El 1 de enero de 2019 Jair Bolsonaro subirá la rampa del Palacio de Planalto para tomar posesión. Será el 38º Presidente de la República brasileña y lo que se puede esperar de su Gobierno sigue siendo una incógnita. Con un programa electoral lleno de contradicciones, sin experiencia en cargos de responsabilidad y un discurso desbocado, los analistas que han seguido de cerca su ascenso político coinciden en que es difícil prever lo que puede pasar en su mandato.

“Bolsonaro jamás ha ocupado un cargo importante, nunca ha tenido que llegar a acuerdos con otros partidos y tendrá que demostrar que tiene capacidad para hacer todo esto. No basta con sentarse en la silla, luego hay que merecerla”, decía entonces a este periódico Paulo Sotero, director del Instituto de Estudios Brasileños del Wilson Center, en Washington.

Lo que, poco a poco, se va clarificando es la composición de su Gobierno y, fiel a sus principios, las elecciones de Bolsonaro para algunas de las carteras no están exentas de polémica.

De superjuez a superministro

Ni una semana había pasado de las elecciones y Bolsonaro soltaba la primera bomba: Sergio Moro, el azote de la corrupción brasileña, el responsable por encarcelar al expresidente Lula da Silva, sería su ministro de Justicia. Estaría al frente un superministerio formado por la unión del Ministerio de Justicia con el de Seguridad Pública, por lo que tendría a su cargo la Policía Federal también.

El juez, que hace dos años aseguró que “jamás” entraría en política y que defendía que "los mundos de la política y la justicia no deben mezclarse”, se contradecía y aceptaba la invitación de Bolsonaro para “implementar una fuerte agenda anticorrupción". Muchos han visto en este movimiento un primer paso para una futura candidatura a la presidencia de Brasil en 2022. Bolsonaro ha insistido muchas veces en que será un presidente de un sólo mandato y la elección de Moro para la Justicia hizo saltar las alarmas.

Además, el Partido de los Trabalhadores, que ha acusado a Moro de persecución política y de liderar un golpe en contra del partido y de Lula en concreto, ha aprovechado la ocasión para recrudecer sus críticas e insistir en que todo el proceso contra Lula fue una maniobra política para impedir que el expresidente llegara al Palacio de Planalto otra vez.

El astronauta

Al igual que Pedro Sánchez en España, Bolsonaro también ha nombrado a un astronauta para la cartera de Ciencia. Se trata del teniente-coronel Marcos Pontes, el primer astronauta brasileño y sudamericano. Expiloto de cazas, con un máster en ingeniería de sistemas, Pontes participó en la misión Soyuz TMA-8 a la Estación Espacial Internacional, junto con un astronauta ruso y otro americano. El ingeniero, de 54 años es también uno de los varios militares que integran el Gobierno de Bolsonaro. En 2014 hizo su primera incursión política, al presentarse a las elecciones para diputado estatal en Sao Paulo, aunque no haya conseguido ser electo. 

Generales con cartera

Además del propio presidente electo, un excapitán del ejército, el Gobierno de Bolsonaro cuenta con cuatro militares más, hasta la fecha, aunque es posible que se incorpore alguno más. El ya citado ministro de Ciencia es uno de ellos, al que se suman el ministro de Defensa, el de Seguridad Institucional y su vicepresidente.

El general Hamilton Mourão, número dos de Bolsonaro, fue el primero en ocupar esta lista. Sin embargo, la relación entre los dos no es la mejor y, durante la campaña, han sido muchas las contradicciones y desmentidos entre ambos. Para esto contribuye el hecho de que, en caso de impeachment, el segundo de la fila sea Mourão. Bolsonaro lo sabe y ha decidido mantener las distancias.

Para la cartera de Seguridad Institucional, el Bolsonaro ha elegido al general Augusto Heleno, defensor de la mano dura en las acciones policiales y de la máxima de “derechos humanos sólo para las personas rectas”.

El general Fernando Azevedo e Silva, será el ministro de Defensa. Es el más político de todos, y ha ocupado cargos en tres gobiernos anteriores. 

La actriz de telenovela

Aún no está confirmado pero uno de los nombres que suena con fuerza es el de Maitê Proença, una conocida actriz de telenovelas brasileñas que podría dar el salto a la política con Bolsonaro. Según la propia actriz contó al periódico O Globo, su nombre habría aparecido entre los posibles para asumir la cartera de Medio Ambiente. “La idea es sacar el tinte ideológico al que está asociado el sector ambiental. Traer un nombre que pueda abrir las puertas que se cierran para los ecologistas. Un nombre conectado con las causas ambientales pero que circule en los medios de manera imparcial. Y que pueda poner el ministerio por encima de tonterías políticas. Estoy de acuerdo con todo pero mi nombre es solo una posibilidad”, dijo la actriz.

