El líder de Estado Islámico en Afganistán, Abdul Hasib, ha muerto en el curso de una operación conjunta de las tropas afganas y estadounidenses  en la provincia de Nangarhar, según confirmó el presidente Ashraf Ghani.

La oficina de comunicación de la tropas de EEUU en Afganistán confirmó la muerte del líder insurgente en un comunicado y detalló que en la ofensiva murieron también "varios" altos mandos de la formación yihadistas y 35 de sus insurgentes. La ofensiva conjunta fue lanzada el 27 de abril, de acuerdo con la nota.

Hasib fue promocionado el pasado año después de que su predecesor, Hafiz Saeed Khan, muriera en un ataque estadounidense con drones. Los investigadores creen que Hasib habría ordenado de forma directa algunos de los más cruentos ataques en el país, incluido el del pasado mes de marzo en el principal hospital de la capital, Kabul,  además de secuestros de niñas y decapitaciones de ancianos, de acuerdo con la institución afgana.

El pasado mes, un representante del Pentágono ya comentó que Hasib podría haber muerto durante otro ataque del ejército de EEUU en Nangarhar durante el cual murieron dos militares estadounidenses, aunque no hubo confirmación.

Centro neurálgico del EI

La provincia de Nangarhar está considerada el bastión del grupo en el país y donde Estados Unidos lanzó hace tres semana la "madre de todas las bombas".

La muerte de un nuevo emir afgano del grupo podría ser uno de los golpes finales a la formación. "Este es el segundo emir del EI-K muerto en nueve meses, junto a docenas de sus líderes y cientos de sus combatientes", destacó Nicholson.

En junio del pasado año, el Gobierno de Kabul dio por derrotado al EI en gran parte de las áreas en las que permanecía activo.

Sin embargo, la formación yihadista ha continuado reivindicando algunas de las acciones más sangrientas en el país, como el ataque de marzo al hospital o el ataque suicida contra una manifestación de la minoría chií hazara que causó más de 80 muertos y de 300 heridos el pasado junio.

El Estado Islámico irrumpió en Afganistán en 2015 al aparecer en diferentes puntos del país y creó su principal bastión en Nangarhar, fronteriza con Pakistán y clave en las comunicaciones entre los dos países.

La OTAN continúa en Afganistán con alrededor de 13.000 efectivos en tareas de asesoramiento y capacitación, y Estados Unidos mantiene a cerca de 8.400, como parte de ese operativo de asistencia y en tareas antiterroristas.

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