México DF

El país al que Donald Trump ha dedicado decenas de insultos y promesas agresivas a lo largo de la campaña electoral de Estados Unidos se prepara para un cambio en la relación con su vecino del norte. Y no parece que vaya a ser para mejor.

Enrique Peña Nieto, el presidente de México, al que una visita de Trump en agosto le costó más de un disgusto y la dimisión de su secretario de Hacienda, ha seguido desde la residencia oficial la evolución electoral, junto con parte de su equipo. Se sabe que había convocado de urgencia a su gabinete tras hacerse evidente que Trump iba a ser el nuevo presidente de EEUU. Su Twitter, de momento, permanece mudo.

Fue en esa red social por la que se enzarzaron tras su encuentro sobre si Peña Nieto advirtió al estadounidense o no que México jamás pagaría por una de las promesas estrella de Trump: construir un muro a lo largo de toda la frontera entre los dos países. Dicha construcción ya existe en un tercio de los 3.000 kilómetros que comparten EEUU y México. La forma de lograr que México pague quiera o no, sería congelar las remesas que se envían desde su vencino del norte, que en 2015 supusieron más de 22.000 millones de dólares.

“Me parece que Hillary Clinton pudo haber generado mucha inestabilidad a nivel exterior, pero me preocupa mucho la relación de EEUU con México en el sentido de la victoria de Trump y lo que pueden significar sus políticas”, opina Sebastián Manterola, un profesional del sector del marketing en los treinta. “No veía posible que fuera a ganar él y creo que lo más peligroso es que representa algo que puede afectar de una manera muy directa y agresiva la relación económica y cultural entre México y EEUU”.

Margarita Mejía, maquilladora de 57 años, cree que detrás de Trump hay otros intereses y siente la derrota de Clinton, “una mujer que ha sobresalido tanto y tan preparada”. “Vamos a estar más dominados por EEUU y nuestra economía va a estar peor”, se lamenta. “Si 2016 fue un malo, no sé lo que nos espera en 2017”.

Lo cierto es que parte de los mexicanos se lo están tomando con humor. El teléfono de Manterola está lleno de memes y chistes gráficos relativos al muro. A su hermano, un ingeniero, su jefe le ha mandado un correo electrónico en el que bromeaba que lo bueno es que ahora se abren muchas oportunidades para dedicarse a la construcción en el norte del país.

Mal augurio según medios mexicanos

Nada más conocerse los resultados, el principal periódico mexicano, El Universal, ha titulado 'Trump gana presidencia; el peso en caída libre'. Milenio titula 'Trump vence a Hillary'. El izquierdista La Jornada tira por un 'Trump gana, Clinton acepta su derrota' . El Financiero apunta a 'Donald Trump, presidente de EU'. Reforma, por su parte, dice que 'Gana Trump, el muro y la división'. Se puede ver una mayor coincidencia del espectro mediático mexicano cuando se baja en sus webs y se ve que todas señalan que es un mal augurio económico y que el miércoles a primera hora se celebrará una rueda de prensa para analizar los resultados.

La relación entre el peso mexicano y el dólar estadounidense ha servido como una suerte de barómetro electoral. Cada vez que Trump ha dedicado lindezas a su vecino bajo el río Bravo del estilo de “México no es nuestro amigo”, “cuando envían su gente no están enviando lo mejor” o “miles de millones de dólares pasan por la frontera, nosotros nos quedamos los asesinos, las drogas y el crimen, ellos el dinero”, bajaba la moneda mexicana. Con Clinton arriba, los dólares se han vendido a poco más de 18 pesos, la mejor cifra desde octubre, pero a medida que transcurría la jornada electoral ha llegado a devaluarse hasta un nuevo mínimo histórico.

La economía es el tema que más preocupa a las autoridades mexicanas. México exporta el 78% de su producción a EEUU y este suministra el 50% de las importaciones mexicanas. Cada minuto, un millón de dólares se mueve entre ambos países. En EEUU, 34 millones de personas tienen origen mexicano. En 2010, del total de 11,3 millones de inmigrantes indocumentados, el 58% tenía nacionalidad mexicana. Las principales empresas españolas tienen una exposición de más de 15.000 millones a México.

Trump ha llegado a amenazar con deportarlos a todos, aunque los medios estadounidenses calculan que afectará a unos 5 millones de indocumentados inicialmente. Seguiría así la escalada iniciada en realidad ya por la Administración de Barack Obama, que según una revisión de los datos realizada por Univisión, es el presidente que más gente ha expulsado de EEUU en los últimos 30 años.

Recientemente se publicó que José Antonio Meade, el sucesor en la cartera de Hacienda mexicana, y Agustín Carstens, el jefe del Banco de México, llevaban desde principios de mes evaluando sus opciones para el escenario de una victoria de Trump. Está previsto que den una rueda de prensa a primera hora mexicana del miércoles. 

Otro aspecto a tratar sería la relación comercial, basada hoy en el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá, que Trump quiere renegociar. También el arancel del 35% que, ha asegurado, impondrá a las manufacturas realizadas en México por empresas estadounidenses que luego se exportan a EEUU. Carstens ha asegurado en varias ocasiones que para México una posible victoria de Trump sería como un “huracán mayor a categoría cinco”.

Al margen, Trump ha logrado unir a los mexicanos en su contra como ningún candidato antes. Propuestas como la deportación masiva o la del famoso muro, que ha mantenido y reiterado hasta su último día de campaña, han llevado a que sea misión imposible encontrar un mexicano que sienta la más mínima simpatía hacía él. De acuerdo con una encuesta nacional realizada por El Financiero recientemente a sólo el 2% de los encuestados le gusta la idea de que Trump sea el nuevo presidente de EEUU.