Kash Patel, actual director del FBI, la principal agencia de investigación criminal de Estados Unidos, descubrió una sala secreta que contenía miles de documentos clasificados relacionados con el llamado Russiagate, la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016, en las que resultó electo Donald Trump. Muchos de esos documentos estaban almacenados en "bolsas para quemar", un método utilizado para destruir información altamente sensible. La información fue revelada en una investigación exclusiva de Fox News, un canal conservador conocido por sus vínculos con el actual presidente de EEUU. Por el momento, ésta no ha sido verificada de manera independiente.
Las "bolsas para quemar" son mecanismos utilizados por agencias de inteligencia como el FBI para eliminar documentos extremadamente sensibles. Estos paquetes están diseñados para la incineración segura de materiales clasificados cuyo contenido, de hacerse público, podría poner en riesgo la seguridad nacional o comprometer operaciones encubiertas. Su uso implica que el material en su interior está destinado a desaparecer sin dejar rastro.
De acuerdo con fuentes citadas por Fox News, Patel, designado por Trump, y su equipo, encontraron la sala secreta poco después de entrar en la agencia. En el lugar, hallaron lo que describen como una "mina de oro" de archivos inéditos relacionados con el escándalo que relaciona a Rusia con Trump. En concreto, estos podrían poner en entredicho la actuación de altos mandos durante la investigación sobre la supuesta injerencia rusa, impulsada por sectores demócratas en pleno año electoral.
Entre los elementos recuperados había documentos, discos duros y sobres sellados con información que nunca había sido revelada ni siquiera a altos funcionarios de la agencia. En una entrevista Patel aseguró que "eran documentos y discos duros que nadie había visto jamás. Cerré la puerta con llave y decidí que nadie los encontraría hasta que fueran analizados y resguardados"
El anexo secreto del informe Durham
Uno de los hallazgos más significativos es, siempre según la cadena, el anexo clasificado del informe del fiscal especial John Durham, quien investigó los orígenes de la pesquisa del FBI sobre la supuesta relación entre Trump y Rusia. Este anexo, nunca antes divulgado, contiene presuntamente inteligencia bruta, análisis preliminares y proyecciones internas sobre cómo se desarrollaría la actuación del FBI en el futuro inmediato.
Según medios que accedieron al documento, el anexo revela que incluso antes del inicio formal del caso Crossfire Hurricane —la operación que investigó los lazos entre Trump y Moscú en 2016—, existían advertencias provenientes de fuentes extranjeras sobre una posible manipulación política de parte del propio FBI para favorecer al Partido Demócrata. Es decir, para agitar la relación entre Trump y Rusia.
La desclasificación del anexo y de otros materiales encontrados está siendo coordinada por figuras clave de la comunidad de inteligencia: el exdirector de la CIA John Ratcliffe, la directora de Inteligencia Nacional Tulsi Gabbard, la fiscal general Pam Bondi y el director interino de la NSA, William Hartman. El objetivo es trasladar los documentos al senador Chuck Grassley, presidente del Comité Judicial del Senado, quien planea hacerlos públicos tan pronto como el marco legal lo permita.
Image: Lo que ocurrió según Hillary Clinton
Por el momento, el equipo de Patel asegura estar trabajando en el inventario y documentación de los archivos, en respuesta a una solicitud formal de investigación por parte del Congreso.
El hallazgo se produce en un clima de creciente tensión, ya que el Departamento de Justicia mantiene abiertas investigaciones penales contra antiguos altos funcionarios de inteligencia, incluidos Comey y el exdirector de la CIA John Brennan, por presuntas irregularidades o posibles actos de conspiración vinculados a la trama rusa y su posterior desarrollo en el Congreso.
El expediente Steele
La investigación original del FBI sobre Trump y Rusia fue uno de los eventos políticos más polarizantes de las últimas décadas en Estados Unidos. Iniciada en julio de 2016, derivó en el famoso expediente Steele —financiado por la campaña de Hillary Clinton y redactado por un exespía británico—, cuyas acusaciones nunca fueron verificadas. Sin embargo, sirvieron como base para obtener autorizaciones judiciales que permitieron espiar a miembros del equipo de Trump.
El fiscal especial Robert Mueller concluyó en 2019 que no hubo colusión criminal entre Trump y Rusia. Más tarde, el informe de Durham —cuya parte clasificada ahora está en el centro del escándalo— apuntó a que ni siquiera existía una base legítima para iniciar la investigación en primer lugar. Además, reveló que el FBI y el Departamento de Justicia ocultaron el origen político del dossier Steele al presentar sus solicitudes ante tribunales de vigilancia.
