El presidente de EEUU, Donald Trump, ha ordenado retirar la protección del Servicio Secreto a la exvicepresidenta Kamala Harris, según adelantó la cadena CNN este viernes a partir de una carta oficial.
La decisión rompe con una tradición institucional que concede a los exvicepresidentes un dispositivo de seguridad durante seis meses tras abandonar el cargo, aunque en este caso la medida había sido ampliada a un año por la anterior administración de Joe Biden, según adelantó Reuters.
Harris, rival demócrata de Trump en las elecciones de 2024, había contado con un despliegue reforzado de escoltas federales desde que dejó la Vicepresidencia en enero de 2025.
Extensión de Biden
Fuentes consultadas por CNN explican que Biden, en su momento, ordenó la extensión de esa protección atendiendo a la alta exposición pública y a las tensiones políticas derivadas de la campaña electoral.
Sin embargo, con la llegada de Trump de nuevo a la Casa Blanca, la cobertura fue revisada y finalmente cancelada.
El fin del dispositivo de seguridad marca un giro significativo, ya que Harris ha sido objetivo de amenazas en los últimos años, especialmente durante el periodo electoral.
Los exvicepresidentes suelen mantener una agenda pública intensa tras dejar el cargo, y la retirada de escoltas plantea interrogantes sobre su seguridad personal.
De acuerdo con la información publicada, la notificación se envió por escrito a la propia Harris, que ya no dispondrá de personal del Servicio Secreto a partir de este mismo mes.
Gesto político
Aunque no existe una obligación legal de prolongar la protección más allá del plazo inicial, la decisión de Trump podría interpretarse como un gesto político en un clima de creciente polarización.
El mandatario republicano no se ha pronunciado públicamente al respecto, pero voces críticas del Partido Demócrata consideran que se trata de un movimiento revanchista hacia su principal adversaria en los comicios pasados.
Por el momento, el entorno de Harris no ha emitido un comunicado oficial, aunque se espera que la exvicepresidenta incremente medidas de seguridad privadas para cubrir el vacío que deja el fin de la protección federal.
La medida, además, podría reabrir el debate en el Congreso sobre si los exvicepresidentes deberían contar con un protocolo estándar más prolongado, dada la magnitud de las amenazas que enfrentan en un país marcado por la violencia política.
