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El expresidente brasileño Jair Bolsonaro inicia este martes el juicio más decisivo de su vida política y personal.

La Primera Sala de la Corte Suprema evaluará si intentó derrocar el orden constitucional tras las elecciones de 2022, cuando fue derrotado por Luiz Inácio Lula da Silva.

El proceso podría costarle hasta 40 años de prisión y marcar un punto de inflexión en la democracia brasileña, según adelantó Efe.

Cinco jueces clave

El tribunal estará compuesto por cinco magistrados de trayectoria y perfiles diversos, pero con un historial común de firmeza frente a las amenazas golpistas.

Al frente estará Cristiano Zanin, abogado personal de Lula durante los procesos de corrupción y hoy presidente de la Sala, cuyo voto de desempate puede ser decisivo.

Junto a él se sentará Flávio Dino, exministro de Justicia de Lula y antiguo militante comunista, cuya imparcialidad también fue cuestionada por la defensa bolsonarista.

El peso del proceso recae, sin embargo, en Alexandre de Moraes, instructor de la causa y figura central en la contención del bolsonarismo.

Sus decisiones contra la desinformación le enfrentaron incluso con Elon Musk y lo convirtieron en blanco de amenazas.

La investigación apunta a que la trama golpista consideró asesinarlo. En el panel también figuran Cármen Lúcia Antunes, magistrada veterana designada por Lula en 2006, y Luiz Fux, expresidente del Supremo durante la pandemia y con un perfil más independiente, cuyo voto se observa con expectación.

La acusación sostiene que Bolsonaro trató de anular los comicios con apoyo de altos mandos militares, instigando a sus seguidores a invadir las sedes de los tres poderes el 8 de enero de 2023.

Por ello se le imputan cinco delitos que podrían derivar en una condena de cuatro décadas de cárcel. Junto a él serán juzgados siete excolaboradores, entre ministros y oficiales.

Advertencias desde Washington

El impacto de este proceso no se limita a Brasil. Desde EEUU, la sombra de Donald Trump planea sobre el caso. Eduardo Bolsonaro, diputado federal e hijo del expresidente, advirtió que el mandatario estadounidense prevé nuevas sanciones si su padre resulta condenado.

Trump todavía no puso en marcha, ni de cerca, todos los mecanismos a su disposición para presionar a Brasil”, aseguró en una entrevista reciente.

Ley Magnitsky y aranceles

Eduardo reveló que discutió con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, la aplicación ampliada de la Ley Magnitsky, que ya congeló posibles bienes de De Moraes en EEUU y que podría extenderse a su esposa o a otros jueces del Supremo.

Además, recordó que Trump ya impuso aranceles de hasta el 50 % sobre productos brasileños, alegando la “caza de brujas” contra su aliado en Brasilia.

El hijo del exmandatario no dudó en acusar al Gobierno de Lula de “rellenar todas las casillas” para un aumento de sanciones, citando como ejemplo los intentos de regular las redes sociales en contra de la Casa Blanca.

Mientras Bolsonaro se sienta en el banquillo, la tensión política y diplomática se multiplica: en Brasilia se juega su futuro personal y político; en Washington, Trump evalúa hasta dónde presionar a un socio incómodo para Lula y para la estabilidad regional.