El Ministerio de Medio Ambiente es uno de los más sensibles del Ejecutivo de Bolsonaro, por la problemática del Amazonas. El presidente electo llegó a lanzar la posibilidad de unir los ministerios de Medio Ambiente y Agricultura, iniciativa muy criticada por los ecologistas, por el obvio conflicto de intereses entre las dos carteras. Durante la campaña, Bolsonaro llegó a decir que Brasil podría salir del Acuerdo de París para el cambio climático, aunque luego reculó y dijo que Brasil sí se mantendría dentro del pacto, pero sin que eso afectara la soberanía brasileña sobre el Amazonas. 

Además de los temas ambientales se teme por las tribus indígenas que viven en el Amazonas. En una entrevista en campaña, Bolsonaro consideraba que la deforestación de Amazonas se debía no a la tala excesiva por parte la industria maderera sino al aumento de lapoblación indígena. Además, aseguró que no señalaría las tierras indígenas, una exigencia histórica que garantiza la conservación de sus modos de vida, diciendo que “el indio ya tiene demasiada tierra, vamos a tratarlos como seres humanos. Ni un milímetro para tierras indígenas”.

El economista liberal

“Le preguntaré a Paulo Guedes”. Esta fue una de las frases más repetidas de Bolsonaro durante la campaña. El entonces candidato confesaba “no entender nada de Economía” y Guedes fue su brazo derecho desde el principio. Formado en Escuela de Chicago, Paulo Guedes, futuro ministro de Economía, es un economista ultraliberal, defensor del Estado mínimo y de la privatización de servicio y empresas públicas. “Si se privatizara todo, la deuda pasaría a cero. Si privatizas la mitad, la deuda pasa a la mitad”, así de sencilla es la fórmula repetida por Guedes en varias entrevistas. Bolsonaro recurrió a él después de que le acusaran de no dominar el tema económico y desde entonces protagonizan una relación perfecta. 

Los demás

Otro de los superministros de Bolsonaro -además de los que ocupan la cartera de Justicia y Economía- es el elegido para la Casa Civil, el Jefe de Gabinete de la Presidencia de la República. Se trata de Onyx Lorenzoni, veterinario, diputado por quinto mandato consecutivo y uno de los más férreos opositores al PT. Tal y como Bolsonaro, luchó en la cámara por el impeachment de Dilma Rousseff. Pese a la posición anticorrupción de Bolsonaro, este es uno de sus ministros manchados por ese delito. Lorenzoni aparece referenciado en el testimonio de un ejecutivo de la empresa JBS, en el que es acusado de recibir 100.000 reales no declarados para la campaña de 2014.

El pastor evangélico Magno Malta, es otro de los nombres seguros del Gobierno de Bolsonaro pero aún no tiene cargo. Podría ocupar el ministerio de Familia, una cartera de nueva creación que incluiría los Derechos Humanos y el Desarrollo Social. Conocido por su oposición a la ideología de género, en 2015 pronunció declaraciones muy polémicas sobre "la agenda progresista de la izquierda". "En tiempos de relativización moral exacerbada, la agenda progresista incluirá también la relativización de la pedofilia. No digáis que estoy loco o paranoico", dijo.

Para la cartera de Educación, Bolsonaro ha elegido a un ultraconservador, profesor del Ejército brasileño que, desde las redes sociales, llamaba a terminar con los "escombros marxistas en las escuelas". Se trata del colombiano Ricardo Vélez Rodríguez que publicó, el mes pasado, en un blog, un texto diciendo que los brasileños se volvieron "rehenes" de un sistema de enseñanza "ajeno" a la vida de las personas y "afinado" con un intento de "adoctrinamiento de índole cientificista" y "encuadrado en la ideología marxista". En las aulas, dice, se ha intentado " desmontar los valores tradicionales de la sociedad, sobre la preservación de la vida, de la familia, de la religión, de la ciudadanía, en suma, del patriotismo". 

El futuro ministro comparte muchas de las ideas más conservadoras de Bolsonaro sobre la educación y cuenta con el visto bueno de los evangélicos, por tener un perfil alejado de la izquierda y ser capaz de "dar prioridad al derecho constitucional de la familia de educar".  

Para el resto de carteras más importantes ya se conocen los nombres de la diputada Tereza Cristina Correa como titular de Agricultura, el diplomático Ernesto Araújo para Relaciones Exteriores,  el diputado Luiz Henrique Mandetta para Sanidad y el abogado Gustavo Bebianno, será el futuro secretario general de la Presidencia, órgano con estatus de ministerio.