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La Policía tailandesa ha detenido a una mujer acusada de haber mantenido relaciones sexuales con varios monjes y de utilizar grabaciones de los encuentros para extorsionarlos durante al menos tres años.

La sospechosa, identificada por las autoridades solo como Ms Golf, habría obtenido unos 385 millones de baht -casi 12 millones de dólares- mediante este esquema, que ha reavivado las denuncias de corrupción y escándalos dentro de la institución budista del país.

El caso salió a la luz a mediados de junio, cuando un abad de Bangkok abandonó inesperadamente la vida monástica tras ser víctima de un chantaje.

Según las autoridades, Ms Golf había iniciado una relación con el monje en mayo de 2024 y, posteriormente, le exigió más de siete millones de baht alegando estar embarazada y necesitar apoyo económico.

A raíz de esta denuncia inicial, la policía descubrió que otros religiosos habían transferido dinero a la misma mujer en circunstancias similares.

El portavoz policial detalló que, en un registro a su domicilio, se incautaron más de 80.000 fotos y vídeos utilizados para coaccionar a los monjes. Una parte considerable del dinero extorsionado se habría destinado al juego online.

“Se trata de un modus operandi claramente premeditado y sostenido en el tiempo”, explicó la policía durante una rueda de prensa, como recoge la BBC.

Ms Golf enfrenta ahora cargos por extorsión, blanqueo de capitales y recepción de bienes obtenidos ilegalmente.

Las autoridades han abierto también una línea telefónica para que ciudadanos denuncien comportamientos inapropiados por parte de miembros del clero.

Crisis de credibilidad

Este escándalo es solo el más reciente de una larga serie de incidentes que han puesto en entredicho la integridad del Sangha, la estructura monástica que rige el budismo en Tailandia, un país donde más del 90% de la población profesa esta religión.

En 2017, el monje Wirapol Sukphol saltó a los titulares internacionales por su vida de lujos y sus delitos relacionados con fraude, abusos sexuales y lavado de dinero.

Más recientemente, en 2022, un templo del norte del país quedó vacío tras la detención de sus cuatro monjes por tráfico de drogas.

El propio rey de Tailandia, Vajiralongkorn, intervino esta semana retirando títulos honoríficos previamente concedidos a 81 monjes, en respuesta a lo que calificó como “comportamientos que han causado gran sufrimiento espiritual a los fieles budistas”.

Reforma estructural

Ante la creciente indignación pública, el Consejo Supremo Sangha -máxima autoridad del budismo tailandés- ha anunciado la creación de un comité especial para revisar las normas internas del clero.

El Gobierno, por su parte, estudia la imposición de sanciones más severas, que incluirían multas y penas de prisión para los monjes que incumplan su código de conducta.

No obstante, varios académicos apuntan a que el problema de fondo es estructural: “El Sangha funciona como una burocracia autoritaria: los monjes mayores actúan como altos funcionarios, y los más jóvenes, como subordinados. Eso dificulta denunciar comportamientos indebidos”, afirmó Suraphot Thaweesak, experto en religiones entrevistado por la BBC tailandesa.

Para Prakirati Satasut, socióloga de la Universidad de Thammasat, la clave está en arrojar luz sobre los casos y restaurar la confianza pública: “Todo depende de si el Consejo Sangha está dispuesto a amputar algunas extremidades para salvar el cuerpo entero”.