La avalancha de denuncias no ha sido suficiente para evitar que el Senado estadounidense nombre al polémico Emil Bove, antiguo abogado de Donald Trump, juez vitalicio en el Tribunal de Apelaciones del Tercer Circuito de Estados Unidos. Una corte que se encuentra solo un peldaño por debajo del poderoso Tribunal Supremo y que tiene potestad sobre los estados de Pensilvania, Nueva Jersey y Delaware.
Las denuncias están relacionadas con su paso por el Departamento de Justicia, donde a lo largo de los últimos meses Bove –definido por la revista Politico como "el perro de presa" del presidente– ha ocupado varios cargos de relevancia.
Allí, según estas denuncias, Bove se encargó de echar a los abogados involucrados en el procesamiento de los participantes en el asalto al Capitolio ocurrido el 6 de enero del 2021. También se le acusa de presionar a varios fiscales para que renunciaran al no cumplir con lo que consideraban órdenes poco éticas. Asimismo, se le acusa de achacar a unos cuantos funcionarios del FBI el delito de "insubordinación" por negarse a entregar una lista de agentes que Bove quería despedir por razones políticas.
En paralelo, el exabogado del presidente sugirió a los letrados de la Casa Blanca que podían ignorar las órdenes judiciales que tratasen de obstaculizar la política migratoria de ‘tolerancia cero’ –arrestos masivos, deportaciones masivas, etcétera– impulsada por el propio Trump. Además, Bove también ha sido acusado de utilizar su posición en el Departamento de Justicia para ordenar la desestimación de los cargos de soborno en torno al actual alcalde de Nueva York: Eric Adams. Quien, pese a ser del Partido Demócrata, guarda muy buena relación con Trump.
"Que os jodan"
"Tendréis que plantearos decirle a los tribunales 'que os jodan' e ignorar cualquier orden judicial que bloquee los esfuerzos para expulsar a los inmigrantes". Eso es, literalmente, lo que dijo Bove a los letrados de la Casa Blanca según la versión proporcionada por Erez Reuveni, uno de los abogados de carrera despedidos por éste. Aunque el recién nombrado juez ha negado haber dicho nada parecido Reuveni, que lanzó su acusación ante el Comité Judicial del Senado, respaldó su afirmación mostrando una serie de mensajes de texto.
"Bove ha impulsado una degradación de los principios de honestidad en los tribunales que durante mucho tiempo han guiado al Departamento de Justicia y se ha embarcado en una estrategia deliberada de engañar y desestimar a los jueces federales", declaró hace dos semanas Reuveni, quien por cierto fue despedido después de decir que la Casa Blanca había deportado accidentalmente a una persona, tras ser contactado por el New York Times.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos.
Con todo, es probable que el episodio más decisivo de su periplo en el Departamento de Justicia sea la batalla que libró contra la fiscalía federal en Manhattan para que ésta retirase los cargos de soborno contra Adams, quien previamente había solicitado personalmente a la Casa Blanca una prórroga.
Al parecer, Bove presionó a los principales fiscales del caso para que desestimaran el asunto. ¿Cómo? Afirmando, entre otras cosas, que los cargos habían sido presentados por un fiscal federal excesivamente entusiasta nombrado por el anterior presidente, Joe Biden, y argumentando que el proceso obstaculizaría la capacidad de Adams para cooperar con la Casa Blanca en la aplicación de las leyes de inmigración.
A raíz de esas presiones la fiscal federal interina designada por Trump en Manhattan, Danielle Sassoon, presentó su renuncia. Fue la única salida que se le ocurrió tras decidir que no quería seguir los dictados de Bove. Un paso que siguieron otros fiscales de Manhattan poco después por lo mismo: no querer acceder a sus demandas.
"Un matón dispuesto a hacer cualquier cosa por Trump"
"Emil Bove ha demostrado que adular totalmente al presidente puede ser una fantástica jugada profesional", escribía este miércoles en la revista The Atlantic una reportera especializada en transparencia institucional llamada Quinta Jurecic.
"Como juez de apelaciones, Bove contribuirá a la definición de la ley en las próximas décadas, pero aún más significativo es el mensaje que su nombramiento envía a los jóvenes abogados que buscan ascender". Dicho nombramiento sugiere –continúa Jurecic– que en el segundo mandato de Trump "la ruta hacia un puesto judicial de altura podría ser distinguirse como un matón dispuesto a hacer cualquier cosa por Trump".
"Como ya ha sucedido con otros individuos que el presidente Trump ha instalado en los puestos más altos de nuestro Gobierno durante su segundo mandato, la principal cualificación de Bove parece ser su ciega lealtad al presidente", ha declarado por su parte Dick Durbin, el principal representante del Partido Demócrata en el Comité Judicial del Senado.
¿Dónde está el escándalo?
La nominación de Bove –aprobada por la mínima debido a los votos en contra de toda la bancada del Partido Demócrata y el de las senadoras republicanas Susan Collins y Lisa Murkowski– ha generado un enfado importante en las filas de la oposición.
Sin embargo, muchos de los senadores del Partido Republicano que han votado a favor –todos menos Collins, Murkowski y Bill Hagerty, que no estuvo presente durante la votación– han despreciado dicho enfado afirmando que "incluso si se aceptan la mayoría de esas afirmaciones como ciertas tampoco sería un gran escándalo".
