La promesa de despenalizar el aborto, la medida estrella de para esta legislatura del presidente argentino, Alberto Fernández, se ha convertido en una batalla entre el Ejecutivo y la Iglesia, en un país con una fuerte influencia católica y cuna del papa Francisco.

Este domingo, el presidente de Argentina anunciaba que enviaría al Parlamento un proyecto de ley para legalizar el aborto. "Dentro de los próximos diez días presentaré un proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo", dijo el mandatario peronista en su discurso de apertura del periodo de sesiones ordinarias del Congreso.

Es la primera vez en la historia de Argentina que un presidente envía al Congreso un proyecto de ley para legalizar el aborto. Fernández asumió la presidencia en diciembre pasado tras haber obtenido el 48,24% de los votos en los comicios de octubre.

Durante sus ocho años de mandato, su ahora vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, esquivó el debate sobre la despenalización del aborto, frenada por sus convicciones católicas. En 2018, sin embargo, y ya como senadora, cambió de opinión y apoyó la ley, que no llegó a salir adelante.

La marea verde

La ley del aborto ha sido motivo de masivas movilizaciones -la llamada marea verde feminista- en los últimos años. Ya en 2018, durante la legislatura del conservador Mauricio Macri (2015-2019) se debatió un proyecto para despenalizar el aborto. La Cámara de Diputados la apoyó, pero al llegar al Senado fue rechazada, en medio de protestas a favor y en contra de la iniciativa.

Ahora, Alberto Fernández promete que la iniciativa que enviará al Congreso legalizará el aborto "en el tiempo inicial del embarazo" y permitirá "a las mujeres acceder al sistema de salud cuando toman la decisión de abortar".

Según el mandatario, la legislación vigente en materia de aborto "no es efectiva".

Aborto ilegal

El aborto está penado desde 1921 por el Código Penal argentino, que solo lo autoriza en caso de que el embarazo ponga en peligro la vida o la salud de la mujer o si proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido a una mujer demente.

Sin embargo, la interrupción del embarazo en estos casos particulares suele ser de difícil aplicación en general debido a la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios y a trabas del sistema, pese a que la Corte Suprema aclaró en 2012 que no es necesaria una autorización judicial para realizar el aborto legal en caso de violación.

La Iglesia, en contra

La Iglesia católica argentina, que rechaza la legalización del aborto, ha convocado a una misa en favor de "la protección de la vida humana desde la concepción" para el próximo 8 de marzo, cuando se celebre el Día de la Mujer, en la Basílica de Nuestra Señora de Luján, patrona del país suramericano.

De hecho, este martes el arzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández, censuró el anuncio de Fernández. En su dura crítica, el religioso mencionó al papa Francisco, en un intento de presionar al Ejecutivo para que dejara de lado la ley del aborto. Durante su discurso pronunciado el domingo, el presidente argentino había agradecido al Sumo Pontífice por hacer un llamamiento a "construir una economía con alma".

"Me duele muchísimo que primero cite a Francisco y luego hable de hipocresía para referirse a los que defienden la vida de la concepción. ¿’Hipocresía’ va también para Francisco?”, escribió en su cuenta de Twitter el arzobispo. 

"El aborto sucede. Es un hecho. Y es solo esa hipocresía que a veces nos atrapa, la que nos hace caer en un debate como este", había dicho Alberto Fernández.

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