El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, declara la emergencia nacional, lo que permitirá al gobierno federal liberar 50.000 millones de dólares para que estados, territorios y ciudades del país puedan hacer frente a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus.

Esta declaración además librará a administraciones, empresas y hospitales de burocracia y ciertas regulaciones "obsoletas", para agilizar la respuesta a la pandemia facilitando, por ejemplo, que los centros médicos de un estado puedan atender mediante “telemedicina” a ciudadanos residentes en otras regiones.



El anuncio de Trump, que había sido adelantado por los medios norteamericanos unas horas antes de la rueda de prensa celebrada al aire libre, en el jardín de la Casa Blanca, vino acompañado por una puesta en escena que buscaba demostrar la estrecha colaboración de la administración con el sector farmacéutico y empresarial del país. Cadenas de farmacias, redes de hospitales, doctores y hasta Google -que elaborará una web específica para informar sobre cómo actuar ante el coronavirus- han arropado al presidente.



Todo Estados Unidos estaba pendiente de esta convocatoria y Trump lo ha aprovechado para sacar pecho por la actuación de su equipo hasta ahora. Ha recordado que llevan tiempo “trabajando muy intensamente” y ha vuelto a recordar que la situación aquí está mejor que en Europa gracias a las medidas implementadas por él.



Así, ha vuelto a presumir de cortar los vuelos con la Unión Europea, como lo hizo anteriormente con China, subrayando que el viejo continente es ahora “el foco” de la pandemia. No es la primera vez que el magnate reprocha a Europa su tibia respuesta a la amenaza del coronavirus. “Cuando se compara lo que hemos hecho con lo que pasa en otras áreas del mundo, es increíble”, ha señalado.



Trump ha anunciado la adquisición y creación de nuevos test de diagnóstico que llegarán al público a partir de la próxima semana, para que todas las personas que quieran puedan hacerse la prueba. Inmediatamente ha matizado que sólo las personas con determinados síntomas deben pedir una. La falta de estos test ha sido hasta ahora una de las grandes críticas que ha recibido la Casa Blanca por su gestión de esta crisis, minimizada inicialmente por Trump. Google y las cadenas farmacéuticas ayudarán a informar sobre dónde estarán disponibles estas pruebas.



Planes de emergencia





También ha anunciado que los hospitales tendrán más facilidades legales para incrementar su capacidad y les ha pedido “activar los planes de emergencia” necesarios para atender a la ciudadanía que lo necesite. “Vamos a superar el virus. Las medidas que hemos tomado van a salvar vidas”, ha proclamado el presidente, que ha reconocido que la “emergencia nacional” son “palabras mayores”, pero que ayudarán no sólo a su administración, sino también a los estados a superar este momento. En este sentido, ha resaltado que está en contacto con los gobernadores de los estados afectados, entre los que ha mencionado a Nueva York, una de las zonas con mayor incidencia por el momento.



Trump ha pedido prevenir la propagación del virus con medidas individuales y ha elogiado al mundo del deporte por la cancelación de las ligas. Ha solicitado a la ciudadanía suspender las visitas innecesarias a hospitales o a residencias de ancianos, no viajar si no es imprescindible y aplicar el “sentido común”, porque los próximos días “pueden ser críticos”. “Ninguna nación está más preparada para afrontar” esta crisis que EEUU, ha destacado Trump, que no aclarado cuánto durará el estado de emergencia.



Sobre el veto a los vuelos procedentes de la Unión Europea, ha anunciado que podría incorporar a Reino Unido por el incremento de sus casos, así como a “un par de otros países”. No descartó sacar de la lista a algunas naciones europeas poco afectados por el coronavirus.



También ha tenido palabras de ánimo para Italia, después de que una periodista le preguntara si EEUU podía aprender lecciones de países golpeados por el virus como Italia o España. Trump no ha mencionado nuestro país, pero sí ha elogiado las medidas adoptadas por Roma, confiando en que surtan efectos.



