Los equilibrios en la zona de Oriente Próximo son tan delicados que cualquier dato puede provocar un terremoto en las relaciones diplomáticas entre los distintos países. Si hasta ahora siempre se había puesto el foco en la capacidad nuclear de Irán, que lo fortalece frente a otros países vecinos, el reino saudí ha confirmado que va a extraer uranio a nivel nacional, eso sí, insiste en que es sólo para producir energía.

Una delegación del Consejo Consultivo de Arabia Saudí, una especie de Parlamento, ha explicado que el país tiene que buscar alternativas energéticas al petróleo y la nuclear es una de ellas. “Lo estamos haciendo de una forma muy segura. No es por Irán ni por otro país sino sólo para garantizarnos el suministro de energía en el futuro”, ha explicado Ibrahim Al Nahas, un miembro del Consejo y especialista en Seguridad.

Por ahora, está buscando socios para la construcción de dos reactores pero en su plan de desarrollo podría llegar a 17, según explicó su representante en la última reunión de la Agencia Internacional de Energía Atómica de la ONU.

Según los saudíes, los números avalan su búsqueda de nuevas energías puesto que el país es el quinto consumidor de petróleo en el mundo y “para reemplazarlo trabajamos en las nucleares pero también la energía solar o eólica”, explica Nourah Alyousef, miembro de la Shura y experta en energía. Y citan a otros países europeos que ya tienen este tipo de centrales para abastecerse de luz.

Fuentes saudíes insisten en que no van a enriquecer uranio y que lo que han adquirido no va dirigido a la creación de ningún arma e insisten en la seguridad y el cuidado con el que están haciendo todo. “Tenemos las puertas abiertas para que organismos internacionales visiten nuestras instalaciones”, insisten.

Y sobre todo no admiten que se compare su decisión con el armamento que posee Teherán. “Irán es el que tiene un problema con el mundo, nosotros no”, concluye Al Nahas.