Uno de cada tres analfabetos del mundo vive en la India. Y de esos casi 300 millones de personas, la mayoría viven en Bihar, la región más depauperada del país. Según agencias independientes, se necesitan dos millones de maestros de enseñanza primaria y secundaria en Bihar, pero pocos funcionarios aceptan una plaza allí. En ese mar de tierra seca y pobreza, Anand Kumar, uno de los profesores más admirados del mundo, abrió hace 15 años una escuela de matemáticas para niños sin recursos. Hoy, algunos de ellos trabajan como ejecutivos de grandes multinacionales.

La Escuela Ramanujan, que lleva el nombre de un matemático indio autodidacta que asombró al mundo con su genio a principios del siglo XX, es la antesala de la gloria para muchos jóvenes estudiantes indios. Bajo la dirección de Anand Kumar, y con una matrícula diez veces más barata que la de cualquier otra escuela privada, cientos de alumnos estudian matemáticas con la esperanza de destacar lo suficiente como para formar parte del grupo llamado “Súper 30”. Los 30 mejores pupilos recibirán durante un curso lecciones personales de Kumar con el objetivo de superar el examen de ingreso al Instituto Indio de Tecnología (IIT).

Esta institución es el orgullo del país. Su prestigio en la India equivale al de Harvard, Stanford y el MIT juntos. La prueba escrita de acceso es de una dificultad legendaria, y cada año se presentan a ella medio millón de esperanzados estudiantes que en muchos casos habrán abandonado la enseñanza oficial para consagrarse exclusivamente a preparar este examen, uno de los más selectivos del mundo.

Cola de aspirantes a ser admitidos en los super 30 en 2007 Super30.org

Solo está permitido presentarse dos veces para conseguir una de las 10.000 plazas, y aunque sea rechazado, cualquiera que haya quedado entre los 50.000 primeros lo mencionará orgulloso en su currículum. Mantener el nivel de exigencia tan alto es precisamente lo que da prestigio al IIT, que presume de tener exalumnos trabajando de ejecutivos en casi todas las empresas del índice Fortune 500. Es una mezcla de darwinismo despiadado y “Los juegos del hambre”.

En un país donde la corrupción está muy presente en todos los ámbitos del poder, que un centro de la fama del IIT se rija por la meritocracia y la independencia (el Gobierno tiene prohibido intervenir en sus nombramientos y decisiones) le otorga una fuerza tremenda. Sundar Pichai, actual director ejecutivo de Google, un vicepresidente de esa misma compañía, uno de los fundadores de Sun Microsystems, el expresidente de Infosys (más de 200.000 empleados), jefes de gobiernos regionales, ministros y multimillonarios de Sillicon Valley se han formado en el IIT. Los alumnos que terminan sus estudios en estos centros tienen garantizado el trabajo y el respeto de por vida, así que no es de extrañar que algunas familias pudientes contraten a una cohorte de profesores particulares que preparen a sus hijos para aprobar el examen de ingreso.

Recordar los orígenes

Compitiendo con ellos, en el remoto Bihar, los chicos del grupo “Súper 30” seleccionado por el señor Kumar “comerán juntos y aprenderán juntos”, tal como reza su lema. Bajo el mismo techo, dedicarán todas las mañanas a estudiar matemáticas en una humilde aula de ladrillo visto y ventanas sin cristales, y las tardes a repasar por su cuenta. Se trata de hijos de viudas, granjeros sin tierras, conductores de rickshaws y obreros de la construcción que no tienen que pagar un céntimo por las clases ni el alojamiento, y que para motivarse no tienen más que recordar de dónde vienen y soñar con hasta dónde pueden llegar. El último mes antes del examen se intensifica el ritmo y a la luz de unas cuantas bombillas que penden de un techo de uralita estudiarán hasta el límite de sus fuerzas. A la espera del gran día.

