El Tribunal Supremo de Brasil dictó este viernes nuevas medidas cautelares contra el expresidente Jair Bolsonaro, procesado por golpismo, entre ellas el uso de tobillera electrónica y la prohibición de acceder a sus redes sociales, ante las sospechas de que prepara su fuga del país.
Medidas que el propio exmandatario, trasladado a la sede de la Secretaría de Estado de Administración Penitenciaria en Brasilia, ha considerado que "buscan humillarlo", ya que nunca ha pensado en huir del país.
El Supremo brasileño también le prohibió acercarse a embajadas, comunicarse con diplomáticos extranjeros, así como con otros investigados o procesados en el caso por golpismo
El propio Bolsonaro explicó este viernes que estas medidas cautelares responden a las gestiones "por justicia" que hace en Estados Unidos su hijo y diputado Eduardo Bolsonaro, quien está en ese país desde el pasado marzo.
Estas nuevas diligencias se producen en medio de los llamamientos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que se detenga el juicio contra el líder ultraderechista, a quien considera "víctima de una caza de brujas".
El republicano anunció la semana pasada un arancel adicional del 50 % a las importaciones brasileñas por motivos principalmente políticos. Una decisión en la que el hijo de Bolsonaro presume de haber influido tras varias reuniones con representantes de la Casa Blanca.
De hecho, la Policía acusó este viernes al expresidente brasileño y a su hijo Eduardo de maniobrar en los últimos meses con autoridades del Gobierno de Estados Unidos para imponer sanciones a "agentes públicos del Estado brasileño".
El republicano mencionó en primer lugar el juicio por golpismo contra Bolsonaro y también criticó supuestas órdenes "secretas" e "ilegales" del Supremo brasileño para el bloqueo de perfiles en redes sociales dedicados a diseminar noticias falsas contra las instituciones democráticas.
Esto ha abierto una grave crisis diplomática entre Brasil y Estados Unidos. Lula ha exigido respeto al Poder Judicial de su país y calificado los comentarios de Trump de "chantaje inaceptable".
En la víspera, Trump envió también una carta de apoyo a Bolsonaro en la que confió en un próximo "cambio de rumbo" del Gobierno de Brasil y pidió el fin del supuesto "régimen de censura" que impera en el país.
Bolsonaro ha admitido este viernes que ha "sugerido" que podría viajar a Estados Unidos, pese a que su pasaporte está retenido por la Justicia, que le ha prohibido salir del país, pero aclaró que solo sería para "negociar" personalmente con Trump la cuestión de los aranceles, debido a su proximidad con el líder republicano.
Bolsonaro insiste en que "todo el proceso" en su contra es "político" y denunció que la Justicia "está sofocando" a la extrema derecha, con la intención de influir en los comicios de 2026, en los que no podrá participar pues ha sido inhabilitado por abusos de poder en los que incurrió en la campaña electoral de 2022.
Registros en Brasilia
Paralelamente, la Policía Federal de Brasil registró además este viernes el domicilio de Bolsonaro, y la sede del Partido Liberal (PL), ambos ubicados en Brasilia, en el marco de la investigación al exmandatario procesado por orquestar un supuesto intento de golpe de Estado contra su sucesor, Luiz Inácio Lula da Silva, según informan medios locales.
Imágenes divulgadas por la cadena GloboNews mostraron vehículos de la Policía Federal en la residencia del exmandatario en la capital brasileña.
La otra orden de registro tuvo lugar en la sede del PL, formación que lidera el capitán retirado del Ejército.
Bolsonaro está acusado de liderar, junto con varios de sus colaboradores, entre ellos antiguos ministros y militares de alto rango, un complot golpista para mantenerse en el poder tras su derrota en las elecciones de 2022, que ganó Lula.
La Fiscalía lo acusa de cinco delitos, entre ellos golpe de Estado y abolición violenta del Estado democrático de derechos, cuyas penas sumadas pueden llegar a los 40 años de prisión.