Washington

La Agencia Central de Inteligencia (CIA) ha concluido que Rusia intervino en las pasadas elecciones a la Casa Blanca para ayudar al candidato republicano, Donald Trump, según ha publicado este sábado el diario 'The Washington Post'. De acuerdo con el rotativo, que cita fuentes de la agencia conocedoras de una investigación clasificada, "personas conectadas con el Kremlin filtraron a la organización Wikileaks los correos electrónicos pirateados del Partido Demócrata y de la campaña presidencial de Hillary Clinton".

"La conclusión de la comunidad de inteligencia es que el objetivo de Rusia era favorecer a un candidato sobre el otro, ayudar a Trump a salir elegido y perjudicar las opciones de su rival. Esa es la visión de consenso", dijo esa fuente de la CIA a este periódico.

En la misma línea, el diario The New York Times publica que Rusia lanzó ciberataques este año contra los dos principales partidos de EEUU, pero publicó solo la información sobre los demócratas y no la de los republicanos, lo que ayudó a Donald Trump a ganar las elecciones.

Obama complica el 'idilio' de Trump con Putin

A la luz de estas conclusiones, el presidente saliente de los EEUU, Barack Obama, se despedirá del cargo dejando una herencia cuanto menos complicada a Donald Trump en lo que a las relaciones con Rusia se refiere. La apertura de la investigación oficial para saber si Moscú orquestó o no una operación de ciberataques contra Washington a fin de influir en las elecciones del pasado 8 de noviembre no cambiará el veredicto de las urnas, pero puede enturbiar aún más las relaciones bilaterales entre ambos países, cuando la nueva administración republicana se proponía mejorarlas.

Durante la campaña electoral, los demócratas tuvieron que lidiar constantemente con las filtraciones sobre Hillary Clinton. Estas revelaciones, procedentes del pirateo a cuentas de correo de los demócratas, pusieron en varias ocasiones contra las cuerdas a la candidata y al propio partido, desvelando por ejemplo que éste le brindaba desde el principio su apoyo a la exsecretaria de Estado para lograr su nominación frente a otros aspirantes como Bernie Sanders.

La Casa Blanca ya apuntó a Rusia como causante de estas intromisiones, señalando que el objetivo podría ser influenciar el proceso electoral estadounidense, algo que repitió Clinton hasta la extenuación en sus mítines y debates electorales. El asunto había permanecido en un segundo plano hasta que ahora, a la vista de que el presidente electo Donald Trump no parece tener mucha intención de investigar estos hechos una vez que se instale en la Casa Blanca el próximo 20 de enero, Barack Obama ha dado la orden de indagar a toda prisa sobre este episodio, a fin de tener las conclusiones antes de abandonar el cargo.

Los mismos de las "armas de destrucción masiva"

El todavía comandante en jefe había puesto a las agencias de inteligencia a trabajar para saber si hubo o no injerencias de Rusia en el proceso del que salió vencedor el millonario Donald Trump. Las consecuencias de esta decisión son difíciles de predecir, si bien diversos expertos empiezan a augurar que pueden alejar aún más a EEUU de Rusia, llevando incluso a establecer sanciones contra el Gobierno de Vladimir Putin.

El equipo de transición de Trump respondió a la información con un comunicado en el que afirmó que "esta gente son los mismos que decían que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva". "La elección terminó hace mucho tiempo con una de las mayores victorias en el Colegio Electoral de la historia. Ha llegado el momento de seguir adelante", agregaron

El corresponsal jefe sobre Seguridad Nacional de la CNN, Jim Sciutto, avisaba este viernes de cinco posibles consecuencias. En primer lugar, si finalmente el informe final revelara que Rusia está detrás de esta operación, la Casa Blanca podría acusar pública y oficialmente a Moscú, algo que, de hecho, ya hizo durante la campaña, en octubre. Una segunda fase, según este experto, podría llevar a decretar “sanciones económicas”, similares a las que se tomaron por la crisis de Crimea. A su juicio, el siguiente paso podría ser presentar cargos criminales contra los piratas informáticos responsables del ataque, aunque esto precisaría de una identificación muy exacta de quién está detrás de ellos.

REPRESALIAS CONTRA RUSIA

Sciutto también cree que Washington podría optar por acciones en el campo diplomático, como “buscar algún tipo de condena” en las Naciones Unidas contra Rusia. Por último, el especialista en seguridad nacional señala que la Casa Blanca podría tomar represalias, imitando las acciones rusas y revelando información comprometida sobre líderes rusos, aunque matiza que esto parece más improbable.

Por supuesto, esto entra en el campo de la especulación periodística, que no se detendrá hasta que se hagan públicas las conclusiones. Además, es probable que sea la nueva administración republicana la que tenga que gestionar esas averiguaciones a partir del 20 de enero, por lo que sus repercusiones pueden ser mínimas. Porque lo que sí parece seguro es que nada de esto evitará que Trump sea presidente.

