Las 14 'Escolas de samba' de Río han apostado por un desfile marcado por la defensa de la tolerancia y la diversidad que se interpreta como un desafío a la ola conservadora que transformó a Jair Bolsonaro en presidente de Brasil. 

Mangueira, una de las 'Escolas' más populares y premiadas, homenajeó a la concejala Marielle Franco, asesinada en 2018. Franco era una activista negra y lesbiana que  denunciaba la violencia policial en las 'favelas' y fue asesinado a tiros en marzo del año pasado, en un atentado que sigue impune. Casi un año después del asesinato de Franco no se ha juzgado a nadie. Pero se sospecha de un grupo de milicias cuyos familiares figuraban entre los empleados de Flavio Bolsonaro, hijo del presidente. 

Flavio Bolsonaro está también en el punto de mira por un presunto caso de corrupción en sus años de diputado en la Asamblea del estado de Río. Muchos van disfrazados de naranjas, en referencia a los llamados 'laranja', testaferros y falsos candidatos utilizados por la campaña de Bolsonaro y sus hijos para desviar financiación electoral.

En los desfiles se ven también hombres vestidos de rosa con carteles con la frase: “Los niños visten rosa”, en una referencia a la declaración de la nueva ministra de Derechos Humanos, Mujer y Familia, Damares Alves. Se trata de una pastora evangélica que, en su discurso de toma de posesión dijo que en la nueva era brasileña, "los niños visten de azul y las niñas de rosa".

La sátira es el arma de las 'Escolas de Samba' cariocas que han visto bajar el presupuesto público dedicado a sus actividades, desde que el pastor evangélico Marcelo Crivella, asumió la alcaldía de Río. Para protestar, una escuela decidió presentar una gran cabeza de Crivella con dos cuernos rojos, un reto que terminó con el despido del director de la escuela y su retirada del Sambódromo.

Una comparsa provocó especial enfado entre la bancada de los evangelistas, uno de los principales apoyos de Bolsonaro, al representar una pelea entre Satanás y Jesús en la que parece ganar el primero. La bancada expresósu “profunda indignación y repudio al espectáculo ofensivo e irrespetuoso al vilipendiar y escarnecer al Señor Jesucristo y nuestra fe". “Eso no es arte, es crimen”, zanjaron los evangelistas.