Rahaf Mohammed Al Qunun, una joven saudí de 18 años, huyó de su familia la semana pasada, cuando disfrutaba de sus vacaciones en Kuwait. Voló a Tailandia pero a la salida del avión en Bangkok, oficiales de seguridad tailandeses y un representante de Kuwait Airlines le anunciaron que tendría que volver a Kuwait. 

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Su familia había puesto una denuncia por su desaparición y las autoridades tendrían que deportarla pese a que ella argumentara que temía por su vida si la obligaban a volver. 

"Me matarán", dijo por teléfono el domingo, desde un hotel en el Aeropuerto de Bangkok. "Estoy detenida y ni siquiera puedo salir del hotel". La saudí se atrincheró en la habitación de su hotel y bloqueó con colchones la puerta, por lo que el avión en el que estaba previsto que fuera deportada salió sin ella a bordo.

Rahaf Mohammed Al Qunun huyó de su família para escapar de los abusos que ejercían sobre ella. En una entrevista a The New York Times, Al Qunun denuncia los abusos y las palizas que su familia solía propinarle, principalmente su hermano. "No puedo tomar mis propias decisiones, incluso sobre mi propio pelo", dice, recordando cómo su familia la encerró en una habitación durante seis meses por cortarse el pelo de una forma que no aprobaban. "Mi vida corre peligro. Mi familia amenaza con matarme por las cosas más triviales", señala.

Cuando tenía 16 años, intentó suicidarse y cuando su familia no le buscó ayuda, empezó a planificar su huida. Viviendo en Arabia Saudí, escapar del país era complicado, una vez que las mujeres necesitan la autorización de un "guardián masculino" para viajar, que puede ser su padre, su hermano, el marido o incluso un hijo. Al Qunun se ha rebelado contra la falta de libertad en su país. "No dejes que nadie rompa tus alas, eres libre. Lucha hasta que consigas tus derechos", ha escrito en Twitter.

Cuando viajó con su familia a Kuwait, Al Qunun vio su oportunidad para escapar. El sábado, viajó a Tailandia, donde había reservado un hotel y un vuelo de ida. Su intención era llegar a Australia, donde quería pedir asilo tras recibir amenazas de muerte de su familia, según ella, por apostatar del islam y negarse a un matrimonio concertado.

El general Surachate Hakparn, jefe de la agencia de inmigración de Tailandia, dijo que a A Qunun se le había negado una visa para ingresar a Tailandia porque no tenía dinero suficiente y carecía de los documentos necesarios para ingresar al país o seguir a Australia, pero que "está a salvo y su pasaporte no fue confiscado".

Al Qunun ha pedido asilo a Canadá y también ha pedido ayuda a la Unión Europea, el Reino Unido, Estados Unidos y Australia. Las autoridades australianas afirmaron este miércoles que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) le ha pedido que acoja como refugiada a la joven.

"ACNUR ha remitido (el caso de) Rahaf Mohammed Al-Qunun a Australia para que considere su acogida como refugiada. El Ministerio del Interior considerará esta solicitud de la forma habitual, como hace con todas las propuestas de ACNUR", indica el Ministerio del Interior australiano en un correo enviado a Efe.

En un comunicado, la directora de campañas para Oriente Próximo de Amnistía Internacional, Samah Hadid, advirtió este lunes de que Al Qunun "podría ser juzgada penalmente en Arabia Saudí por desobedecer las leyes sobre tutela masculina".