Más de un mes después de estallar el conocido como 'Signalgate', la mayor brecha de seguridad de EEUU en la historia reciente, Donald Trump ha movido ficha y ha decidido cesar al principal responsable de este escándalo, su asesor de Seguridad Nacional Mike Waltz.
El propio Trump lo ha confirmado en un mensaje en Truth Social donde ha informado que Waltz pasará a ser embajador de Estados Unidos ante Naciones Unidas, y que el Secretario de Estado, Marco Rubio, asumirá sus funciones como asesor interino de Seguridad Nacional.
Las salidas de Waltz y su adjunto, Alex Wong suponen la primera gran reestructuración del círculo íntimo de Donald Trump desde que asumió el cargo en enero.
Waltz, un excongresista republicano de Florida de 51 años, se situó en el centro del huracán a finales de marzo cuando se reveló que invitó por error a un periodista, el editor jefe de la revista The Atlantic, Jeffrey Goldberg, a un chat de Signal en el que varios miembros del Gabinete de Trump discutieron durante días, sin percatarse de su presencia, sobre los preparativos de los bombardeos a los rebeldes hutíes del Yemen del 15 de marzo.
En dicho chat, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, facilitó las horas concretas y el armamento que iba a utilizarse en el ataque, información que pudo poner en peligro a personal militar estadounidense.
Pese a la polémica, según el diario Wall Street Journal, Trump y altos cargos de su Gobierno ya estaban descontentos con Waltz ya antes del escándalo.
Entre otras razones por contratar a asesores que, según sus críticos, no convencían a la base más radical de Trump, la llamada MAGA, en referencia a las siglas de su lema 'Make America Great Again'.
Asimismo, en ocasiones sus posturas sobre Ucrania o Irán chocaban con la de otros funcionarios del Gobierno por ser más duras.
Altos cargos gubernamentales apuntan que a Waltz se le había apartado ya de negociaciones clave, como la de la búsqueda de un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania, y aunque estaba previsto que el pasado martes acompañara a Trump en Míchigan en el acto para conmemorar los primeros 100 días de su segundo mandato, finalmente no acudió.
La destitución de Waltz, sin embargo, podría ser motivo de preocupación para los socios estadounidenses en Europa y Asia, que lo consideraban partidario de alianzas tradicionales como la OTAN y moderador de opiniones más antagónicas hacia ellas por parte de algunos otros asesores de Trump.
Hegseth, el otro señalado por el escándalo
"Waltz es el primero. Seguro que no será el último", indicó este jueves el jefe de la minoría demócrata en la Cámara Baja, Hakeem Jeffries, tras conocerse su cese.
Además de la cabeza de Waltz, los demócratas también exigen la de Hegseth, sobre todo tras conocerse que creó un segundo grupo en Signal que incluía a dos familiares y a su abogado personal en el que compartió datos militares sobre los bombardeos de EEUU a los rebeldes hutíes del Yemen, según reveló The New York Times.
La esposa de Hegseth, Jennifer, es una exproductora de Fox News, mientras que su hermano y su abogado tienen cargos en Defensa: el primero como asesor y el segundo como comandante de la Marina.
El escándalo ha sacudido además la cúpula del Pentágono: han sido despedidos tres funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional y puestos en baja administrativa tres asesores del Departamento de Defensa.
El 'Signalgate', el hasta ahora episodio más sonrojante en el segundo mandato de Trump, ha planteado dudas sobre la capacidad del Gobierno del republicano para manejar información sensible y ha hecho temer sobre la posibilidad de que países como Rusia o China hayan podido espiar regularmente este tipo de intercambios de mensajes.