Buenos Aires

Madrugada del 8 al 9 de agosto de 2018. La Plaza de los Dos Congresos de Buenos Aires luce repleta pese a la lluvia. En uno de los edificios, 38 senadores votan en contra de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y 31 lo hacen a favor. A un lado de la plaza, la llamada marea verde feminista, entre la resignación momentánea y la esperanza futura, grita "será ley". A unos metros, con vallas de seguridad y una zona neutral de por medio para evitar enfrentamientos, los llamados ‘celestes’ estallan de alegría con cánticos y fuegos artificales incluidos. Habían vencido, el aborto seguiría siendo ilegal en Argentina. Sin embargo, el debate no está cerrado y los antiaborto se preparan para intentar contener la ola verde que puede llenar las urnas el próximo 27 de octubre.

Más de un año después de la votación del Senado, Amalia Granata sigue luciendo su pañuelo celeste en su mochila a diferencia de la abrumadora mayoría de pañuelos verdes que se ven en la ciudad de Buenos Aires. Indica que eso "solo pasa en la capital, en el resto de Argentina los pañuelos celestes somos mayoría". Granata es una de las referentes del movimiento en contra del aborto, "de las pocas figuras públicas que se atrevió a dar la cara", cuentan desde el mundo televisivo. "Me llamó un periodista de La Nación, sabía mi militancia contra el aborto y me dijo que necesitaba que diera un paso adelante porque no teníamos visibilidad, y así fue", cuenta Granata.

Su participación, igual que la aparición de los pañuelos celestes, fue una "reacción" a la posible legalización del aborto que durante años parecía impensable. Esto le llevó a ser elegida este verano diputada provincial en Santa Fe, la tercera más poblada del país, después de una campaña en la que el lema ‘Salvemos las 2 vidas’ fue el eje de sus intervenciones. Su nombre no era desconocido para el público argentino: ha sido modelo, portada de PlayBoy, presentadora de televisión, tertuliana en innumerables programas y participante en una de las ediciones del Gran Hermano Famosos. Intentó ser diputada nacional en 2017, pero no lo consiguió.

Dos años después, bajo la lista Unite por la Familia y la Vida consiguió ser la tercera lista más votada de Santa Fe con más de 290.000 votos. Un éxito que no esperaban. "Consiguió captar un voto humilde que no entraba tanto en el debate pro-vida y que la votó porque la conocía de la televisión", explica un compañero de partido. Otras fuentes cercanas señalan que su perfil antiaborto está bastante alejado del ideario religioso: "Habla de una libertad sexual más cercana al pueblo y eso conecta, no es la típica celeste por motivos religiosos".

Topar con las Iglesias

Porque hablar de la posible legalización del aborto en Argentina lleva irremediablemente a toparse con la Iglesia. O mejor dicho, las iglesias. La Conferencia Episcopal Argentina se muestra radicalmente en contra. "Nos preocupa cómo se incrementan las esclavitudes que claman a Dios: la violencia en todas sus formas; la trata de personas, la explotación de los débiles, los vulnerables y empobrecidos (especialmente niños, mujeres y ancianos);las prácticas abortivas y la anticoncepción", dice en el documento del episcopado argentino El Dios de la Vida y del Amor Humano.

"Estamos a favor de la vida más allá de cualquier movimiento político", repiten desvinculando la posición oficial de la Iglesia del movimiento celeste. Una posición que además de lo ideológico tiene un punto estratégico: la posible visita del Papa. Desde la Conferencia Episcopal señalan que "no hay ningún tipo de gestión", aunque sí "una voluntad fuerte de obispos y del propio Santo Padre" y rechazan que este pueda ser un motivo para aumentar la presión contra el aborto: "no tendría nada que ver".

Pero hay comentaristas que conjeturan que un viaje de Francisco por Argentina con el aborto a punto de legalizarse no dejaría una buena estampa. Desde la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito piden el "fin de las injerencias de la Iglesia en los asuntos políticos" y que se hable "de ciencia, salud y derechos y no de religión".

Pero además de la Iglesia Católica está la evangélica, minoritaria pero en pleno proceso de crecimiento. Sobre todo en influencia. La victoria de Bolsonaro en Brasil y el apoyo que le dieron desde esta comunidad ha aumentado la lupa sobre su poder de movilización. El sociólogo Pablo Semán explica que, en primer lugar e igual que ocurre con los católicos o con cualquier grupo creyente, hablar de los evangélicos de forma general y como un conjunto homogéneo es un error. Según explica, "en Brasil el 60% de los evangélicos apostó por Bolsonaro, es un 10% más que la media, pero no es un voto monolítico".

