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Era lo que no querían ideólogos como Steve Bannon, un nacionalista radical particularmente influyente entre los simpatizantes de Donald Trump. Que al meterse en la guerra entre Irán e Israel la Casa Blanca se viese obligada a desviar recursos de una agenda doméstica resumida en el eslogan “America First”. Pero eso es, precisamente, lo que parece estar ocurriendo.

El temor es que lo sucedido este fin de semana –cuando varios aviones estadounidenses bombardearon tres instalaciones nucleares iraníes– desemboque en actos de terrorismo en suelo estadounidense.

Contra la comunidad judía local, sobre todo.

Ya sean orquestados directamente desde Teherán –tras optar por subir la apuesta en el frente de la guerra híbrida– o conducidos por ‘lobos solitarios’ afines a la causa, la posibilidad ha provocado un cambio de prioridades tanto en el Departamento de Seguridad Nacional como en el FBI.

“Este lunes se ha comunicado a los agentes federales en ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Chicago o Filadelfia que debían desviar recursos hacia Irán y las posibles amenazas asociadas al país”, informaban hace unas horas Sadie Gurman y Dustin Volz, dos periodistas del Wall Street Journal especializados en seguridad nacional, tras consultar a varias de sus fuentes. “La orden llega tras meses otorgando prioridad a la aplicación de la ley migratoria fomentada por la administración Trump”.

Una ley migratoria que consiste en poner contra las cuerdas a la inmigración ilegal y cuya aplicación, según ideólogos como Bannon, es fundamental para el buen futuro del país.

En resumen: tras reorientar las prioridades de las fuerzas del orden estadounidenses con el fin de centrarse en la persecución de los inmigrantes ilegales a lo largo y ancho del país, destinando a ello incluso unidades antiterroristas, ahora la Casa Blanca debe dar marcha atrás. “Algunos agentes temían que esa reorientación debilitara la capacidad del FBI para contrarrestar amenazas más apremiantes”, comentan Gurman y Volz en su pieza.

“El riesgo de ser objeto de una conspiración iraní no ha hecho más que aumentar”, ha declarado, por su parte, Matt Olsen; responsable de la división encargada de la seguridad nacional en el Departamento de Justicia durante la presidencia de Joe Biden. “El FBI y el Departamento de Justicia deben mantenerse extremadamente alerta para detectar ese tipo de conspiraciones antes de que puedan llevarse a cabo”.

Por lo pronto, en lugares como Nueva York y Washington las fuerzas del orden ya han incrementado su presencia en determinados enclaves religiosos y en aquellos lugares frecuentados por el mundo diplomático. Centros culturales, por ejemplo, o según qué exposiciones. “Lo que ocurre a nivel mundial a menudo se refleja en nuestras calles”, ha declarado el alcalde neoyorquino: Eric Adams. “Por eso no debemos bajar la guardia”.

Según ha informado la cadena CBS citando fuentes del Departamento de Seguridad Nacional, desde el pasado domingo las autoridades estadounidenses han arrestado a once ciudadanos iraníes repartidos en ocho estados diferentes. Uno de ellos, añaden estas fuentes, se desempeñó durante años como francotirador en la Guardia Revolucionaria.

Vengar al general Soleimani

Los servicios de inteligencia estadounidenses creen que Irán lleva desde el año 2020, cuando el general Qassem Soleimani fue liquidado en Bagdad por orden de Trump, buscando la manera de atentar en suelo estadounidense. Soleimani, cabe recordar, era el líder de la Fuerza Quds; una unidad de élite iraní dedicada a todo tipo de acciones de guerra encubierta más allá de las fronteras de la república islámica.

Asimismo, Gurman y Volz explican que en estos años el Departamento de Justicia ha presentado varios cargos ante posibles atentados que, finalmente, no se llevaron a cabo. Uno de ellos contemplaba el asesinato de dos altos funcionarios de la primera administración Trump y otros dos habrían tenido como objetivo –según las autoridades estadounidenses– eliminar al propio presidente.

Además, y en paralelo a lo anterior, existen las amenazas dentro del mundo virtual. “Es probable que se produzcan ciberataques de baja intensidad contra redes estadounidenses por parte de hackers iraníes o pro-iraníes”, declaraba este domingo el propio Departamento de Seguridad Nacional en una nota interna.

En el pasado hackers asociados al país musulmán han sido acusados de estar involucrados en pequeños ataques contra el sistema bancario de Estados Unidos y también contra su red energética.

Un mes desde el tiroteo en el Museo Judío

El nuevo estado de alerta llega un mes después del asesinato de dos empleados de la embajada de Israel en Washington: Yaron Lischinsky y Sarah Milgram. Ambos fueron tiroteados cuando salían de un evento celebrado en el Museo Judío de la ciudad.

La persona que fue arrestada por ello es un ciudadano estadounidense de 31 años llamado Elías Rodríguez. Nacido en Chicago e hijo de un veterano de la guerra de Irak, Rodríguez había estado vinculado a varias organizaciones izquierdistas y se mostraba muy crítico con “el imperialismo estadounidense”. Según varios conocidos suyos, llevaba meses obsesionado con la ofensiva israelí en Gaza.

Cuando la policía de Washington procedió a su detención Rodríguez levantó las manos y dijo: “Lo he hecho por Palestina, lo he hecho por Gaza, no estoy armado”. Instantes después sacó un pañuelo palestino rojo del bolsillo y gritó “¡Palestina Libre!”.