Con lágrimas de alegría en los ojos, Bonnie Foerster, una mujer estadounidense de 74 años, celebró que el juez Patrick Corum, del estado de Utah, haya dictaminado que está legalmente casada con su novia de hace más de 50 años, Beverly Grossaint. Sin embargo, no lo podrán celebrar porque Beverly se murió hace tres meses.

"Sí, usted está casada", le dijo a Bonnie el magistrado Corum tras bajar del estrado y abrazar a la anciana. El fallo, comunicado el pasado 21 de agosto, llenó "de amor" el corazón de la mujer, que por fin ve cómo el enlace matrimonial con su pareja es reconocido legalmente.

Bonnie Foster y Beverly Grossaint se conocieron en la ciudad de Nueva York en 1958. En ese momento, Foerster estaba intentando escapar de su esposo porque abusaba físicamente de ella: “Me golpeaba de la cabeza a los pies”. Por ello tenía que usar gafas oscuras para ocultar los moratones en los ojos.

Dos segundos después de que las presentaran, “ella (Grossaint) llegó a junto mía í y me dijo: 'Quítate las gafas, es enero”. La conexión fue instantánea: Ella era para mi”. Y desde ese momento no se separaron.

Foerster contó al Daily Mail que ella y su pareja participaron en la marcha del orgullo gay de Nueva York en 1970 y mucha gente les tiró basura, pero a ellas esto no les importó. Se fueron a casa y después de una ducha quedaron limpias pero “esas personas siguen teniendo basura en sus manos”.

"Nos reíamos mucho. Nunca nos acostamos enfadadas. Siempre nos confesábamos lo mucho que nos queríamos", reconoció Foerster.

Su relación se complicó porque ambas padecían enfermedades graves. La señora Foerster, un cáncer de mama que la obligó a someterse a 29 cirugías de espalda, que le dejaron ciega por la degeneración muscular; y sufrió por una infección ósea que le causó la amputación de ambas piernas. La señora Grossaint perdió la visión y su salud se vio afectada por una insuficiencia cardíaca crónica. Aunque la pareja vivió en centros de atención distintos, el mes anterior a la muerte de Grossaint, Foerster estuvo a su lado: “Nunca le solté la mano y sentí todo el amor que ella sentía por mi”, le dijo  a la BBC. Esto fue muy duro para ella, porque se sentía muy perdida: “No sé quién soy. Ella era mi vida”.

Sus continuos problemas de salud les impidieron casarse cuando el matrimonio homosexual se volvió legal en todo Estados Unidos en el 2015. Aunque ella se sintió discriminada durante toda su vida por su sexualidad, la señora Foerster dice que ha experimentado un cambio positivo a lo largo de su relación con la Sra. Grossaint."Creo que la gente está más de acuerdo ahora".