Cuando el presidente de EEUU, Donald Trump, dijo a principios de semana que le "encantaría" que los demócratas forzasen un nuevo cierre administrativo, poco se imaginaba que sería Rand Paul, uno de los suyos, el responsable de que el Gobierno haya tenido que bajar hoy la persiana.

Los republicanos, con el aval de la Casa Blanca, arrancaron esta semana un acuerdo a los demócratas para aprobar un presupuesto para los próximos dos años, que eleva los límites de gasto en unos 300.000 dólares y también el techo de la deuda.

Fue precisamente esto, el gasto y el endeudamiento, lo que provocó que Paul, un libertario, impidiese por sorpresa que el Senado votara el acuerdo antes de la pasada medianoche, lo que originó el cierre parcial administrativo por falta de fondos.

"Con toda honestidad, de buena fe, no puedo simplemente mirar hacia otro lado ahora que mi partido es cómplice del déficit", afirmó Paul en su discurso en el Senado.

Sin embargo, el Senado aprobó unas dos horas después un proyecto presupuestario para los próximos dos años que, a falta del visto bueno de la Cámara Baja, permitiría la reapertura del Gobierno, en cierre parcial administrativo.



La propuesta aprobada en el Senado pasa ahora a la Cámara de Representantes, que también tiene previsto votarla esta madrugada para permitir una rápida reapertura del Gobierno y limitar así las consecuencias del cierre. El Congreso ha aprobado los presupuestos esta mañana.

De este modo, EEUU ha sufrido apenas dos horas de cierre administrativo en apenas tres semanas, después de que los demócratas forzasen el anterior el pasado 20 de enero, cuando se cumplía el primer aniversario de Trump en la Casa Blanca.

Los demócratas buscaban entonces presionar a Trump para regularizar a los 800.000 jóvenes indocumentados conocidos como "soñadores" o "dreamers", cuyos permisos de residencia y trabajo expiran en marzo.

El cierre administrativo del 20 de enero duró apenas 69 horas y los demócratas accedieron a dotar de fondos al Gobierno hasta la pasada medianoche a cambio de, precisamente, regularizar a los "dreamers", una condición a la que parecen haber renunciado ya que no figura en el acuerdo.

Esta semana, en plenas negociaciones, el presidente hizo alusión a esa demanda de la oposición que le arruinó su primer aniversario en el poder.

"Me encantaría ver un cierre (...). Si tenemos que cerrar (la Administración) porque los demócratas no quieren seguridad, y por otro lado, no quieren encargarse de nuestras Fuerzas Armadas, entonces cerrémoslo, tendremos otro cierre", dijo.

A diferencia de ese cierre, el forzado por Paul estaba apoyado en tecnicismos y no tenía el respaldo de una mayoría legislativa, por lo que ha sido rápido revertirlo.

Cuando se conocieron las intenciones de Paul, en la tarde del jueves, la Casa Blanca, a través de su Oficina de Gestión del Presupuesto (OMB, en inglés), urgió a las agencias públicas a que alistasen los planes de contingencia ante la falta de fondos y que informasen a sus empleados del impacto de un eventual cierre.

"Se está instando ahora mismo a las agencias a que revisen y se preparen para el lapso" sin fondos, dijo al The Washington Post el portavoz de la OMB, John Czwartacki.