Antes de que empezara el Mundial de Fútbol Femenino 2019, Megan Rapinoe era una de las estrellas del torneo. Ahora, la jugadora de la selección de Estados Unidos va camino de transformarse en un icono. No solo por sus gestas dentro del campo -fue la mejor jugadora del Mundial y la máxima goleadora- sino por sus férrea defensa de los derechos humanos y su enfrentamiento a Donald Trump. 

"No voy a ir a la puta Casa Blanca", dijo Rapinoe después de que su equipo  alcanzara los cuartos de final de la competición. "No nos invitará, lo dudo mucho", concluyó. La respuesta por parte de Trump no se hizo esperar y, en Twitter, aconsejó a la futbolista a ganar primero el trofeo antes de hablar, y a respetar a su país.

La polémica estalló. Muchos seguidores se posicionaron con Rapinoe y otros la acusaron de antipatriota. Pero la delantera estadounidense, activista por los derechos LGTBI, los derechos de las mujeres y de los negros, se reafirmó en su posición. "Me reafirmo en lo que he dicho, pero no en las formas. Mi madre se hubiese enfadado", dijo Rapinoe. 

La jugadora rechaza las acusaciones de antipatriotismo y dice que sus detractores deberían "prestar más atención" a lo que defiende. "Quizás no estén de acuerdo con las formas y eso se puede discutir. Sé que no soy perfecta, pero creo que defiendo la honestidad y la verdad. (..) Me siento muy afortunada de estar en este país. Pero eso tampoco significa que no podamos mejorar".

A sus 34 años, Rapinoe siempre ha utilizado su posición para impulsar su activismo dentro y fuera del campo. En 2016, la jugadora se arrodilló un par de veces antes de los partidos, mientras sonaba el himno estadounidense. Lo hizo siguiendo los pasos del jugador de fútbol americano, Colin Kaepernick, en protesta contra los casos de violencia policial hacia ciudadanos negros en Estados Unidos.

Rapinoe, arrodillada en un partido de la selección de EEUU.

Antes del inicio de la competición se especuló sobre la posibilidad de que hiciera lo mismo durante el Mundial de Fútbol Femenino pero finalmente tal no se verificó. Durante el himno, Rapinoe ha permanecido de pie, con los brazos a los lados, pero sin cantarlo. 

Antes y durante la competición, se centró en denunciar las desigualdades entre los hombres y las mujeres en el ámbito deportivo. Antes de la final, la jugadora cargó contra la FIFA y la decisión de poner el partido a la misma hora de la Final de la Copa América.  "Fue una idea terrible. En general, no sentimos el mismo respeto que los hombres por parte de FIFA", zanjó Megan Rapinoe con la sinceridad que habitualmente la caracteriza.

Tras la victoria de EEUU, la capitana volvía a alzar la voz para reivindicar más derechos para las jugadoras e hizo un llamamiento a "los patrocinadores, las televisiones, la FIFA y las federaciones". "Todas las jugadoras en este Mundial han dado el mayor espectáculo. Ahora la conversación nos tiene que llevar al siguiente nivel. ¿Qué viene ahora? ¿Cómo van a apoyarnos? Las mujeres, en todo el mundo, queremos seguir dando pasos hacia adelante", dijo.

Pero parece que Trump va a hacer oídos sordos a los gritos de "Equal Pay" -igualdad salarial-  que ha abanderado Rapinoe. "Me encantaría que se lograra eso pero hay que mirar los números. Hay que fijarse en quién mueve más dinero", ha comentado el presidente en referencia al "valor financiero" de las jugadoras de fútbol. 

A falta de saber si Trump invitará o no a las ganadoras del Mundial a que visiten la Casa Blanca, la verdad es que, a un año de las elecciones de Estados Unidos, Trump encuentra en el deporte una de las barreras más duras a sus políticas. 

"Cree en algo"

Colin Kaepernick pagó con su carrera la osadía de oponerse frontalmente a Trump. En 2016 se arrodilló por primera vez mientras sonaba el himno nacional para protestar en contra de la brutalidad policial hacia los ciudadanos negros. “No me voy a poner de pie para mostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a los negros. Para mí esto es más grande que el fútbol y sería egoísta por mi parte mirar hacia a otro lado. Hay cuerpos en las calles y gente que se sale con la suya. No busco aprobación. Tengo que levantarme por los oprimidos. Si me quitan el fútbol, si me quitan los patrocinadores, sé que me pongo en pie por lo que es correcto”, explicó en el momento.

Colin Kaepernick (en el medio) arrodillado durante el himno. Reuters

Trump llegó a pedir formalmente que los jugadores que no respetasen la interpretación del himno nacional fuesen despedidos de inmediato e invitó a Kaepernick a abandonar el país se no le gustaba como se vivía en Estados Unidos. El quaterback de 30 años, que llevó a los San Francisco 49ers a disputar una Super Bowl, no volvió a jugar después de esa temporada.

En 2018, Nike hizo una campaña con su imagen junto a la de otros deportistas con el mote: "Cree en algo. Incluso si significa sacrificarlo todo". La acción ha provocado el enfado de muchos de los seguidores de la marca. Se quemaron zapatillas de la marca y las acciones de la empresa cayeron más de un 3% en la apertura de Wall Street. 

LeBron James

Otro de los más activos en contra de las políticas de Trump es LeBron James. La historia de desencuentros entre el jugador y el presidente de EEUU es antigua, empezando por el apoyo del jugador de baloncesto a la candidatura de Hillary Clinton. Cuando esta perdió, LeBron escribió en Twitter: "Amor y fe, serán las dos únicas cosas que nos harán superar esto"

En 2017, LeBron criticó abiertamente la política de inmigración de Tump. "No estoy a favor de esta política ni de ninguna política que divida y excluya a las personas. Estoy con los muchos, muchos estadounidenses que creen que esto no representa a Estados Unidos. Y deberíamos seguir reivindicándolo". En septiembre del mismo año, Lebrón James llamó a Donald Trump “holgazán” por revocar su invitación a los Warriors de Golden State para celebrar su campeonato con una visita a la Casa Blanca. ”¡Ir a la Casa Blanca fue un gran honor hasta que apareciste!” tuiteó James. "El cargo más poderoso del mundo tiene la oportunidad de unirnos como pueblo e inspirar a la juventud diciendo que debo poder caminar por la calle sin ser juzgado por el color de mi piel o por mi raza. Y no lo piensa. Ni siquiera le importa”, dijo.

En 2018, y tras muchos rifirrafes entre medias, LeBron volvió a estallar contra el presidente después de inaugurar un colegio para niños desfavorecidos. En declaraciones a la CNN el jugador dijo que jamás se sentaría con el presidente y que Trump utilizaba el deporte para dividir. "Jamás me sentaría con Trump. Es alguien con el que no puedo relacionarme porque utiliza el deporte para dividirnos. La primera vez que estuve cerca de alguien blanco fue en el deporte. Tuve la oportunidad de verlos y aprender sobre ellos, y ellos tuvieron la oportunidad de aprender sobre mí y nos hicimos muy buenos amigos". Como respuesta, Trump tuiteó un mensaje diciendo que el periodista había hecho parecer listo a LeBron, algo muy difícil de conseguir". 

Michael Jordan, viéndose nombrado en el tuit de Trump, se apresuró a defender a LeBron: “Apoyo a LeBron James. Está haciendo un trabajo increíble para su comunidad”. 

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