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En mitad del caos provocado por el terremoto del viernes de 7.7 grados que afectó a Birmania y Tailandia, una mujer que estaba siendo evacuada en una camilla dio a luz a una niña. Kanthong Saenmuangshin, tailandesa de 36 años, acudió al hospital para un chequeo rutinario cuando la tierra empezó a temblar. En ese mismo momento se puso de parto.

"Le estaba diciendo a mi bebé que no saliera todavía", dijo Kanthong, "luego me colocaron en una cama de hospital y me rodearon muchos médicos. Di a luz en ese mismo instante. Fue un shock para mí también". Kanthong rompió aguas mientras el personal médico del Hospital General de la Policía la escoltaba por las escaleras, temiendo dar a luz en las mismas.

El poderoso terremoto de magnitud 7.7 que tuvo su epicentro en Myanmar el viernes sacudió edificios tan lejanos como la capital tailandesa, Bangkok, lo que obligó a evacuar a los pacientes a la planta baja y al exterior de los edificios para mayor seguridad.

Su marido se encontraba trabajando y no pudo llegar al hospital a tiempo para ver a su hija nacer. En el momento en el que la tierra dejó de temblar, la pequeña apodada "Mink" ya había llegado.

La pareja aún no han decidido su nombre oficial completo, pero no planean ponerle ningún nombre relacionado con el terremoto.

"Más muertos que hospitalizados"

El viernes la tierra tembló con fuerza en Birmania, un país ya castigado por la violencia y la inestabilidad política, dejando a su paso una estela de muerte y destrucción. Un potente terremoto de magnitud 7,7 sacudió el centro-norte del territorio, causando al menos 1.644 muertos y más de 3.408 heridos, además, 30 personas siguen desaparecidas, según los últimos datos actualizados por la junta militar del país. El sismo, que también afectó a la vecina Tailandia, ha dejado un saldo aún provisional de víctimas.

Por el momento, los esfuerzos de rescate continúan a pesar de las difíciles condiciones en el terreno. La combinación de la destrucción masiva de infraestructuras, las réplicas y las tensiones políticas en Birmania han complicado las operaciones de ayuda humanitaria. "Nuestros equipos básicamente se dedican a sacar cuerpos sin vida de los escombros. Hoy solo uno de los equipos ha recuperado 30 cadáveres", asegura un rescatista, "llevamos más gente al cementerio que al hospital".

El rescatista ha informado que unos 300 compañeros de su organización están trabajando desde primera hora del sábado en varias zonas de Mandalay, cuya capital homónima es la segunda mayor ciudad del país, con alrededor de 1.5 millones de habitantes. "El daño es muy grande", afirma, y dice que las organizaciones de rescate han movilizado a gente de otras regiones para que vayan a ayudar en el área afectada.