Uno de los momentos más tensos de la rueda de prensa se ha producido cuando una reportera le ha preguntado al presidente si no está siendo egoísta al no querer hacerse las pruebas del virus después de haber estado en contacto con personas que han dado positivo. Trump hasta ahora se ha negado a someterse al test alegando no tener síntomas, lo que contradice las recomendaciones de sus propios oficiales, que recomiendan hacérselo si se está en contacto con un infectado. Finalmente el presidente ha admitido que posiblemente se las haga aunque no ha querido responder si compartirá los resultados.



También ha anunciado ayudas económicas para los sectores afectados, como aerolíneas y cruceros.



Esta rueda de prensa cierra una semana que ha cambiado de golpe la vida cotidiana de Estados Unidos. A diferencia de lo que ha ocurrido en Europa, la gravedad inicial de la amenaza se percibió más a través de las advertencias de los medios de comunicación que por los datos de casos testados, ya que la falta de pruebas de detección impiden que el país cuente aún con cifras fiables del alcance de la pandemia.





El virus que cambia la vida de EEUU





Un buen termómetro del viraje de la situación es la CNN. Hace sólo unos días, su programación era un constante debate político, abordando las primarias demócratas o los escándalos de turno del presidente Trump. Ahora buena parte de la parrilla la ocupan médicos y expertos resolviendo dudas ciudadanas. No obstante, sigue habiendo espacio para la política, especialmente porque la actuación de la Casa Blanca ante esta crisis ha entrado en el terreno de la disputa partidista.



Hay muchas vertientes de esta crisis sanitaria en EEUU. Los costes médicos para aquellas personas sin seguro, la actuación tardía de Trump, la falta de equipos de detección del virus, la elevada población sin hogar que puede acabar convirtiéndose en un factor de propagación, y un largo etcétera. De pronto, al igual que ha pasado en Europa, todo tiene que ver con el Covid-19.



Sin embargo, en EEUU cuentan con una particularidad de la que Europa por ahora se libra. Tanto el presidente como los dos candidatos demócratas que aspiran a disputarle el Despacho Oval en noviembre se encuentran dentro del mayor grupo de riesgo en caso de contraer el virus debido a su edad.





Trump, Biden, Sanders y el riesgo





Donald Trump, el ex vicepresidente Joe Biden y el senador Bernie Sanders tienen más de 70 años, y los tres han tenido en las últimas semanas un contacto constante y masivo con el público de diferentes estados en mítines y actos públicos de campaña o institucionales.



Los tres han derrochado abrazos, apretones de manos, besos, selfies y otras muestras de ‘cariño político’ por todo el país, aunque en los últimos días sus campañas electorales se han limitado debido al brote.



La situación es especialmente preocupante en el caso del presidente Trump, que estado en contacto con varios grupos donde se han confirmado casos a posteriori. Por ejemplo, el secretario de prensa del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que ha dado positivo en coronavirus, publicó una foto junto a Trump y el vicepresidente Pence en el club Mar-a-Lago el pasado fin de semana.





Primarias aplazadas





Y aunque las campañas de Trump, Biden y Sanders están comenzando a reconocer esta realidad y a reducir las actividades públicas para minimizar el riesgo, muchos expertos temen que no estén tomando la amenaza lo suficientemente en serio.



Los tres políticos repiten sin cesar que siguen los consejos de expertos médicos, como mantenerse alejado de las personas enfermas, limitar el contacto cercano con otras personas y lavarse las manos con frecuencia.



Sanders, que ha tenido problemas cardiacos recientes, ha tratado de quitarle hierro al asunto, pese a que las preguntas sobre los riesgos por su edad y su estado salen en cada entrevista que concede. Tanto él como Biden están cancelando sus mítines, aunque quizá ni siquiera sea necesario que tomen ellos esta decisión.



Luisiana ha anunciado que pospone sus elecciones primarias presidenciales debido a la pandemia de coronavirus. La votación, prevista para el 4 de abril, se retrasará hasta el 20 de junio. La portavoz del gobierno de este estado explicó que la mayoría de sus trabajadores electorales son “ancianos mayores de 70 años y creemos que no es seguro para ellos monitorear las elecciones”. Posiblemente otros territorios seguirán esta pauta.

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