Phillip L. Swagel, professor en la School of Public Policy de la Universidad de Maryland, advierte de que esta investigación no cambiará el resultado del 8-N. “Las elecciones han terminado y el resultado está decidido. Donald Trump será el presidente de los EEUU en enero”, explica a EL ESPAÑOL.

"ESTO NO SON LOS JJOO"

En su opinión, “la revisión del posible hackeo no va a afectar a los comicios”. “Esto no es como los Juegos Olímpicos, donde las medallas se pueden quitar años después de la competición. Y en cualquier caso, el equipo de campaña de Clinton ha dejado ya claro que el proceso de elección en sí fue limpio; no están contentos con el resultado, pero lo aceptan”, añade.

Desde el Kremlin también han reaccionado a esta noticia poniendo en duda que vaya a sacar a la luz algún tipo de conspiración. "También estamos muy interesados en entender de qué acusaron a Rusia", dijo una portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zakharova. "Muchas veces este Ministerio ha pedido a los estadounidenses que proporcionen información completa (sobre las acusaciones), pero nunca tuvieron respuesta".

Reuters

Cabe recordar que las acusaciones de la Administración Obama fueron en dos direcciones. Se culpó públicamente antes de las elecciones al Gobierno ruso de ataques cibernéticos diseñados para influir en el resultado, incluyendo la sustracción de correspondencia interna del Partido Demócrata para dañar la imagen de Clinton. Pero también se informó de otras acciones.

En concreto, saltaron algunas alarmas sobre intentos de ataques contra los sistemas de registro de votantes a nivel estatal y local, algo que podría considerarse más grave al tratar de afectar directamente al voto. Sin embargo, los servicios de inteligencia estadounidenses nunca manifestaron que existiera una vinculación con el Kremlin, ya que estas bases de datos suelen ser también objetivo de otros grupos.

Miembros del Partido Demócrata siempre han acusado a Rusia, e incluso los senadores republicanos John McCain y Lindsey Graham también solicitaron que se investigaran estos ciberataques, según The Washington Post. "Creo que son una de las influencias más desestabilizadoras en el escenario mundial, creo que interfieren con nuestras elecciones, y quiero que Putin pague personalmente un precio", dijo el senador Graham.

Durante la campaña, Trump instigó durante alguno de sus mítines a Putin y a Rusia para que sacaran a la luz los correos electrónicos de Hillary Clinton, que estaban siendo investigados. Sin embargo, siempre ha cuestionado la veracidad de las afirmaciones que insistían en que Moscú era el responsable de los ataques. El republicano afirmó que el esfuerzo por culpar a Rusia se trataba, en realidad, de un intento por desacreditarle a él y a su pretendido acercamiento al Kremlin.

En la entrevista a Trump publicada por la revista Time esta semana, el presidente electo repitió las mismas dudas: "No creo que [Rusia] haya tenido nada que ver". Ha sugerido también que los informes de inteligencia que atruibuían la responsabilidad de los ataques a Moscú se basaban más en política que en hechos. Una respuesta que no gustó nada a los demócratas.

De hecho, el representante de este partido en el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, el congresista de California Adam Schiff, ha aplaudido la decisión de Obama y ha pedido a la Casa Blanca desclasificar todo lo que pueda. "Ante la preocupante negativa del presidente electo de escuchar a nuestros servicios de inteligencia y a aceptar que el pirateo fue orquestado por el Kremlin, hay una urgencia añadida ante la necesidad de una revisión exhaustiva antes de que Obama deje el cargo el próximo mes", dijo Schiff en un comunicado, pidiendo además que se tomen medidas “para responder con fuerza a esta flagrante intromisión cibernética y trabajar con nuestros aliados en Europa para imponer sanciones al Kremlin”.

EL INFORME, AL CONGRESO

Según Lisa Monaco, las conclusiones serán compartidas con abogados y otras autoridades y se entregarán después al Congreso. El informe se centrará en los ataques al Comité Demócrata Nacional y a personas con cargos importantes en concreto, como John Podesta, el número uno de la campaña de Clinton. Aún no se sabe si las conclusiones se harán públicas. Las agencias de inteligencia y el FBI siempre han dudado en compartir las conclusiones públicamente, porque temen que sus revelaciones incluyeran fuentes y métodos que Rusia podría rastrear.

Monaco ha señalado que los ciberataques no son algo nuevo pero que esta vez pueden haber cruzado un nuevo umbral. La consejera desveló que, cuando estaba trabajando en el FBI, en 2008, la agencia avisó a las dos campañas -de Barack Obama y de John McCain- de que se habían infiltrado en sus sistemas. "Entonces como ahora hemos detectado actividad cibernética maliciosa", ha dicho.

Con la apertura de esta investigación y el intento del Partido Verde por recontar los votos en alguno de los estados claves durante las pasadas elecciones, se encienden aún más los ánimos en un país que sigue muy dividido y que encara la inauguración de la era Trump, el próximo 20 de enero, con pocas perspectivas de volver a la calma.

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