La concesión a dedo de un contrato a una organización sin ánimo de lucro vinculada al Partido Liberal está haciendo tambalear el Gobierno. Este jueves, la oposición ha pedido que el ministro de Finanzas, Bill Morneau, dimita, lo que amenaza la estabilidad del Gobierno del primer ministro, Justin Trudeau.



El Partido Conservador, el principal de la oposición, solicitó este jueves la dimisión de Morneau tras saberse que la organización sin ánimo de lucro WE Charity pagó a la familia del ministro de Finanzas más de 41.000 dólares canadienses (30.600 dólares estadounidenses) en viajes.



El diputado conservador Michael Cooper declaró este jueves durante una rueda de prensa en Ottawa que "es el momento de que el ministro de Finanzas haga lo único que puede hacer, dimitir como ministro. Lo que ayer fue revelado en el comité es asombroso. La gravedad de lo que ayer admitió el ministro no puede ser menospreciada", agregó.



De forma inesperada, Morneau reveló este miércoles el pago a la vez que anunció la devolución del dinero a WE Charity. La organización, que trabaja en el desarrollo de oportunidades para jóvenes, invitó a la familia de Morneau a visitar proyectos que tienen en Ecuador y Kenia y pagó los costes de su viaje, lo que supone un conflicto de interés.



Las normas de conflicto de interés en Canadá impiden que los miembros del Gobierno y otros funcionarios, o sus familiares, reciban regalos que pueden ser interpretados como una forma de influencia sobre esa persona. Además, se tiene que informar de los regalos los días siguientes a su recepción, algo que Morneau no hizo porque los viajes se realizaron en 2017.



La revelación es la última en el creciente escándalo que se inició cuando el Gobierno de Trudeau concedió a dedo a WE Charity, en el marco del programa para aliviar los efectos económicos de la pandemia del Covid-19, un contrato de 900 millones de dólares canadienses (672 millones de dólares estadounidenses) para ofrecer oportunidades de trabajo a jóvenes en Canadá.

WE Charity

WE Charity es una organización creada por Craig Kielburger, un conocido activista que a los 13 años de edad fundó Free the Children para luchar contra el trabajo infantil forzado en los países en desarrollo y que cuenta con amplios contactos en el gobernante Partido Liberal de Canadá.



Pero tras la concesión del contrato a WE Charity se supo que la madre, el hermano y la esposa de Trudeau han recibido centenares de miles de dólares para participar en eventos de la organización y que una de las hijas de Morneau también trabaja para ella.



A pesar de estos vínculos directos, ni Trudeau ni Morneau se recusaron cuando el gabinete canadiense decidió conceder a WE Charity, sin competición, el jugoso contrato para gestionar el programa, contrato que fue cancelado cuando el escándalo ocupó las portadas de los periódicos canadienses.

Implicación de Trudeau

La implicación de Trudeau ha provocado que el comisionado de Ética del Parlamento canadiense, Mario Dion, inicie una investigación para determinar si el primer ministro violó las normas sobre conflictos de intereses dada la relación de WE Charity con su familia.



El problema para Trudeau es que es la tercera investigación que el comisionado de Ética realiza sobre las actuaciones del primer ministro. Ningún otro gobernante canadiense ha tenido tantas investigaciones.



Y lo que es peor, las dos investigaciones iniciales concluyeron con el dictamen de que Trudeau violó las normas cuando el primer ministro aceptó un viaje pagado por el Aga Khan a la isla privada que el líder de los musulmanes ismaelitas tiene en el Caribe y por ejercer presiones para favorecer a SNC-Lavalin, una de las constructoras más importantes del país.



El escándalo puede explotar definitivamente la próxima semana, cuando Trudeau testifique ante el comité de Finanzas de la Cámara de los Comunes del Parlamento canadiense para explicar la concesión del contrato a WE Charity.



Trudeau tendrá que convencer a la oposición que todo el embrollo ha sido un error y evitar una posible moción de censura que podría derribar su Gobierno, ya que el Partido Liberal está en minoría en el Parlamento y sólo controla 156 de los 338 escaños de la Cámara Baja.