D. Barreira
Agencias
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La Administración estadounidense de Donald Trump apoya la reforma constitucional aprobada esta semana en El Salvador que permitirá la reelección presidencial indefinida. Una medida impulsada por el partido de Nayib Bukele y que ha sido criticada por la oposición como una sentencia de muerte para la democracia.

Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha encontrado en la figura de Bukele a uno de sus principales aliados en todo el continente americano. Su relación, de hecho, se fortaleció el pasado mes de marzo a raíz de un acuerdo para deportar desde EEUU a más de 200 migrantes venezolanos a la megacárcel de El Salvador.

Washington ha mostrado ahora su respaldo a la reforma constitucional de El Salvador, que avala la reelección indefinida del presidente y lo que deja vía libre a Nayib Bukele para optar a un tercer mandato, cuando había dicho que no iba a optar ni siquiera a un segundo. Además, la Administración estadounidense ha rechazado equiparar al país centroamericano con una dictadura.

"La Asamblea Legislativa de El Salvador fue elegida democráticamente para promover los intereses y las políticas de sus electores. La decisión de realizar cambios constitucionales es suya. Les corresponde decidir cómo debe gobernarse su país", declaró un portavoz del Departamento de Estado, según recoge la agencia Efe.

"Rechazamos la comparación del proceso legislativo de El Salvador, basado en la democracia y constitucionalmente sólido, con regímenes dictatoriales ilegítimos de otras partes de nuestra región", agregó. El secretario de Estado, Marco Rubio, rechazó por su parte hacer ninguna declaración sobre este tema cuando fue preguntado por ello, según Reuters.

La Asamblea Legislativa de El Salvador ratificó el pasado viernes una reforma constitucional que permite la reelección indefinida, amplía el periodo presidencial a seis años -cuando era de cinco- y elimina la segunda vuelta electoral.

Esta reforma ofrece a Bukele, ampliamente popular por su lucha contra las pandillas, la posibilidad de postularse para un tercer mandato consecutivo, aunque hasta el momento no ha anunciado oficialmente su intención de hacerlo.

La oposición salvadoreña y organizaciones internacionales de derechos humanos, incluyendo Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW), han criticado la reforma al considerar que erosiona la democracia del país para perpetuar a Bukele en el poder, comparando la situación con la de Nicaragua y Venezuela.

Bukele defendió el domingo la reforma al subrayar que la mayoría de países desarrollados permiten la reelección indefinida de sus jefes de gobierno, entre los que citó al Reino Unido, España o Dinamarca.

El Gobierno de Bukele es uno de los principales aliados de la Administración de Donald Trump en América Latina, con quien acordó el envío de migrantes irregulares a la prisión de máxima seguridad de El Salvador, la cual ha sido acusada de violaciones de los derechos humanos.