Buenos Aires
Publicada

En plena campaña electoral de Argentina, el Gobierno de Estados Unidos ha anunciado un inédito rescate financiero a su aliado latinoamericano, Javier Milei, que afronta la caída de su “milagro económico” y viene de ser derrotado por el peronismo en Buenos Aires.

“Comenzaremos a trabajar con el Gobierno argentino en el pago de sus principales deudas”, anunció este miércoles el secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien agregó que negocia con Buenos Aires “una línea swap (acuerdo financiero) de 20.000 millones de dólares”.

Tras exprimir el préstamo recibido este año del Fondo Monetario Internacional (FMI) —14.000 millones de dólares—, el Gobierno argentino tiene reservas negativas y no puede cumplir los vencimientos de deuda pública previstos para 2026, por unos 8.500 millones de dólares.

Ante el riesgo de cesación de pagos, Milei solicitó ayuda a su “amigo” Donald Trump, que lo recibió el martes en Nueva York. “Vamos a ayudarles, pero no creo que necesiten un rescate”, dijo el presidente estadounidense. Sin embargo, a las 24 horas Bessent anunció el rescate.

El Tesoro “está listo para comprar bonos argentinos en dólares, según lo exijan las condiciones”, informó su titular, y añadió que “también estamos preparados para otorgar un importante crédito ‘stand-by’ a través del Fondo de Estabilización Cambiaria”.

Tuit de Bessent.

“Estados Unidos está dispuesto a comprar deuda gubernamental secundaria o primaria”, afirmó el alto cargo en la red social X y agregó: “Seguiré de cerca los acontecimientos; el Tesoro sigue plenamente preparado para hacer lo que sea necesario”.

Milei saludó efusivamente el rescate estadounidense. “Gracias, presidente @POTUS y señor secretario Scott Bessent, por su firme apoyo y la confianza en el pueblo argentino”, publicó en X.

“Valoramos profundamente la amistad con Estados Unidos y su compromiso de fortalecer nuestra asociación sobre la base de valores compartidos”, añadió. “Juntos construiremos un camino de estabilidad, prosperidad y libertad. ¡MAGA!”.

El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo —exministro de Hacienda entre 2015 y 2019 y exejecutivo del banco JP Morgan en Wall Street— agradeció a Bessent y alentó a la población: “Argentinos, empieza una nueva era. Trabajemos todos juntos para hacer nuestro país grande nuevamente”.

Pese a la espectacularidad del auxilio, Bessent aseguró que empresas estadounidenses “planean realizar importantes inversiones en Argentina”, aunque lo condicionó a que se produzca “un resultado electoral positivo” para el Gobierno de Milei.

Washington sigue con atención las elecciones de medio término, el 26 de octubre. Los pronósticos, por ahora, no favorecen a los candidatos del ‘mileísmo’. Ya perdieron por 14 puntos frente al peronismo en la provincia de Buenos Aires. Ahora acecha el riesgo de otra derrota.

En ese clima de incertidumbre, Trump dio el martes un fuerte espaldarazo político a Milei. “Es un muy buen amigo, luchador y ganador, y cuenta con mi apoyo total para su reelección como presidente”, publicó en Truth, confundiendo elecciones legislativas con presidenciales. Recién en 2027 Milei podría aspirar a la reelección, pues aún le quedan dos años de mandato.

Milei, que se proclama anarcocapitalista y propone “una Internacional de derecha”, se encuentra en apuros por los tropiezos de la economía. La desconfianza de los argentinos con mayor poder adquisitivo es evidente: se desprenden de pesos y compran dólares como refugio de valor.

Adquirieron 1.100 millones de dólares en solo tres días de la semana pasada. A ese ritmo, las ya menguantes reservas del Banco Central siguen disminuyendo y no alcanzan a cubrir las deudas. La posibilidad de una nueva cesación de pagos hunde al país en la incertidumbre.

El antecedente de este tipo de rescate se remonta a 1995, cuando el Tesoro estadounidense desembolsó 20.000 millones de dólares a México durante la crisis del “efecto tequila”, un cimbronazo financiero y cambiario de alcance global. Los presidentes Bill Clinton y Ernesto Zedillo sellaron este acuerdo.

México debió poner como garantía de pago su renta petrolera y ejecutar fuertes recortes en el gasto público. Si no cumplía, Estados Unidos podía cobrar de cuentas bancarias con dividendos petroleros en su territorio. México devolvió la ayuda antes de lo convenido y pagó 500 millones de intereses.

Por el momento no ha trascendido qué exigiría Trump como garantía a cambio de esta ayuda. La prensa bonaerense especulaba sobre la entrega de yacimientos de tierras raras y la instalación de bases militares estadounidenses en el sur, proyectadas hacia la Antártida.

El rescate tiene una dimensión geopolítica, pues Estados Unidos respalda a su aliado en Latinoamérica, región con mayoría de mandatarios socialdemócratas e izquierdistas: Lula da Silva, en Brasil; Claudia Sheinbaum, en México; Gabriel Boric, en Chile; Gustavo Petro, en Colombia, entre otros.

Washington busca frenar los intercambios entre China y países latinoamericanos, en el marco de su guerra comercial con el gigante asiático. Incluso Perú, con gobiernos de centroderecha, construyó junto a Pekín el puerto de Chancay, el más grande de Sudamérica.

A Argentina, por ejemplo, ya se le pedía que revirtiera una línea de swap en yuanes de China depositada en las reservas del Banco Central, equivalente a 6.000 millones de dólares, y que cerrara una base astronómica china en la Patagonia.

Las redes sociales se inundaron de mensajes que marcaron la contradicción de Milei con sus declaraciones previas a ser presidente, crítico del FMI y del endeudamiento. En 2018 acusó a Caputo —entonces ministro y ahora de su gobierno— de “patinar (gastar) la plata del Banco Central en una aventura electoral”.

“Si yo estuviera a cargo del Ministerio de Economía no necesitaría ir al FMI”, aseguró en 2018 y sentenció: “El político más desalmado, más populista, más mentiroso e inmoral es el que toma deuda, porque financia la fiesta de hoy a costa de personas que ni siquiera han nacido”.

En los 20 meses que lleva en la Casa Rosada, el presidente argentino ha contraído préstamos por 20.000 millones de dólares con el FMI, 12.000 con el Banco Mundial, 10.000 con el Banco Interamericano de Desarrollo y 300 con la Corporación Andina de Fomento.