Macri busca el apoyo del "anti"

"En el marco de una polarización brutal en la que se enfrenten el macrismo (por el actual presidente Macri) y el kirchnerismo (por el candidato de la oposición Alberto Fernández), al tiempo que el kirchnerismo pone en el centro de sus prioridades la agenda de género, las iglesias evangélicas funcionarían como catalizadoras de un voto antiaborto que no sólo congregaría a los evangélicos sino también a los católicos”, analiza. Por ello, Macri está intentando atraer este voto con reuniones con, por ejemplo, ACIERA, la principal organización evangélica, que ha mostrado su apoyo al dirigente siempre que mantenga su no al aborto.

El actual presidente está debilitado por el resultado de las primarias de agosto, unas encuestas que auguran una derrota sin paliativos y una situación económica y social que solo parece empeorar. Su coalición es próxima a la no legalización, aunque su candidato a vicepresidente votase en 2018 a favor del aborto en el Senado.

El aún inquilino de la Casa Rosada ha intentado en las últimas semanas acercarse a los celestes a partir de dichas reuniones con grupos evangélicos y católicos y asegurar el máximo número de apoyos posibles de los antiaborto. Ahora bien, sin perder una parte de los votos de los verdes, especialmente en la ciudad de Buenos Aires donde el oficialismo quiere continuar manteniendo la llave de la ciudad.

Por su parte, el favorito por las encuestas a presidir el país y por las votaciones de agosto, el kirchnerista Alberto Fernández, sí se ha mostrado partidario de la legalización después de una despenalización. Tanto durante el debate de 2018 cuando se mantenía alejado de la primera línea política como en las últimas semanas ha reafirmado que su voto sería favorable porque lo considera un asunto "de salud pública". Eso sí, no todos dentro de su coalición opinan lo mismo ni confirman que votarán a favor en alguna de las dos cámaras.

El aborto, no obstante, no está teniendo protagonismo en la campaña electoral. Básicamente porque el debate gira más en torno a la situación de crisis que vive el país y porque en ninguna coalición hay una posición unánime. Así, se puede observar cómo en todas las listas al Congreso y Senado hay verdes y celestes. E incluso de la opción intermedia, la despenalización, que permitiría quitar del Código Penal el artículo que sanciona con hasta 4 años de cárcel a las mujeres que abortan y hasta 6 a los médicos que intervienen en el proceso excepto en caso de riesgo de salud para la madre. Todas las candidaturas excepto dos.

La coalición Frente NOS quiere reivindicarse como la candidatura celeste. Su candidato a la presidencia es Juan José Gómez Centurión, un oficial retirado del Ejército Argentino, veterano de la guerra de las Malvinas, donde obtuvo la Cruz al Heroico Valor en Combate. "En estas elecciones eliges el futuro de millones de bebés. Elige al único candidato que te garantiza salvar las dos vidas" es uno de los lemas de campaña del que también fuera exvicepresidente del Banco de la Nación de Argentina. Su objetivo es conseguir ampliar los 670.000 votos que obtuvo en las primarias abiertas de agosto a partir de las referencias contra el aborto y apelando a los valores de "familia tradicional".

El caso contrario es el del partido Frente de Izquierda de los Trabajadores quien ha señalado que todos los integrantes de sus candidaturas deberán votar a favor de la legalización si se repite el debate. "Las 43 muertes al año por abortos inseguros no pueden depender de la conciencia individual de un senador o un diputado, el aborto es un derecho de las mujeres sobre su cuerpo y debemos legislar para que se cumpla en Argentina", explica la candidata a senadora por el FIT Jessica Gentile. "Tenemos un compromiso claro porque sabemos además que las que mueren son las más jóvenes y las más pobres", añade la candidata a diputada Vanina Biasi.

El debate volverá, eso está asegurado. Como lo harán los debates de si las cifras de muerte de jóvenes al año son o no exageradas; se hablará de clínicas ilegales o de los casi 1.000 euros que se llegan a pagar por tratamiento clandestino y se hará referencia a países como Uruguay o España. Pero sobre todo, volverán a ser dos mareas de pañuelos de colores, celeste y verde, en muñecas, cuellos o mochilas las que cubran las calles y 69 senadores elegidas por el pueblo argentino las que dicten sentencia.