El viernes la tierra tembló con fuerza en Birmania, un país ya castigado por la violencia y la inestabilidad política, dejando a su paso una estela de muerte y destrucción. Un potente terremoto de magnitud 7,7 sacudió el centro-norte del territorio, causando al menos 1.644 muertos y más de 3.408 heridos, además, 30 personas siguen desaparecidas, según los últimos datos actualizados por la junta militar del país. El sismo, que también afectó a la vecina Tailandia, ha dejado un saldo aún provisional de víctimas.
Por el momento, los esfuerzos de rescate continúan a pesar de las difíciles condiciones en el terreno. La combinación de la destrucción masiva de infraestructuras, las réplicas y las tensiones políticas en Birmania han complicado las operaciones de ayuda humanitaria. "Nuestros equipos básicamente se dedican a sacar cuerpos sin vida de los escombros. Hoy solo uno de los equipos ha recuperado 30 cadáveres", asegura un rescatista, "llevamos más gente al cementerio que al hospital".
El rescatista ha informado que unos 300 compañeros de su organización están trabajando desde primera hora del sábado en varias zonas de Mandalay, cuya capital homónima es la segunda mayor ciudad del país, con alrededor de 1.5 millones de habitantes. "El daño es muy grande", afirma, y dice que las organizaciones de rescate han movilizado a gente de otras regiones para que vayan a ayudar en el área afectada.
El terremoto, registrado a las 12:50 hora local (6:20 GMT) y con epicentro en la región de Sagaing, provocó una serie de derrumbes en varias ciudades del país, incluida la capital, Naipyidó. Allí, el colapso de edificios dejó un saldo de al menos 96 muertos, mientras que en la región central de Sagaing, conocida por su historia de conflictos armados, se contabilizaron 18 víctimas mortales, recoge Efe. En Kyaukse, una ciudad de la región de Mandalay, otros 30 ciudadanos perdieron la vida. Además, se han cifrado en al menos 39 víctimas mortales en el estado de Shan, en la frontera con China, según fuentes sobre el terreno recogidas por agencias locales.
Conflicto armado y estado de emergencia
El terremoto ha golpeado Birmania en un momento de extrema vulnerabilidad por más de más de tres años de conflicto armado desde el golpe militar de febrero de 2021. La junta militar, que asumió el poder a través de la fuerza, ha impuesto un régimen autoritario que ha sumido a la nación en una crisis política y humanitaria, con millones de desplazados y una creciente represión contra la oposición y las fuerzas prodemocracia.
La gente pasa en motocicleta junto a un edificio dañado después de que un fuerte terremoto azotara el centro de Myanmar, en Mandalay.
El temblor se produjo en una zona sísmicamente activa de Birmania, cerca de la falla de Sagaing, que marca el límite entre las placas tectónicas india y euroasiática. Este tipo de actividad sísmica es relativamente frecuente en la región, pero la magnitud del terremoto y su baja profundidad (solo 10 kilómetros) aumentaron considerablemente los daños materiales y la cantidad de víctimas, recoge Efe.
Las autoridades birmanas han declarado el estado de emergencia en seis regiones del país más afectadas por el terremoto: Sagaing, Mandalay, Magway, Shan, Naipyidó y Bago. En estas áreas, las fuerzas armadas se han movilizado para coordinar las tareas de rescate, mientras la población lucha por sobrevivir en condiciones extremas. La infraestructura en muchas de estas regiones es precaria, lo que ha dificultado la efectividad de las labores de asistencia.
Respuesta internacional
La magnitud de la tragedia ha generado una rápida respuesta internacional, con mensajes de solidaridad y apoyo de diversos gobiernos e instituciones. En un comunicado, el Papa Francisco expresó su cercanía a los pueblos de Birmania y Tailandia, pidiendo oraciones por las víctimas y ofreciendo su apoyo espiritual. El Papa, que se encuentra en recuperación tras una grave infección respiratoria, transmitió un telegrama a las autoridades eclesiásticas y civiles de ambos países, en el que lamentó profundamente las pérdidas humanas y los daños causados por el terremoto.