbas son anónimas, recuerda la cadena BFM TV. Uno de ellos intentó negarse explícitamente hasta que la autoridad provincial le obligó. El otro edil dijo que no le quedaba más remedio.

También Mohamed Merah, el yihadista que mató a judíos y militares en 2012 en Toulouse y Montauban, está enterrado en suelo francés; Amedy Coulibaly, el terrorista que atentó en un supermercado judío, también. Los tres terroristas de la sala Bataclan en París están igualmente enterrados en Francia y otros asesinos del pasado 13 de noviembre en la capital francesa recibieron sepultura en Bélgica.

El imán Karabila era amigo de Jacques Hamel, con quien compartió foros sobre la convivencia y tolerancia. Además, la parroquia del sacerdote de 86 años cedió hace más de una década unos terrenos a la comunidad musulmana de la localidad para construir una mezquita. Karabila no se ve enterrando a un terrorista y el destino final del cuerpo de Kermiche aún no está escrito.

Noticias relacionadas