En medio de una represión brutal, al menos 90 personas, incluidos tres menores, murieron este sábado en las protestas antijunta por los disparos de la policía y los soldados en Birmania (Myanmar), según el recuento de testigos y medios locales.



Las muertes ocurrieron durante manifestaciones celebradas en Rangún, la mayor ciudad del país, así como en las regiones y estados de Mandalay, Sagaing, Bago, Magwe, Tanintharyi y Kachin, mientras que la cifra total de víctimas mortales supera con creces los 300 fallecidos desde el golpe militar del pasado 1 de febrero.

Mientras el Ejército celebra con un desfile en la capital el Día de las Fuerzas Armadas, miles de birmanos volvieron a desafiar la represión de la junta en uno de los días más sangrientos que se puede seguir casi en directo en las redes sociales.

Disparos sin ser provocados

En uno vídeo captado por una cámara de seguridad, los soldados disparan sin haber sido provocados contra una motocicleta en un lugar donde no había protestas y se llevan a uno de sus ocupantes herido, mientras otros dos huyen corriendo.



En otro vídeo desgarrador, un padre grita desconsolado que han matado a su hijo mientras lo lleva en brazos dentro de un coche.

Los soldados y la policía han cumplido con la amenaza que la víspera emitió la televisión y radio estatales: que dispararán a los manifestantes por la espalda y en la cabeza.



Esta mañana el jefe golpista de la junta militar, Min Aung Hlaing, presidió el desfile en la capital, Naipyidó, para conmemorar el Día de la Fuerzas Armadas, aunque muchos manifestantes hablan del "día contra la dictadura militar".



Según el medio Asia Nikkei, Rusia, China, India, Pakistán, Bangladesh, Vietnam, Laos y Tailandia enviaron a representantes al desfile castrense.

Sin embargo, la gran mayoría de los países han boicoteado el evento e incluso algunas embajadas, incluida la española, han sustituido la foto de portada de sus páginas en Facebook por el color negro en señal de duelo.



Los militares tomaron el poder con la excusa de un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de la líder depuesta y nobel de la paz, Aung San Suu Kyi, y que fueron declarados legítimos por los observadores internacionales.



Desde el golpe, la junta militar ha detenido a más de 3.000 personas, incluida Suu Kyi y gran parte de su Gobierno, quienes se encuentran en su mayoría incomunicados. 

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