El expresidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, ha logrado evitar una nueva orden de arresto tras quedarse en ropa interior en pleno centro de detención, justo cuando los investigadores se disponían a ejecutarla para interrogarlo en un caso de presunto tráfico de influencias, recoge Reuters.
Yoon fue destituido de su cargo en abril por el Tribunal Constitucional por su fallido intento el año pasado de declarar la ley marcial y ahora está siendo investigado por un equipo especial de fiscalía formado bajo el mando el nuevo presidente Lee Jae Myung. Los fiscales que investigaban las acusaciones de tráfico de influencia relacionadas con Yoon y su esposa habían intentado que cumpliera con una orden de arresto y asistiera al interrogatorio voluntariamente.
No obstante, Yoon se aprovechó de que los investigadores especiales tenían prohibido usar la fuerza, con el objetivo de garantizar un traslado no traumático. Así, en lugar de colaborar, "el sospechoso se negó obstinadamente a ser arrestado mientras yacía en el suelo, sin siquiera ponerse una bata", ha declarado el fiscal especial Oh Jeong Hee en declaraciones recogidas por la agencia oficial de noticias surcoreana Yonhap.
Actualmente, Yoon ya está siendo juzgado por insurrección, un cargo que se castiga con muerte o cadena perpetua. En paralelo, se enfrenta a una serie de investigaciones dirigidas por fiscales especiales sobre escándalos que rodean a su esposa, la ex primera dama Kim Keon Hee, por supuestamente ejercer una influencia inapropiada durante las elecciones.
Yoon ha negado cualquier implicacion y sus abogados han acusado a los fiscales de llevar a cabo una caza de brujas por motivos políticos. El expresidente ha rechazado repetidamente las solicitudes de los fiscales para comparecer para ser interrogados, citando problemas de salud, recoge Reuters.
