WASHINGTON DC

El presidente de EEUU, Donald Trump, ha cumplido con su electorado, con el partido y con sus intereses políticos con la elección de Neil Gorsuch, de 49 años, como nuevo magistrado de la Corte Suprema. Esta nominación satisface a los suyos, por su perfil de juez blanco, protestante y conservador que viene a cubrir el vacío dejado por el fallecido Antonin Scalia -también del sector no progresista-.

"Hoy cumplo otra promesa al pueblo estadounidense al nominar al juez Neil Gorsuch para el Tribunal Supremo", dijo Trump en una declaración a la prensa.

Trump elige a Neil Gorsuch como candidato para el Supremo

Desde ahora, la Casa Blanca tiene más fácil sacar adelante su polémica agenda -incluido el veto a inmigrantes de varios países- y, además, lo consigue con la elección de un hombre que, pese a estar lejos de los valores de los demócratas, ofrece un tono más moderado y amable que su antecesor. 

De hecho, Trump ha destacado sus "extraordinarios conocimientos legales, su mente brillante y su tremenda disciplina".

La designación de Gorsuch, que como curiosidad destacaremos que fue compañero de promoción del presidente Obama en Harvard en 1991, supone por parte del magnate una cesión en toda regla al establishment republicano, al que por cierto unen a este magistrado lazos familiares, pues su madre trabajó para la administración de Ronald Reagan.

Sin embargo, este hombre, que va a convertirse en el único miembro no católico ni judío del alto tribunal, maneja unas maneras que en 2006 le sirvieron para ganarse el respaldo de parte de los demócratas, cuando George W. Bush lo propuso para formar parte del Tribunal de Apelaciones número 10, en Colorado. Por cierto que desde 2012 trabaja como profesor adjunto en la Facultad de Derecho de la Universidad de éste su estado natal.

The Wall Street Journal lo define como un admirador de Scalia y le atribuye un perfil de tono conciliador, que cumple con todos los requisitos que a priori se demandan para este puesto. Ha pasado por las prestigiosas -y muy caras- universidades de Columbia, Harvard y Oxford, ha trabajado para jueces de la Corte Suprema y tiene experiencia en el Departamento de Justicia.

Antonin Scalia fue designado juez del Supremo durante el mandato de Reagan en 1986. Reuters

Pero ni su currículum ni haber compartido promoción con Obama parece que vayan a librarle de una fuerte oposición por parte de los sectores liberales del país, dispuestos a plantar batalla a cada medida o nominación impulsada por Trump, especialmente cuando esta elección rompe la situación de empate técnico que se mantenía en el Supremo desde el fallecimiento de Scalia, con sólo ocho miembros, cuatro elegidos por presidentes demócratas, y el resto, por republicanos.

EQUILIBRIOS EN EL TRIBUNAL

A pesar de que la llegada de Gorsuch puede interpretarse como un retorno del poder hacia el ala conservadora, lo cierto es que dentro de este grupo, el juez Anthony Kennedy, elegido por Reagan, ha votado en ocasiones junto al sector demócrata, como ocurrió con la legalización total del matrimonio entre personas del mismo sexo o determinados casos sobre el aborto.

"El verdadero atractivo de la nominación de Gorsuch es que es probable que sea el candidato conservador que logre imponerse a Anthony Kennedy y forjar decisiones conservadoras en la Corte", explica Jeffrey Rosen, del National Constitution Center, a la publicación Politico.

A su juicio, al igual que el juez Scalia, es de esperar que en ocasiones favorezca a los liberales; "especialmente en áreas como el derecho penal o los derechos de las minorías religiosas", aunque su llegada dará más fuerza al sector conservador.

A lo largo de su trayectoria, Gorsuch ha defendido despolitizar las cortes de justicia y limitar el papel de los tribunales, abogando por que los jueces no se entrometan en las labores propias de las Cámaras legislativas o de la presidencia del país. “A menudo los jueces juzgan mejor cuando juzgan menos”, escribió en un reciente artículo de opinión.

Del mismo modo, se ha mostrado partidario de que sean los jueces y no el gobierno federal quienes interpreten cómo deben aplicarse las leyes.

También ha tomado decisiones que evidencian su perfil conservador, como la defensa de los derechos de libertad religiosa por encima de otros, como por ejemplo ocurrió en el caso de la cobertura de los tratamientos de anticonceptivos que contempla el programa sanitario Obamacare.

Trump habla con Obama tras su juramento como 45º presidente de EEUU. Saul Loeb Efe

Y aunque no se ha posicionado abiertamente contra los derechos de la comunidad LGTB ni contra el aborto, sí que ha escrito artículos y un libro en 2006 rechazando las leyes de suicidio asistido, una práctica permitida en algunos estados del país y ha asegurado que no hay ninguna "base constitucional" para poner la libertad de elegir de la madre por encima de la vida del bebé.

Los medios estadounidenses destacan que, al igual que Scalia, es un escritor talentoso a la hora de abordar las sentencias, aunque con un tono menos duro y crítico que el que éste solía mostrar. Podría, por ello, erigirse como el líder heredero del bloque conservador.

En cuanto a su currículum familiar, está casado y tiene dos hijas. Le gusta la pesca, la caza y el esquí. Y en cuanto al mencionado papel político de su madre, Anne Burford Gorsuch, conviene subrayar que dirigió la Agencia de Protección Ambiental al comienzo de la administración Reagan, aunque dimitió en 1983 a raíz de una investigación sobre un caso de supuesto favoritismo en la gestión de la limpieza de desechos tóxicos. Nunca fue acusada y ella siempre sostuvo su inocencia.

RETOS POR DELANTE

Para convertirse en el nuevo juez del Tribunal Supremo, Gorsuch necesita en el Senado una mayoría de 60 votos, una barrera que podría tener difícil superar debido a que los republicanos tienen una mayoría de 52 escaños en la Cámara Alta y necesitarían el apoyo de varios demócratas.

"Es un hombre de nuestro país y un hombre al que nuestro país realmente necesita", aseguró Trump. "Mi única esperanza es que los demócratas y los republicanos puedan unirse, por una vez, por el bien del país", añadió.

Casi un año después de la muerte de Scalia, la nominación de Neil Gorsuch, de ser ratificado por el Senado, será decisiva a la hora de que el alto tribunal aborde las polémicas medidas que el nuevo presidente está tomando, así como otras que podrían retomarse, como las relativas al aborto, la igualdad de derechos de los colectivos LGTB y, más recientemente, los recursos al veto a la entrada de ciudadanos de algunos países de mayoría musulmana.

Trump no sólo ha cumplido con su electorado, sus partidos y sus fines políticos, como apuntábamos al principio, sino también con la tradición, ya que los presidentes han tendido a buscar nominados a la Corte Suprema que fueran lo suficientemente jóvenes para servir en ella por décadas.

El juez Gorsuch se ajusta a este requisito a la perfección, ya que será el miembro más joven del tribunal actual, por delante de Elena Kagan, de 56, que llegó hace seis años. Su nombre además quedará para la historia americana, pues en un siglo no se había producido la necesidad de un nombramiento para este tribunal en periodo electoral.