En 2003, 18 “Súper 30” lograron ingresar en el IIT; al año siguiente fueron 22, 26 un año después y 28 los dos siguientes. En 2008 y 2009, todos los “Súper 30” hicieron honor a su nombre y consiguieron un pleno para la Escuela Ramanujan. La prensa, la televisión y los medios internacionales se hicieron eco del milagro y el país entero entraba en un delirio de orgullo sólo comparable a las escenas de la película “Slumdog Millionaire”. Por supuesto, los políticos intentaron adjudicarse parte del mérito, pero hay que señalar que Anand Kumar nunca ha aceptado donaciones económicas ni materiales de ningún particular, empresa u organismo público. La Escuela se sustenta con los 50 euros anuales que pagan otros 400 estudiantes de matemáticas que utilizan las mismas instalaciones y también reciben clases de Kumar. La semana pasada 26 de los “Súper 30” superaron el examen de acceso al IIT-JEE y volvieron a sucederse los mensajes de felicitación del Primer Ministro Modi, de Rahul Gandhi y de personalidades del mundo de la ciencia. La respuesta de Kumar: “Gracias”.

Los primeros estudiantes de la Escuela Ramanujan super30.org

Inspiración para Bollywood

La propia historia de este profesor, de aspecto anodino, vestido con vaqueros anchos y camisetas y barba descuidada, parece salida de una novela de autoayuda. Cuando era un adolescente perdió a su padre, un empleado de correos casi analfabeto, y tuvo que ganarse la vida vendiendo a domicilio las galletas de pan con especias que cocinaba su madre. Fascinado por las matemáticas, acudía a las clases de secundaria cuando podía y por las tardes completaba sus ingresos con clases particulares. Como a la biblioteca de Patna, su ciudad natal, no llegaban revistas extranjeras, cada fin de semana viajaba a Benarés en tren y se quedaba a dormir en casa de su hermano, dedicando los días a leer en la biblioteca de la universidad hasta que volvía a casa el domingo de madrugada.

Anand envió un trabajo sobre la teoría de los números y obtuvo una beca para estudiar en Oxford, pero la perdió por no poder pagarse ni siquiera el billete de avión. Para que ningún otro estudiante con talento tuviera que pasar por la misma experiencia, decidió poner en marcha la Escuela Ramanujan y el resto, como suele decirse, es Historia.

Anand Kumar Joy Ito

La BBC, el New York Times, Discovery Channel y todos los grandes periódicos indios han contado y vuelven a glosar cada año el milagro de la escuela que “demuestra que los pobres son tan inteligentes como los ricos” y que, con ayuda y trabajo, hasta un niño pobre de la India puede triunfar en la vida. También existen las críticas que recuerdan que algunos de los “Súper 30” llegan rebotados de otras academias donde ya han adquirido cierto entrenamiento que les ha preparado de cara al gran examen, y algunos se quejan de que en el grupo de élite seleccionado por Kumar sólo se admite a chicos de gran capacidad intelectual y por tanto con más posibilidades de éxito. Por su parte, el profesor admite que no todos pueden formar parte de los “Súper 30”, pero que el amor por las matemáticas y la motivación son lo que más cuenta.

Como no podía ser menos, Bollywood se ha fijado en esta emotiva historia y ya se está rodando una superproducción que pronto llegará a los cines. El papel de Anand Kumar lo interpretará la súperestrella Hrithik Roshan, un actor de metro ochenta, ojos verdes y cuerpo perfecto famoso por tener seis dedos en su mano derecha, que ha dicho sentirse intimidado por primera vez en su carrera ante el reto de encarnar a alguien tan querido como Kumar.

Un conocido chiste de Bihar dice así: Si hay 100 millones de habitantes en Bihar, ¿cuántos viajes con un coche de cinco plazas se necesitarían para llevar a todos los biharis a otro lugar? La respuesta no existe, porque ninguno de los cinco primeros en escapar volvería atrás por nada del mundo. El caso de la Escuela Ramanujan es celebrado cada año como una hazaña heroica que cambiará la vida de un puñado de muchachos y hará soñar a millones. Pero como afirma el propio Anand Kumar, para el resto de los jóvenes indios sería preferible que hubiese menos héroes y milagros y más oportunidades para todos.