Paul Manafort, exjefe de campaña del presidente de EEUU, Donald Trump, autorizó en 2011 una operación "secreta" para mejorar la reputación del entonces presidente de Ucrania, Víktor Yanukovich, y desacreditar a sus oponentes políticos, según ha revelado este jueves el diario británico The Guardian.

Manafort dio luz verde a una campaña que incluía la fundación de un falso think tank en Viena para divulgar puntos de vista favorables a Yanukovich, aliado del presidente ruso, Vladímir Putin, así como intervenciones en redes sociales para influir en audiencias europeas y estadounidenses, según ese periódico.

Documentos y correos electrónicos a los que ha tenido acceso The Guardian sugieren que esa operación incluyó asimismo reuniones con periodistas del portal de ultraderechista Breitbart News para fomentar ataques contra la entonces secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton.

Manafort se unió a la campaña de Trump en marzo de 2016 y dimitió cinco meses después, al descubrirse que había recibido 12,7 millones de dólares por asesorar al prorruso Yanukovich.

El consultor político se enfrenta a una treintena de cargos en el marco de la investigación sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, que ganó el candidato republicano.

Según The Guardian, Manafort aprobó en 2011 una "estrategia clandestina" para perjudicar ante la opinión pública internacional a Yulia Timoshenko, rival política de Yanukovich en Ucrania.

Alan Friedman, un experiodista de The Wall Street Journal y del Financial Times afincado en Italia, fue quien orquestó esa operación mediática, según el periódico británico.

Friedman envió un documento a Manafort en el que detallaba su estrategia, que incluía la producción de vídeos anónimos para atacar a Timoshenko en las redes.

Esos vídeos debían "reforzar la impresión de que ella es, en el mejor e los casos, temeraria y con un perfil alejado del de una estadista, y en el peor de los casos, maliciosa, calumniadora y antisemita", indica el documento publicado por The Guardian.

Usuarios de la red social Twitter -"incluidos aquellos que nos son conocidos", detalla el informe- se encargarían de divulgar ese contenido.

Friedman declaró a The Guardian que su empresa de comunicaciones trabajó para el Gobierno de Ucrania a partir de 2011 en un proyecto de "relaciones públicas".

"No era un plan secreto o encubierto. Teníamos a personas trabajando en relaciones públicas que proponían entrevistas y temas a los periódicos de forma muy abierta", sostuvo el periodista, quien recalcó que el objetivo de esa campaña era "mantener una comunicación constante en favor del diálogo entre Bruselas y Kiev".